La dura infancia de Williams López, el participante más joven de Gran Hermano
Luego de varios meses desde que terminó la última edición del programa, que consagró a Marcos Ginocchio como ganador, Gran Hermano regresó a la pantalla de Telefe con 22 nuevos participantes que buscan llegar a la final y quedarse con el premio mayor. A pocas semanas de su estreno, ya varios de los hermanitos entraron en confianza para dar a conocer sus historias de vida y dramas personales, como fue el caso de Williams López, el más joven de la casa.
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A tan solo dos semanas del comienzo del reality de convivencia más famoso del país, fueron varios los concursantes que conmocionaron a la audiencia y a sus compañeros con sus relatos, pero el joven de campo fue uno de los que más impactó con un dato sobre sus padres.
Es fundamental para la competencia que los integrantes de la casa den a conocer aspectos de su personalidad y de su vida íntima, por la importancia que significa ganarse el apoyo por parte del público, que finalmente será quien elija al que se consagrará campeón.
El joven de 20 años, oriundo de la localidad de Olavarría, decidió dejar su pueblo natal y mudarse a Capital Federal con el objetivo de poder alcanzar sus sueños. Él mismo sorprendió a todos al dar a conocer su historia de vida, que viene cargada con frustraciones y cierto desamor por parte de su familia.
Williams contó que decidió sumarse al programa porque quiere darse él mismo la posibilidad de un futuro mejor. Además de querer ayudar a sus seres queridos, desea estudiar veterinaria, su sueño profesional.
Asimismo, reveló que su vida está marcada por un sinfín de sacrificios, trabajo duro y problemas a nivel económico. Al respecto, en una charla a corazón abierto con Santiago del Moro, el joven quebró en llanto y contó su historia familiar.
“Cuando escucho a los chicos que hablan de su familia, me pinta el bajón”, comenzó diciendo el joven de 20 años, antes de dar a conocer la tensa relación que mantuvo siempre con sus padres.
Sobre eso, contó: “Mi viejo es derecho (...) Por ahí no me daba un abrazo, tenía que ser una ocasión especial, y mi mamá también fue así, pero siempre estuvieron conmigo. Son unos re papás, pero no eran cariñosos, eran más a la antigua”.
“Mi papá no te daba un abrazo, beso o un consejo. Si necesitaba un consejo, lo tenía que sacar de mí mismo. Gracias a Dios me fui formando día a día y me hice fuerte”, agregó, destacando que, pese a que sus papás siempre lo apoyaron, no sintió ese cariño como el que relataban sus compañeros.
También contó que vivió duros momentos, por problemas económicos que afrontó junto a su familia. “Pasé millones de cosas feas; hambre, frío, calor... Cuando los escucho a los chicos, me llena el corazón”, contó emocionando a todos los presentes.
De todas formas, dejó en claro que no está listo para contar por completo todo lo que padeció, pero aclaró que lo va a hacer cuando gane más confianza dentro de la casa.
“En algún momento les voy a contar mi verdadera historia, las cosas feas que tuve que pasar. Trabajar desde muy chico para tener mis cosas, mis zapatillas. Nunca nos faltó un plato de comida o un techo, pero sí un par de zapatillas”, cerró Williams López.