Los últimos días de Lee Sun-kyun, el actor de Parasite: un chantaje, una fuerte presión mediática y un ruego desesperado a la policía

Un día después de conocerse la noticia de la muerte por aparente suicidio de Lee Sun-kyun, el actor surcoreano que formó parte del elenco protagónico de la premiada película ganadora del Oscar Parasite, su abogado reveló los pormenores del último interrogatorio que había atravesado el intérprete el sábado pasado, en relación con la denuncia sobre su consumo de drogas ilegales y la investigación sobre el plan de extorsión del que Lee habría sido víctima. Según su representante legal, presente durante las 19 horas que duró la entrevista de la policía, en ese último encuentro el actor había solicitado que sus próximas convocatorias para declarar fueran hechas sin que se notificara públicamente sobre ellas. El pedido de discreción fue rechazado por la policía aun cuando, según el abogado, Lee le rogó a los investigadores que le evitaran el escrutinio de la prensa, que ya había padecido en varias ocasiones desde que en octubre pasado se dio a conocer su involucramiento en el caso.

Un día antes de que el actor de 48 años fuera encontrado sin vida dentro de su auto en el parque Waryong Park en Seúl su representante legal había dicho en una entrevista que su cliente sentía que la publicidad dada a su caso se le hacía demasiado pesada de sobrellevar.

El fatal desenlace de Lee , uno de los actores más reconocidos del cine y la TV coreana, sacudió a la sociedad de su país que empezó a cuestionar los métodos de la policía en su lucha contra las drogas alentada por el gobierno conservador, además de la responsabilidad que le cabe a los medios en la destrucción pública de los investigados. En este caso, a partir de una investigación llevada a cabo en un local nocturno sospechado de proveer drogas a su exclusiva clientela integrada por empresarios poderosos y celebridades, el nombre del actor se filtró a la prensa como uno de los posibles implicados. Los medios no solo difundieron detalles del caso que incluían a la gerenta del bar suministrando estupefacientes a los habitués y el plan de chantaje que ella y sus socios habían elucubrado para extorsionar a Lee por su consumo ilegal, sino también supuestas pruebas del romance extramatrimonial del actor con la mujer ahora encarcelada.

Al velatorio del intérprete asistieron reconocidas figuras del mundo cultural coreano como Bang Joon-ho, el director de Parasite, convertido casi en héroe nacional en 2020 luego de ganar cuatro premios Oscar por el film, incluido el codiciado galardón a mejor película, y Lee Jung-jae, el reconocido protagonista de El juego del calamar, una señal de apoyo póstuma para su colega y amigo. Casi en simultáneo con la despedida de los suyos y el creciente rechazo del público al accionar policia l, los voceros de la fuerza pública defendieron su proceder en el caso: el jefe de la policía metropolitana le dijo a la prensa que todo el proceso de investigación estaba justificado y que el actor les había dado su consentimiento al participar en los interrogatorios que según él, “eran necesarios para que Lee diera su versión de los hechos y fueron realizados en presencia de su abogado”.

Desde el otro extremo del espectro político, el expresidente Moon Jae-in, un abogado dedicado a los derechos humanos antes de ingresar en la política, criticó los procedimientos policiales llevados a cabo ante el ojo público en sus redes sociales: “Se tiene que terminar la costumbre de exhibir exageradamente a los sujetos de una investigación al hacerlos participar de una sesión de fotos que hace mucho daño a su honor y carácter y puede impulsarlos a tomar una decisión drástica”.

Parte de los hallazgos de la investigación revelaron que los análisis toxicológicos a los que se sometió el actor en varias ocasiones dieron siempre resultados negativos y que Lee sostenía que había sido engañado por quien le había proporcionado lo que creía que eran pastillas para dormir y que luego descubrió que era ketamina. Además, tras el último interrogatorio, los medios consignaron que el equipo legal del actor había solicitado que se lo sometiera a una prueba con detector de mentiras que podría probar que decía la verdad. Lo cierto es que muchos analistas opinan ahora que la controvertida campaña pública implementada por el gobierno coreano que busca aplicar sus estrictas leyes antidrogas no solo a los traficantes sino también a los consumidores convirtió a uno de sus artistas más reconocidos en el símbolo de sus excesivas prácticas.