Día cero: un Robert De Niro enorme salva los baches de una serie que no encuentra su rumbo
Día cero (Zero Day, Estados Unidos/2025) Dirección: Lesli Linka Glatter. Showrunner: Eric Newman. Elenco: Robert De Niro, Lizzy Caplan, Jesse Plemons, Joan Allen, Dan Stevens, Angela Bassett y Connie Britton. Disponible en: Netflix. Nuestra opinión: regular.
Hace algún tiempo, Ben Affleck aseguró que, hoy en día, su película Argo hubiera sido una serie de televisión. La reflexión de Affleck tenía que ver con que actualmente el cine parece vidriera solo para grandes super producciones, mientras que los dramas o los thrillers encuentran en el mundo de las series su único hábitat posible.
Pero la contundencia con la que pega Argo (que de hecho, ganó un Oscar a Mejor película, aunque eso tampoco sea aval de calidad), probablemente se hubiera diluido de haber sido fragmentada en varios episodios. Y mucho de eso es lo que sucede con Día Cero, la nueva ficción de Netflix, protagonizada por Robert De Niro.
La acción comienza con un ciberataque a gran escala contra los Estados Unidos, que deja un verdadero tendal de muertos. Desde celulares a torres de control, pasando por televisores, sistemas ferroviarios y tecnología aplicada a la medicina, la totalidad de dispositivos electrónicos dejaron de funcionar, provocando instantáneamente choques, apagones e infinidad de accidentes que dejaron un elevado saldo de víctimas fatales.
Ante un golpe de dicha magnitud, el Gobierno de los Estados Unidos no sabe hacia dónde mirar. Nadie puede dar certeza si se trató de un ataque extranjero o si fue algún tipo de grupo paramilitar interno, pero la amenaza de un segundo atentado pone en alerta a las máximas autoridades del país, que deciden convocar a uno de los políticos de mayor imagen positiva que pasó por la Casa Blanca .
George Mullen (De Niro) es un expresidente que concluyó su primer mandato, sin interés por postularse a una reelección, con el apoyo de una gran cantidad de votantes. Retirado y abocado a observar a la distancia la arena política, Mullen es convocado por la presidenta en funciones Evelyn Mitchell (Angela Bassett) para liderar un comité que investigue quién fue el responsable del atentado tecnológico. Para lograr dicho cometido, le serán otorgados poderes especiales que tensan considerablemente los límites de la vida en democracia. Mullen acepta el encargo, pero a medida que su investigación avanza, él no solo se encontrará encerrado en innumerables callejones éticos, sino que también deberá lidiar con un posible cuadro neurodegenerativo, que lo llevará a dudar de su percepción de la realidad.
Los seis episodios que integran Día cero tienen varios de los condimentos habituales que proponen las series de Netflix: un punto de partida ganchero, personajes que desbordan carisma y un juego de muñecas rusas en los que, al final de cada capítulo, un nuevo conflicto se detona para así invitar al público a las maratones televisiva s (“¡La vi en una noche!” resulta que es una medalla actual). Claro que por sobre todo eso, lo verdaderamente importante es que Día cero cuenta con un elenco soberbio, de figuras muy conocidas que sostienen un relato que por momentos hace agua.
Día Cero sufre de un vicio que adolecen muchas series de la era streaming, y es abusar de las dichosas vueltas de tuerca como herramienta narrativa. Lo importante es acumular horas de visionado, mantener al televidente atado a la silla dándole play al siguiente capítulo, para terminar una serie que probablemente en dos o tres semanas ya ni recuerde de qué se trataba (un poco como le pasa al propio Mullen, a fin de cuentas, que no se acuerda bien quién le dijo qué). Y sí, probablemente Día cero sea lo más visto durante la próxima semana, hasta que aparezca la siguiente super producción, que ojalá, tenga otras bondades.
Aunque sí, más allá de las grandes actuaciones de Jesse Plemons, Lizzy Caplan, Dan Stevens y Matthew Modine, todos ellos enormes en sus roles, resulta impresionante ver una vez más a De Niro como el sostén de todo. La grandeza de este actor no se diluye jamás, y las torpezas del guion las salva un De Niro monstruoso , capaz de encantar a los espectadores con un talento desmedido que, a fin de cuentas, termina siendo la mayor virtud de Día cero.