Diez claves para entender la nueva etapa de los Globo de Oro, el primer premio de la temporada alta de Hollywood
Desde la prensa de Hollywood se transmitió al mundo durante largos años la idea de que los Globo de Oro funcionaban como anticipo perfecto de la ceremonia del Oscar. La creencia sobrevivió a unas cuantas modas, épocas y tendencias, afirmada en dos hechos incontrastables: es la primera gran fiesta de la temporada alta de premios y es al mismo tiempo (o lo fue hasta hace un par de años) el encuentro social que nadie quería perderse. Una ceremonia bien regada con las mejores bebidas, la asistencia casi perfecta de los nominados y un clima ideal de camaradería fortalecieron año a año la creencia de que no había mejor predictor del Oscar que el premio que venía siendo otorgado desde 1944 por la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood (HFPA).
Todo cambia a partir de este año. La HFPA no existe más, disuelta luego de una sucesión de escándalos, sospechas de venalidad y cuestionamientos a la escasa disposición de sus escasos 100 endogámicos miembros a ampliar sus exiguos criterios de diversidad. A partir de este año, el Globo de Oro es una marca registrada con fines de lucro, que sus nuevos dueños (el multimillonario empresario Todd Boehly y Dick Clark Productions, especializada en organizar eventos como el show de fin de año en Times Square y grandes emprendimientos televisivos) quieren convertir en la gran puerta de entrada de cada nueva temporada de premios. Por lo pronto, ya anunciaron que la entrega de los Globo de Oro no se moverá de aquí en adelante: siempre se hará el primer fin de semana del nuevo año.
Con ese espíritu comercial más elevado que nunca, aunque detrás de todos los fastos aparezcan promesas de vastas acciones benéficas y filantrópicas que llevarán el mismo nombre, los Globo de Oro quieren ser vistos por el mundo como “la fiesta más grande de Hollywood”, según auguró su máxima cabeza creativa, el experiodista y reconocido experto en premios Tim Gray. ¿Tendremos finalmente que reconocer al final de todo el poder de los Globo de Oro para predecir el Oscar? Aquí se enumeran algunas claves de la nueva etapa que se inaugura este domingo y podrá seguirse en vivo desde las 22 (hora argentina) a través de TNT y HBO Max.
1) ¿Qué premios se entregan este domingo?
En el cuadro de las dos principales categorías aparece el mayor equívoco. Cuesta identificar como predictor del Oscar a un premio que duplica el premio principal (mejor película) y lo aplica a dos perspectivas diferentes y simultáneas a la vez: mejor drama y mejor comedia y/o musical. En todo caso queda planteada la salida más fácil, porque los títulos nominados se multiplican por dos y alguno de ellos terminará llevándose el premio, proyectando ese triunfo hacia el Oscar. En este caso, mirando hacia adelante, siempre hay que tener en cuenta a los dramas. Oppenheimer es hoy el candidato a vencer.
2) Los nombres más fuertes
La lógica de los Globo de Oro propone, al menos desde la teoría, una vidriera amplia de títulos con potencial ganador. A diferencia del Oscar, los Globo de Oro admiten seis títulos por categoría. Con semejante cantidad en competencia, el diseño del premio garantiza al menos desde los papeles que nunca habrá algún favorito excluyente. Lo que promueve por lo tanto este escenario es la apariencia de una pelea que persiste hasta último momento para ver quién es el ganador. Pero en el fondo no hay sorpresas. En el caso de la (doble) mejor película el premio no saldrá de Oppenheimer, Los asesinos de la luna (drama), Barbie y Pobres criaturas (comedia y/o musical)
3) Inflación de actores
Como en el caso de las películas, el Globo de Oro se duplica en el caso de los premios a los intérpretes en roles protagónicos. Se vota dos veces por el mejor actor y la mejor actriz, también separados según se trate de dramas o comedias y/o musicales. La inflación de actores es evidente. Pero hay un solo premio para los actores secundarios y otro para las actrices, sin distinción de género. ¿Cómo se justifica esa discriminación? En el fondo así se termina rebajando el valor y el significado del premio. Quienes organizan el Globo de Oro parecen más interesados en sumar invitados que en alentar posibles alternativas o sorpresas.
4) Nombres que no cambian
En el caso de los actores, la conformación de las listas de nominados también puede resultar engañosa. De los posibles ganadores no falta ninguno de los nombres que ya se empiezan a mencionar para el Oscar (Bradley Cooper, Paul Giamatti, Lily Gladstone, Emma Stone, Margot Robbie, Robert Downey Jr., Ryan Gosling, Da’Vine Joy Randolph) junto a apariciones inesperadas: Joaquin Phoenix (por Beau tiene miedo, no por Napoleón), Jennifer Lawrence (Hazme el favor), Nicolas Cage y hasta la actriz finlandesa de Hojas de otoño, Alma Pöysti. Pero, como siempre, balanza se inclinará una vez más por los favoritos.
5) Lo que el Oscar no se animó a hacer
Pensando en el rating y el impacto de esta suerte de renacimiento que quiere dársele al premio, los nuevos dueños del Globo de Oro impusieron una nueva categoría. Habrá un premio al “mejor éxito cinematográfico y de taquilla”. La Academia de Hollywood quiso hacer lo mismo en 2018 pero no pudo avanzar por una avalancha inmediata de reacciones adversas en una idea que cuesta fundamentar. Se utilizó como criterio el haber recaudado en la taquilla global al menos 150 millones de dólares. ¿Y cómo se mide la popularidad de las producciones grandes que llegan directamente al streaming? ¿Debería surgir como espejo del Top 10 de las películas más vistas? Allí aparece hasta el documental de Taylor Swift, The Eras Tour. Otra presencia de lujo asegurada en la fiesta. “Puede sentarse donde quiera”, dijeron los organizadores sobre el lugar expectante que ocupará la máxima estrella pop del momento en las mesas del Beverly Hilton.
6) Exclusividad no hablada en inglés
Las reglas del Globo de Oro permiten este año que una película que no fue propuesta oficialmente para el Oscar internacional pueda ganarse el premio. Anatomía de una caída (ganadora de Cannes 2023) no fue este año la opción que Francia presentó a la Academia de Hollywood pero tranquilamente podría llevarse el premio que hace un año recibió Argentina, 1985 , el de mejor película no hablada en inglés. Lo más curioso es que en ese aplaudido largometraje los personajes hablan mucho tiempo en esa lengua.
7) El sueño de la diversidad propia
El golpe de timón que enderezó a los Globo de Oro fue recibido como la única opción posible para el rescate de un premio que de otra manera se hubiese encaminado a una inexorable desaparición . De no alcanzar ni un centenar de votantes en los últimos y cuestionados años de la HFPA se pasó ahora a un padrón de casi 300 miembros, representantes de 76 países (incluida la Argentina). Casi la mitad son mujeres y los nuevos dueños destacaron la contundencia de la actual diversidad étnica y racial. ¿Es una deliberada adecuación a estos tiempos de corrección política que resulte bien visible? Seguramente, pero más fuerte es el acento en la búsqueda de un mayor alineamiento con el Oscar: temáticas, candidatos y perfil cada vez más parecidos entre ambas ceremonias.
8) La comedia está servida
Como los Globo de Oro premian también a la TV y a las “nuevas pantallas” se decidió agregar este año una segunda categoría nueva: mejor actuación en stand up comedy como reacción a una tendencia firme. Los especiales de Ricky Gervais y Dave Chappelle que acaban de llegar a Netflix aparecen en lo más alto en las listas globales de los máximos favoritos del público. Lo que no parece a la altura del premio (que tiene este año entre sus nominados a Trevor Noah, Chris Rock, Amy Schumer, Sarah Silverman y el propio Gervais) es la elección del maestro de ceremonias que tendrá la fiesta, Jo Koy, una figura de cierta popularidad en el género, pero con una trayectoria que nunca alcanzó demasiada relevancia.
9) ¿Y el premio a la trayectoria?
Si el Globo de Oro quiere configurarse cada vez más a imagen y semejanza del Oscar empezó con el pie equivocado. Decidió replicar la peor idea avalada por la Academia de Hollywood en los últimos años: sacar de la ceremonia principal a los premios (algunos de ellos humanitarios) que distinguen a grandes figuras por su trayectoria. En el caso de los Globo de Oro, la estatuilla que lleva el nombre de Cecil B. DeMille reconoció siempre a nombres de ilustre historia. A ellos les debemos algunos de los mejores momentos de las fiestas de los últimos años.
10) Por una fiesta en paz
Para hacer realidad el deseo de parecerse cada vez más a la fiesta madre de Hollywood, lo primero que hizo la nueva plana mayor del Globo de Oro fue confiar la producción y dirección de la ceremonia a Glenn Weiss, un veterano de mil batallas en la temporada alta de premios. Estuvo varios años al frente del Oscar, del Emmy, del show del entretiempo del Super Bowl y hasta de las fiestas musicales de fin de año en Times Square. Pero Weiss también fue el responsable del Oscar que pasó a la historia por el cachetazo de Will Smith a Chris Rock y allí todo se le fue de las manos. Veremos este domingo qué aprendió de aquél papelón histórico.