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CIUDAD DE MÉXICO, mayo 8 (EL UNIVERSAL).- Cuestión de etapas. Cada etapa de la maternidad es distinta y, según los años de tus hijos, requerirás de acciones específicas para ayudarlos a salir adelante.

DE 0 A 3 AÑOS. No te abrumes con los berrinches, si entiendes que estos se dan ante la imposibilidad que tiene tu hijo para poner en palabras la razón de su frustración, todo será más fácil. Algunas de las cosas que hacen explotar el mal humor de un infante es el hambre y el sueño, así que no olvides salir con algo de comer o llever una carriola para que pueda descansar y dormir si lo necesita.

DE 4 A 7 AÑOS. Es la etapa en que se consolida la confianza, no solo en ellos mismos por sus logros, sino hacia mamá. Agradece cuando te diga la verdad si hizo algo equivocado, dile por qué está mal su acción y ayúdale a pensar cómo solucionar el asunto o motívalo a ofrecer disculpas si es necesario. Siempre cree en él y adviértele sobre las consecuencias (no castigos) que se darán si las cosas no son como las está exponiendo o si oculta algo.

DE 7 A 10 AÑOS. Respeta sus gustos. En esta etapa se va a emocionar con todo. Deja que escojan sus deportes o actividades y motívalos a que sean responsables y no lo abandones. En esta etapa ya hay más conciencia y los recuerdos se quedan de por vida. Hacia el final de la primera infancia reír con mamá es lo que nos hace tener conexión, confianza y seguridad.

DE 10 A 14 AÑOS. Respeta su espacio. Cuando empiece a alejarse no presiones, no invadas su intimidad, pero replantea las reglas de la casa y de la familia. Por la complejidad que pasan sus sentimientos les cuesta trabajo hablar; cuando te busque para contarte algo deja todo y atiende, no habrá más oportunidades si la dejas pasar, se cerrará y sentirá que no estás cuando te necesita.

DE 15 A 20 AÑOS. Jamás lo humilles o le llames la atención en público. Eso solo lo aleja, elimina la confianza y deja claro que no se está con una persona que nos da seguridad. Dale obligaciones, permite que se haga responsable permanente de ciertas tareas de la casa, y de procurarse algunas cosas que no le puedas comprar. Apóyalos a hacer pequeños emprendimientos.

DE 21 A 25 AÑOS. Retírate, pero no te vayas. Es momento de dejar que los hijos tomen todas sus decisiones, y respetarlas. Opina sobre ellas y advierte si ves peligro, pero no condiciones ni tu apoyo ni tu amor, si lo que decide no te parece. Regresar a los brazos de mamá por consuelo o ayuda para levantarse y oír un "te lo dije", nos humilla aún más que el mismo fracaso.

DE 25 A 30 AÑOS. Es el mejor momento para que ya estés haciendo lo que no pudiste concretar mientras estabas criando. Es el momento de ver los triunfos de tus hijos y ser feliz con ellos, pero sin involucrarte. Es cuando tienes que hacerte cargo de tus recursos y resolver tu vejez dejando a tus hijos aprender a ganarse el techo, el sustento, la vida.

MÁS ALLÁ LOS 30 AÑOS. Debes confiar en que tus hijos son capaces de sus propias vidas, de que pueden salir adelante sin ti. De apoyar solo cuando te lo piden, de negociar no la ayuda, pero sí las condiciones. Ya puedes hablar con ellos de adulto a adulto.