Doble de riesgo, armas y un increíble cambio de look: los desafíos de Darío Barassi para un nuevo policial de ficción
Un portón graffiteado. Un pasillo larguísimo, interminable. Bajo un sol despiadado, el camino de tierra levanta temperatura y maquilla la cara de los que se le acercan. Dos hombres, rodeados de policías, enfundan sus armas y esperan indicaciones para iniciar un allanamiento. Alguien grita “acción” y explota una granada. El aire del conurbano respira ficción: Gutiérrez is mai neim, la serie policial que se estrenará el año que viene la plataforma de streaming Disney+ está en pleno rodaje.
La dupla estrella de la historia la conforman Darío Barassi y Yayo Guridi. Cuando el embajador ruso en la Argentina es asesinado, Roberto Guitiérrez [interpretado por Darío Barassi], un subcomisario de policía cuya trayectoria destaca más por extravagancias que por logros recibe el caso en sus manos e inicia una ardua investigación junto con su compañero, el teniente Rubén Torcoletti [interpretado por Guridi], para resolver el trasfondo del crimen.
LA NACIÓN visitó el set de filmación de la producción y conversó con sus protagonistas sobre la nueva propuesta que contará con ocho episodios y que está dirigida por Jesús Braceras (Monzón y Barrabrava).
El proyecto cuenta con casi mil extras, que incluyen niños, un doble de riesgo para Barassi y gente del Grupo Halcón, que se encargó de marcar los protocolos de seguridad. La mayor parte de la historia se rodó en exteriores en más de 50 locaciones que recorren el paisaje del conurbano bonaerense. “Usamos de referencia la fotografías de The Walking Conurban [una cuenta de Instagram]”, le comenta un representante del equipo de producción a LA NACIÓN. “Fue un gran desafío elegir locaciones que no parezcan montadas, lo que mostramos son universos que realmente existen en el conurbano”, agrega el especialista.
El set está montado sobre una antigua fábrica de pinturas que simula una villa de emergencia. Los artistas y el equipo de producción se enfocan para sumergirse en la estética y el ritmo policial de la ficción. Se mueven acorde con las circunstancias: puntuales y expectantes para iniciar las grabaciones del día, que son de las últimas antes de esperar el estreno por Disney+ el año que viene.
El gran desafío de Darío Barassi
Después de una escena de acción explosiva, Darío Barassi se toma un pequeño descanso y se dispone a conversar con este medio. Su cansancio no opaca la evidente alegría que le causa protagonizar esta historia, que según sus palabras, “está completamente fuera de su zona de comfort”. “Necesitaba algo transversal, algo que que me partiera al medio : la pelada, el conurbano, el policial, los disparos. Necesitaba algo que me corriera totalmente de mi propia vara. Quería volver a la actuación. Estoy chocho”, admite.
—¿Qué significa para vos correrte de tu propia vara?
— El personaje más cercano a Darío que hay es de la conducción . Estos últimos seis años ese personaje creció un montón y lo disfruto un mucho. Me encanta entretener y conducir, pero previo a eso me formé como actor. Hice bastante teatro y series, ese era mi mundillo hasta que llegó la conducción. Y fue todo un suceso. Necesitaba algo que me moviera el piso, algo que me desafiara, necesitaba jugar. El actor que hay en mi necesitaba volver a actuar y cuando me llegó el libro de Gutiérrez no tuve dudas. Me quedaba muy lejano el personaje y eso me iba a obligar a un compromiso físico, emocional y actoral. Así que supe que era el proyecto que estaba esperando, además viene de la mano de Disney Pampa; también conocía al director y al guionista. No tuve dudas.
—Si bien comentas que tu personaje está muy alejado de vos. ¿Qué características de Gutiérrez sí se asemejan a Darío Barassi?
—Gutiérrez es un poco prepotente y soberbio. Va por la vida muy plantado, sabiendo lo que quiere. Tiene sus recursos y los sabe usar. Es muy consciente de qué es lo que tiene a favor y qué en contra. Es horrible que yo diga que soy soberbio, pero hay algo de eso en el personaje que me resulta cercano: soy un tipo muy plantado en la vida, muy seguro, sé con qué recursos cuento y los exploto al máximo. Me gusta desafiarme todo. Gutiérrez tiene calle, tiene labia, y tiene un equipo que defiende a muerte. Por momentos cuando hay una injusticia explota y a mí en la vida eso también me pasa. A un nivel mucho más psicológico él es un gran controlador y a mi me gusta la estructura. Cuando algo se corre de la estructura, no sale como pretendo o no puedo cumplir con un horario o con una pretensión que se tenía de mí, me descoloco. Yo quiero ser el mejor padre, el mejor marido. Hay muchas exigencias que no puedo satisfacer todo el tiempo . Cuando era chico me frustraba un montón, pero ahora, con 41 años, eso cambió un poco. Hay cierto margen de espontaneidad, pero soy un gran generador de lo que quiero que me pase en la vida, desde que era muy chico: quise estar en un colegio secundario que era muy sofisticado y exigente y entré, después quise venir a vivir a Buenos Aires, empecé a estudiar derecho después quise estudiar teatro, quería formar una familia y todo lo logré. Soy muy pasional e intenso.
—¿Dónde está puesto tu norte hoy?
—Le tengo mucha fe a este proyecto. Tengo ganas de que se me vea distinto, quiero mostrarme más versátil. Tengo varios nortes: uno tiene que ver con esto y con otros proyectos laborales y también hay algunos personales: me estoy por mudar a la primera casa que construimos con mi mujer. Ahora vivimos en una casa muy chiquita, que es en la que vivíamos cuando todavía no teníamos a ninguna de las dos chicas ¡ Ahora tengo dos pibas y 38 millones de peluches, juguetes y rompecabezas ! ¡No entra más nadie en esa casa! ¡Ando surfeando entre plastilinas! Así que estamos con el objetivo de disfrutar mucho en familia. Ese es un norte permanente en mi vida, cuando estoy con tanto laburo las veo muy poco, así que hay ganas de compartir tiempo juntos.
—¿Cómo fue la preparación del personaje? ¿Tuviste entrenamiento de manejo de armas?
—Si! ¡Imaginate que chupar la flecha que se pega en el vidrio fue lo más loco que había hecho en mi vida! (risas). Tuve que ir a un lugar con toda la gente de efectos especiales para aprender a usar un arma, aprender a caminar con un arma y a convivir con los sonidos de las explosiones con granadas. Ese universo es todo un desafío para mí.
—Tuviste un doble de riesgo...
—Sí, tengo mucho vértigo y había algunas escenas en altura. Una específicamente en un puente y en una terraza y sabía que era algo que no iba a poder hacer. Y apareció la posibilidad de un doble, que es un gordo divino muy parecido a mí de espaldas ¡Somos idénticos! Así que mi mujer me pidió que lleve él las chicas al colegio (risas). También el doble se encargó de algunas escenas con tiroteos un poco más heavy en los necesité un poquito de ayuda, porque...”Cuerpo a tierra, girar, subir a un árbol”. Chicos, tengo mis límites físicos (risas).
Yayo Guridi, coprotagonista de lujo
“Estoy feliz con haber sido convocado para esta comedia policial. Ojalá que sea un éxito no solamente por el nivel de producción, que es de una magnitud internacional pocas veces vista en la Argentina, sino también por la cantidad de trabajo que genera, que sea una especie de puntapié inicial para que se abra el juego y las plataformas empiecen a ocupar el lugar que antes tenía la televisión abierta para la ficción ”, reflexiona Yayo Guridi, en diálogo con LA NACIÓN.
Según el actor, la serie apuesta por salir de lo convencional: “Es una propuesta original en cuanto a lo que se puede apreciar hoy en las plataformas. Es una gran producción que no tiene nada que envidiarle a las producciones internacionales. (...) Hay involucrados desde policías de verdad hasta gente del Grupo Halcón. Nos dieron clases de tiro. Yo ya había tenido entrenamiento con armas para otras películas, pero acá repasamos cómo son los movimientos del escuadrón, cómo empuñar un arma , cómo pararse frente a la cámara para que resulte real. Están todos los detalles cubiertos”, destaca.
El elenco de la serie se completa con la sargento Ventura (con la actuación de Juli Savioli), el comisario Capote (Abián Vainstein), Lewandoski (Alfredo Castellani) y el padre de Gutiérrez, que es interpretado por Mario Alarcón, aporta una dosis extra de absurdo a cada escena.