La cultura como antídoto contra la radicalización en Marruecos
Casablanca (Marruecos), 25 may (EFE).- Los jóvenes de Sidi Moumen, el barrio donde se criaron los terroristas de los atentados de Casablanca de 2003, tienen un refugio donde dar rienda suelta a su creatividad con teatro, danza o música. Es la cultura como antídoto a la radicalización, una fórmula exitosa que la Fundación Ali Zaoua aplica en cinco ciudades de Marruecos.
La fundación, creada hace diez años por el director de cine marroquí Nabil Ayouch tras relatar la historia de esos yihadistas en su película 'Los caballos de Dios', lleva ya una década promoviendo la cultura y el arte en barrios marginados de Marruecos para luchar contra el extremismo en las filas de los jóvenes y proporcionarles oportunidades de trabajo.
En estos años, al centro de Sidi Moumen le han ido siguiendo otros en Tánger, Marrakech, Agadir y Fez, donde 4.500 jóvenes se benefician ahora de todo tipo de clases como fotografía, circo, canto, teatro... y también talleres sobre emociones o relaciones tóxicas.
El más grande sigue siendo el original, 'Les Étoiles' de Sidi Moumen, con 1.200 alumnos y que este jueves acogió un acto especial para conmemorar el aniversario al que acudieron alumnos de diferentes ciudades marroquíes.
Fuegos artificiales en lugar de bombas
Se ubica en el barrio de los arrabales de Casablanca conocido por ser el lugar de origen de los doce suicidas de entre 20 y 23 años responsables de los atentados de 2003 en la urbe que cobraron la vida de 33 personas. Antes chabolista, Sidi Moumen se ha transformado completamente y ahora es un barrio de clase media conectado con el centro por un moderno tranvía.
En el acto estuvo presente la música folclórica marroquí, el hip hop, el teatro improvisado o el breakdance, de manos de grupos artísticos infantiles y juveniles formados en los centros de la fundación.
En el mismo sitio donde hace dos décadas se fabricaban cinturones explosivos, los jóvenes celebraron con fuegos artificiales, simbolizando la transformación de un lugar marcado por el adoctrinamiento extremista a un espacio de expresión y aprendizaje artístico.
Ayouch, presente en la celebración, afirma que "no hay una fórmula mágica para erradicar el extremismo, pero sí condiciones previas que pueden permitir a los jóvenes sin esperanza encontrar otras formas de expresión más allá de la radicalización".
"(El centro) es un medio de expresión que permite liberar las angustias y temores y esa inquietud que a veces roe por dentro y puede suscitar pensamientos sombríos y lúgubres, pero al exteriorizarlos, se transforman en algo constructivo mediante el arte y la cultura", asegura a EFE.
La directora de la fundación, Sophia Akhnisse, destaca los cambios positivos en Sidi Moumen desde la apertura del centro 'Les Étoiles', que ha alterado la percepción que tienen los residentes de sí mismos y la imagen que el resto de Casablanca tiene del barrio.
"Los jóvenes ahora se sienten orgullosos de pertenecer a un barrio donde se valora la cultura y el arte, y un 20 % a 30 % de los asistentes al centro provienen de distritos más acomodados", explica.
Convertir la angustia en arte
Para el sociólogo egipcio Ammar Ali Hassan, especializado en sociología política, "la cultura es fundamental para desarrollar la capacidad de cuestionar lo establecido y para forjar una visión propia de uno mismo, la sociedad y el mundo".
Según Hassan, actúa como un antídoto contra el extremismo y el terrorismo, que a menudo comienzan con ideas o teorías que parecen lógicas para una mente incapaz de analizar, estudiar, criticar y desmontar esos discursos.
El investigador marroquí Driss Ksikes, también profesor de medios y cultura en la Escuela Superior de Gestión (HEM, en sus siglas en francés), señala que "la cultura es una herramienta para comprenderse a uno mismo, nuestra historia y pertenencia, y para reconocer nuestras enormes capacidades humanas en términos de imaginación y creación".
Ksikes enfatiza que, aunque el extremismo surge del aislamiento y la alienación, la cultura por sí sola no es suficiente: es imprescindible generar esperanza mediante soluciones económicas para los jóvenes de barrios marginados.
En 2023, en respuesta a la necesidad de este tipo de salidas para los jóvenes, la fundación de Ayouch inauguró la Academia de Profesiones Culturales, destinada a profesionalizar los sectores de las industrias culturales y creativas en Marruecos, y aumentar así la empleabilidad de los beneficiarios.
La academia, abierta a jóvenes de barrios desfavorecidos, busca fomentar el desarrollo de nuevos proyectos culturales y artísticos, formando directores de este tipo de centros, gestores de proyectos culturales, mediadores y asistentes culturales.
"Observar a chavales de ambos sexos que, inicialmente reservados y tímidos, se atreven a subir al escenario para bailar y cantar, desatando y canalizando su energía, nos inspira a seguir adelante", concluye Ayouch.
Mohamed Siali
(c) Agencia EFE