La dramaturga argentina Lola Arias recibió el Premio Ibsen en Noruega, en medio de la gira de Reas y Los días afuera
La maquinaria artística de la multifacética Lola Arias no se detiene. Luego del estreno de la película documental Reas y la obra Los días afuera, dos propuestas protagonizadas por mujeres y personas trans que estuvieron detenidas en la cárcel, iniciaron una gira de un año por Europa que abarca unos 20 teatros y encuentros internacionales. Incluyó tanto al Festival de Avignon, del sur de Francia; como al Festival de Cine de San Sebastián, del norte de España. En el mapa de lo reciente, están en la ciudad es Oslo, capital de Noruega. Allí están presentando el documental filmando en la excárcel de Caseros mientras estaban algunas de ellas todavía detenidas, y Los días afuera, que fue realizado cuando recuperaron la libertad. El sábado 12 por la noche la gira tuvo un pico alto: Lola Arias recibió el Premio Internacional Ibsen , el galardón creado por el Estado noruego, que implica también para la ganadora un monto de 234.000 dólares.
Anteriormente, lo obtuvieron directores fundamentales de la escena occidental en un abanico que incluye al Peter Brook como al Premio Nobel de Literatura Jon Fosse. Es la segunda vez que lo recibe una mujer, la anterior fue Ariane Mnouchkine. Es la primera vez que el jurado reparó en una artista latinoamericana y que, como señaló la misma Lola Arias a LA NACION cuando se conoció la noticia, eligió a una producción basada en un formato de teatro documental.
La ceremonia tuvo lugar en el National Theater, de Oslo. Por fuera de un rígido protocolo, la ceremonia estuvo matizada por canciones de la misma Lola Arias. De hecho, Mailén Pankonin, de su equipo creativo, cantó una de las canciones de Los días afuera en la que se asegura que “que lo que fuimos ya no importa”. En la platea, lógicamente, estaban los performers de ambas propuestas realizada por la creadora de títulos como Campo minado, Mis días después o Melancolía y manifestaciones. La presentadora hizo subir al jurado compuesto por siete personalidades destacadas de las artes escénica que repararon en la creadora argentina para entregarle el Premio Internacional Ibsen. “Lola Arias hace teatro democrático, diverso y arraigado en la experiencia vivida”, afirmaron.
Cuando la premiada ocupó el lugar central de la ceremonia se quedó tan emocionada como conmovida, por ver a la platea del histórico de teatro aplaudiéndola de pie. Leyó un texto que comenzó de lo personal a lo general. “ Gracias al jurado del Premio Ibsen, por haber puesto el foco en una mujer que viene de la Argentina en este momento, en que el gobierno de extrema derecha de Javier Milei se empeña en destruir la educación, la salud pública, la industria nacional, el arte y las instituciones culturales”, señaló la actriz, cantante, directora, dramaturga y gestora cultural.
Durante su discurso se permitió trazar un repaso histórico sobre su propia búsqueda. “La primera obra que escribí y dirigí se llamaba La escuálida familia y se estrenó en el teatro de la Universidad de Buenos Aires. Como los techos tenían filtraciones, comenzó a llover en el escenario y en la platea, donde estaban los espectadores. Luego, la primera crítica de mi obra dijo: ‘Algo extraordinario sucedió en el Centro Cultural Rojas, llovía adentro del escenario’. Esa primera crítica me enseñó que el teatro es lo que ocurre aquí y ahora, y por eso es imposible que sea impermeable al afuera, a lo real. Desde entonces mi teatro de ficción se fue contaminado de realidad ”, señaló frente a una platea en donde también estaban el equipo completo de las siete productoras que trabajan con ella, parte de su equipo creativo, el escritor Alan Pauls (su pareja) y Remo, su hijo.
En el texto que leyó hizo referencia a la cantidad de veces que le preguntan por la vida después de los protagonistas de sus obras una vez que bajan de cartel. Para ellos “la vida ya no es la misma: han reescrito la historia de sus vidas y la han compartido con el mundo. Han creado una distancia que les ha permitido verse desde afuera. Pero la vida sigue. ¿Y qué vendrá? Todas mis obras reconstruyen el pasado, pero en realidad se preguntan por el futuro. Poder imaginar el futuro es un privilegio de los que no tienen el desafío de sobrevivir cada día. Quizás estas obras sean un intento de imaginar futuros posibles”, afirmó quien terminó cantando el bello tema central de la obra El amor es un francotirador.
En tren de asociaciones, la gira que están realizando ya está dejando algunas pistas de los futuros posibles de estas seis personas devenidas en actores de la escena del mundo. En Reas, el relato de Yoseli Arias ocupa un lugar central. En Los días afuera su historia se articula todo el tiempo con las otras cinco. Hace ocho años ella se hizo un tatuaje de la Torre de Eiffel en la espalda. Su sueño era conocer París. No pudo ser. Fue detenida en un aeropuerto por tráfico de drogas. De ahí, a las cárcel.
En el marco de la tour europeo actual, la obra de teatro testimonial se presentó en el Teatro de la Ville, durante el Festival de Otoño de París. Como no podía ser menos, todos se sacaron fotos con el tatuaje de Yoseli con el fondo de la famosa torre. Abajo de su hombro derecho la icónica imagen está acompañada por un texto que dice “Never give up” (”no te rindas”). A tantas historias de vidas de aquel día que decidió hacerse el tatuaje, Yoseli llegó a París con su hijo Eitban, el que nació apenas pocos meses antes del estreno mundial de Los días afuera que se realizó en el Teatro Alvear.