Las denuncias de acoso contra Plácido Domingo y las reacciones por su comunicado

MADRID.- El selecto mundo de la lírica se debate en España entre dos extremos: condenar o preservar de todo mal a una de sus máximas figuras, el tenor Plácido Domingo, antela denuncia de mujeres que dijeron haber sido acosadas por esa suerte de "dios" de la ópera.

La primera consecuencia no vino de España, sino de los Estados Unidos, de donde partió la denuncia. La Orquesta de Filadelfia le canceló una actuación para el 18 de septiembre, fiel a su compromiso de "mantener un entorno sano" para sus actividades. En España, donde el lenguaje describe lo denunciado como supuestamente ocurrido "en los ochenta del siglo pasado", el matiz del tiempo y del anonimato atenúa los dardos contra su figura emblemática. Las reacciones y los pronósticos sobre su futuro se dividen, pero tienden a ser más benignos. "Me sorprende mucho todo esto que se dice, porque me consta que es un caballero", dijo enseguida la soprano y presidenta de la Sociedad General de Actores (SGAE), Pilar Jurado.

A pesar de su vehemencia, la cantante no llegó a poner las manos en el fuego. "No puedo hacerlo. Es complicado, porque ignoro lo que ha vivido otra gente. Lo que sí puedo decir es que conmigo siempre ha sido un caballero", matizó.

No tuvo la misma prudencia al arrojar alguna piedra, aunque sin blanco preciso, al asegurar que era el "caballero" quien sufría la "persecución" de mujeres que se acercaban por interés a quien ya era una figura poderosa en el mundo operístico.

Pero se sabe que el hombre es "uno y su circunstancia". Con una cultura machista y una lastimosa estadística de violencia de género, España es uno de los países europeos donde el movimiento de reacción feminista #MeToo más fuerte ha prendido. El discurso "políticamente correcto" acoge el mensaje y lo repite, para martirio de quienes despotrican contra el "fanatismo que destroza una carrera sin prueba alguna".

En ese contexto, y con denuncias que difícilmente lleguen a esclarecerse, es complicado imaginar que Domingo salga de esta tan puro como el lunes y sin el peso que trajo la denuncia del martes. Hay quienes se cubren ante eventuales contrataciones. El Palau de les Arts de Valencia, con el que tiene una larga e intensa relación, saltó al ruedo para condenar "cualquier clase de acoso laboral o violencia machista en la sociedad y en el mundo de la cultura en particular". Dicho esto, informó su intención de "esperar" a que se "aclaren los hechos" para adoptar "alguna medida". Domingo tiene previsto actuar allí en diciembre en una versión de Nabucco.

Nadie se atrevía ayer a poner en duda su presencia por imperio de las denuncias. Entre otras razones, porque no hay nada que demuestre intención judicial alguna de "aclarar situaciones", como sostiene el comunicado, con hechos que datan de 30 años atrás. Como suele ocurrir en estos casos, el acusado respondió con un mensaje en el que, con sentimiento avergonzado, rechaza cargo alguno. "Es doloroso pensar que pude haber molestado o hecho sentir incómodo a alguien a pesar de mis mejores intenciones", sostuvo.

Pero el párrafo más sugerente -y subrayado por la prensa local- es el que apunta que "los estándares y reglas por los cuales somos medidos hoy son muy diferentes de lo que eran en el pasado". La historia de lo ocurrido con estas mujeres y Domingo se convirtió en trending topic en las redes locales, y precisamente ese párrafo, en el que desliza la idea de que antes "podían" hacerse cosas "que hoy no", figuró entre lo más repetido. "Es que hace 40 años no había quien reaccione", dijo más de uno. Más allá de esas reflexiones, la estrella no niega de plano nada. Sí afirma que son expresiones "preocupantes", pero "inexactas".

Publicada en el servicio de noticias de la agencia Associated Press y reproducida por medios de todo el mundo, la investigación abreva en el testimonio de más de una treintena de personas. Nueve mujeres dicen haber sido acosadas sexualmente. Dos de ellas admiten haber tenido relaciones "contra su voluntad", por temor a un perjuicio en la carrera. Una de ellas explicó que Domingo pasó su mano por debajo de la falda y otras tres, que las besó sin consentimiento. "Supuestamente era una comida de negocios. Pero es raro que alguien ponga la mano sobre tu rodilla en un encuentro así. Siempre te tocaba de alguna manera y te intentaba besar", precisó otra de las denunciantes.

Otra docena de mujeres reconoció "obvias e incómodas sugerencias". Solo una de ellas, la mezzosoprano Patricia Wulf, quien actuó con él en Washington en los años 90, dio su nombre. Todas las demás son denuncias anónimas. Otra treintena de personas dijeron que el comportamiento de Plácido era "comidilla" en el mundo lírico, donde se repetían consejos del orden de "no te quedes sola con él bajo ningún concepto".

No es la primera vez que una denuncia de esta magnitud sacude a este narcisista y acotado mundillo, que en los últimos meses se cebó, sobre todo, con directores de orquesta. En agosto del año pasado, el italiano Dannielle Gatti fue desplazado de la orquesta del Concertgebouw de Ámsterdam, donde se desempeñaba como director titular, por denuncias de acoso y conducta impropia.

"Se está acabando la omertá en este mundillo", sostuvieron algunos. En su momento, grandes directores y figuras fueron endiosadas pese a su difícil temperamento, trato autoritario y abuso. Hoy, en tiempos del #MeToo, ninguno de ellos tendría garantizada la impunidad de la que pudieron gozar en el pasado.