“No me voy a hacer el rockstar”. Duki hizo vibrar el estadio de River junto a su novia Emilia, Nicki Nicole y Bizarrap
“Se dieron cuenta de que yo era uno como ustedes. No me voy a hacer el rockstar. Yo no soy Slash, no soy John Lennon. Soy Mauro Ezequiel Lombardo. Nací en Almagro y la gracia de que yo esté parado acá es que ustedes me eligieron porque los represento y porque todos somos lo mismo y todos tenemos igualdad de condiciones”. Las palabras que tiró Duki casi en la velocidad habitual de su rapeo fueron su manera de mostrarse a corazón abierto, en medio de la superproducción que demanda un concierto en la escala de un estadio de fútbol. Y siguió: “Más allá de lo económico. Si tienen un motivo, peleen por eso. Los argentinos llegamos lejos porque somos trabajadores y soñadores . Muchas gracias por elegirme y por darme este lugar. Si ustedes no me lo daban no me lo iba a dar nadie. Si estoy llenando un Bernabeu en España [cantará allí a mediados de 2024] es porque mi gente en la Argentina me eligió y me puso en el lugar adonde estoy. Y eso se lo voy a agradecer toda la vida. Voy a vivir en la Argentina hasta el día que me muera ”.
Apenas pasadas las 21.15, con temas como “Givenchy”, “Otro Level” y “Tumbando el club” Duki comenzó el primero de los shows que tiene programados este fin de semana en el estadio Monumental de River Plate. Fueron unas cuarenta canciones que recorrió a lo largo de un poco más de dos horas. Duki pisó el escenario que montó en River sonando cada vez más internacional. Con la furia de sus hits más melódicos y las canciones de su último álbum, Antes de Ameri, que lo muestran en el territorio en el que sabe moverse, el rap. Los temas de este álbum son producto de una inspiración freestyle. Su rima encendida tiene ese repentismo, que gira en torno a una discursiva obsesivamente redundante, focalizada, de empoderamiento (como suele suceder en la escena rapera, eso que fue exportado con el paso de los año y... las décadas).
“Salí el primero de enero a la calle gritando “¡Es mi año!” Contando lana, cuidando el rebaño. Mi ojo derecho detecta el engaño” (“01 de enero”). “Mamá siempre reza, por eso estoy blessed. En esto no les sale, ni aunque aprieten reset. Soy un tiburón nadando entre pece’ (”Jefes del Sudoeste”). “Tengo mi vida en Argentina. Tengo mi gente acá en Madrid. Álvaro me dice que no pare. Que en par de meses sueño en París” (“GIGI”).
O tan arriba de esa escalera y sus escalones de batallas y gallos. Como una ametralladora imparable: “Muero en un escenario. En un harakiri vestido de Amiri. Su futuro es negro, el color de mi iri’/ Si estoy con C.R.O. en el estudio, los temas se montan más grandes que un remix. / Andá y advertile’, avisale’, decile’ /Que estoy en la mía juntando los miles. / Los giles que tiren, que opinen, que miren. / Que por estos lados los pibes la viven/ Mis olas de flow te dejan veinte metros. / Debajo del mar, hablando con delfines/ Hago que se retiren y vuelvan tantas veces a la music / Que les tienen que dar un Guinness” (“Harakiri”).
Ahí estaba Duki dispuesto a subir ese escalón más, luego de las cuatro funciones que dio en Vélez en 2022, y antes de otra proeza agendada para mediados de 2024 en Madrid, en otro estadio para mundiales como el de Real Madrid Tomando su último tren a Ameri y sin pedirle permiso a su “label”. Parafrasear sus versos es describirlo sobre el escenario, con la autorreferencia constante. Como dice en “Troya”, el Duko tiene el amor de su gente, el coraje de su madre, la magia desde siempre, la calma de su padre. Demuestra que es fuerte si Troya arde. Los flow le salen “amazing” y le quedan perfectos como en un stencil.
Emilia junto a Duki cantando Como si no importara en el Estadio River plate ❤️🩹🥺pic.twitter.com/x9SjCbbuS3
— Emilia Mernes Data (@MernesData) December 3, 2023
Los hombres también lloran
La otra cara del exacerbado narcisismo del rap es ese Duki en vivo y en directo que supo largar palabras sin filtro en las pocas pausas que tuvo su set musical. “Otra cosa que voy a decir es que la tristeza no es algo feo. Es el momento del duelo. Es lo que nos hace fuertes. El otro día me levanté de la conferencia [de prensa] porque estaba angustiado y había gente que comentaba: “este pibe es multimillonario, no le falta nada”. No importa cuanta plata tenga, lo que importa es cómo te sentís por dentro. Si estás triste hablalo, contalo, no tengas miedo de estar triste. Soy hombre, lloro desde que nací y gracias a eso me hice fuerte. Así que todos esos que piensan que estar triste y llorar está mal son unos cagones que no tienen huevos. Yo lloro, estoy triste, me la banco y salgo adelante. Así de simple .”
Un ojo panóptico
A menos que se trate de grandes figuras internacionales, que en giras de estadios pueden hacer dos conciertos por semana, durante algunos meses, este tipo de recitales tiene puntos en contra y a favor. Por un lado, la magnitud hace que no se repitan con frecuencia, por otro, hay una energía contenida y desplegada en dos horas de show que es digna de vivir y de observar. El entretenimiento como norma de show al aire libre, ese que Duki no desdeña, más el plus de personalidad que el rapero le aporta.
Te puede gustar o no está música!!
Pero qué fenómeno cultural!!!!
El Duki en CARP!!! pic.twitter.com/cyIbkSmeHq— Rompehuesos!! (@gabrielzubim) December 3, 2023
A los 10 minutos de su recital paró el show para que la gente que estaba apretada frente al escenario se pudiera acomodar. “Presten atención que esté bien el que está al lado de ustedes”, dijo mientras el personal de emergencias atendía a quienes se sentían mal por el tiempo que llevaban parados frente al escenario o por el calor. Duki estaba apostando a un recital tranquilo en el que todos pudieran pasarlo bien. Media hora después, su ojo panóptico detectó otro problema. “¿Qué pasó, te robaron el celular? Por favor somos 89 mil personas. No te lo puedo resolver ahora. Métanse el celular, en la ropa interior”, dijo a la velocidad con la que rapea sus canciones. Después siguió con una de sus baladas.
Un viaje espacial esa búsqueda de Ameri que es una distópica evocación, por momentos de Alfa Centauri, se impuso en las retinas durante todo el recital. Una escenografía rocosa, símil Marte, en rojos intensos provistos por la acentuada iluminación le dieron el puntapié a su viaje riverplatense. En medio de todo eso, una banda de rock que sepultó la fórmula de computadora + micrófono para el cantante que últimamente resume el universo de la música urbana. Por supuesto que hubo momentos donde Duki estuvo apenas acompañado por una pista. Pero la fuerza del recital estuvo centrada en lo potente de su propuesta cuando estuvo acompañado por sus músicos. Y también por invitados. Su novia Emilia Mernes, Bizarrap, KHEA y Nicki Nicole fueron algunos de los que dijeron presente en este primer show.
Como en el Lolla 2022 apenas un tema y Duki cuidó al público del desmadre en River pic.twitter.com/Na4mZBEu8J
— mery the roadie (@mariaroad_) December 3, 2023
En familia
Bianca (14) y Máximo (15) son compañeros del colegio. Segundo año de secundaria de un colegio de Capital. Laura, que trataba de involucrarse en la situación, miraba un poco desde afuera porque vino de acompañante. Es la mamá de Bianca. “Acompaño todo lo que se pueda, la música nos unión mucho”, decía con una mezcla de entusiasmo y resignación. Claro, Duki no está en sus preferencias musicales, pero sí en las de su hija. Sacaron las entradas en septiembre. Llegaron temprano al Monumental (“Por las dudas, para no andar corriendo”). Máximo sigue al Duko desde el “El Quinto Escalón”. Bianca dice que le gusta “porque hace trap y es el mayor exponente de acá”. Además de lo que pueda generar en fans como Máximo y Bianca, para otros Duki es un espejo en el que tantos les gustaría mirarse. Es la cara de su generación y de la que vino después. En sus palabras está el “querer ser” de muchos de los que fueron a River en esta primera función.