Yahoo Estilo Djokovic, abrazado a su hija Tara, se derrumba tras ganar el oro ante Alcaraz en París
Novak Djokovic tiene ya en su manos la medalla de oro que tanto ansiaba. Un objetivo que ha perseguido con ahínco a lo largo de toda su carrera, y que tras muchos años de esfuerzo se hacía realidad este domingo en París. Después de superar a Carlos Alcaraz en la finalísima de los JJ.OO., el ganador de 24 Grand Slams se ha derrumbado por completo mientras se abrazaba a su hija Tara para festejar el triunfo.
Emoción desatada para el tenista serbio en un escenario tan emblemático como es la Philippe Chatrier, la pista central de Roland Garros, donde no cabía ni un alfiler para presenciar en vivo el gran duelo. Nada más lograr el punto de la victoria, imponiéndose en dos sets por un doble 7-6 en el 'tie break', el campeón balcánico subía corriendo a la grada para celebrar este hito con los más que quiere: su familia.
Así, además de la preciosa estampa que nos ha dejado con su niña de 7 años, también hemos visto cómo acariciaba en la cara a su mujer Jelena, quien miraba fijamente a su marido con enorme orgullo. Disfrutando como el que más, allí se encontraba igualmente el cuarto miembro de este clan tan unido, que no es otro que el hijo mayor de la pareja, Stefan (10).
Como no podía ser de otra forma, el jovencito ha intercambiado gestos de euforia y mucho cariño con los suyos, donde tampoco han faltado los besos en este día que recordarán para siempre tanto ellos como sus compatriotas. Un sueño olímpico que se cumple por fin, con la alegría que supone de la misma forma para para Srdjan y Dijana, los padres de 'Nole', quienes han estado allí.
Mientras Djokovic (37 años) y su gente eran la viva imagen de la felicidad, en la otra cara de la moneda también había lágrimas, pero en este caso de tristeza y amargura. Carlos Alcaraz no ha podido evitar romper en llanto tras perder el partido y rozar la gloria, si bien aseguraba después tener "la cabeza muy alta" tras conquistar nada menos que una plata en su primera incursión en unos Juegos.
No será fácil para el deportista murciano asimilar una derrota tan dolorosa que le ha dejado a las puertas de subirse a lo más alto del podio, pero cabe recordar que viene de adjudicarse consecutivamente dos grandes como son Wimbledon y Roland Garros. Un año superlativo para él, máxime cuando venció al propio tenista serbio sobre la hierba del All England Club hace solo tres semanas en el choque definitivo por el título.
De hecho, al crack de 21 años nacido en El Palmar le ha cambiado la cara cuando se colgaba al cuello su metal, momento para el recuerdo que compartía con Novak y el italiano Lorenzo Musetti, este último poseedor del bronce. Justo antes de eso, para la leyenda de los Balcanes ha sido un instante mágico e inigualable, al ver ondear su bandera y escuchar el himno de su país por primera vez en unas Olimpiadas, el mayor honor para cualquier deportista.
