La edad cuando el ejercicio es más importante que nunca
La inactividad física es uno de los principales factores desencadenantes de la discapacidad y la fragilidad que afecta a la salud y a la calidad de vida de las personas mayores. A pesar de que los beneficios en salud que se derivan de la práctica regular de algún tipo de ejercicio son bien conocidos -algunos deportes pueden regalarte 10 años más de vida- se estima que las dos terceras parte de las personas con más de 60 años practican de manera irregular alguna actividad física o son totalmente sedentarios.
Una tendencia que se basa en la idea de que solo la gente joven y sana se puede aprovechar de los efectos positivos del ejercicio. Por el contrario, se asume que los mayores y otros grupos de población quedan exentos del beneficio de seguir unas pautas adaptadas y personalizadas de ejercicio físico.
Desde la la Sociedad Española de Obesidad (SEEDO) quieren desmitificar estas falsas ideas: “El ejercicio físico, igual que sucede en los niños y adolescentes, también es absolutamente básico en los adultos y en las personas mayores", asegura el doctor Rafael Gómez y Blasco, presidente de Asociación Médica Hispano Colombiana (ASMEHC) y miembro de la Junta Directiva de la SEEDO, quien destaca sus principales beneficios:
Recupera la masa muscular.
Disminuye de manera notable la osteoporosis.
mejora el equilibrio y las funciones cognitivas
Actúa en el metabolismo de los lípidos y en el control de la glucosa.
Y es fundamental para el mantenimiento del peso corporal.
Tanto es así que el ejercicio está considerado como el medicamento más efectivo y barato que existe para la salud y contra el envejecimiento. Y el sedentarismo es el mayor agravante del envejecimiento y la incapacidad funcional, ya que, aquellas acciones que dejan de realizarse, producto del envejecimiento pronto será imposible realizarlas de nuevo.
Sin embargo, de acuerdo con Geosalud: "Los sistemas más susceptibles al cambio con el ejercicio son el cardiovascular (modulador de la variabilidad de la frecuencia cardiaca con ejercicio aeróbico), el respiratorio y el inmunológico". Además se ven beneficiados la masa metabólica activa, los huesos, los músculos, los riñones y los receptores sensoriales.
El ejercicio regular también puede ayudar a controlar y prevenir algunas enfermedades como la artritis, las enfermedades cardíacas, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes tipo 2, la osteoporosis y ocho tipos de cáncer, incluyendo el cáncer de mama y de colon, tal y como apunta la OMS.
Además, las personas mayores que realizan alguna actividad física son mucho más coordinados, lo que ayuda a reducir el riesgo de accidentes como tropezones o caídas en la tercera edad. Otra gran ventaja de mantenerse activos es que su estado anímico mejora enormemente, además de que reduce el estrés y el insomnio, por lo que podrán dormir mejor.
En efecto, el ejercicio puede ayudar a mantener o mejorar la condición física, el estado mental y los niveles de presión arterial de las personas mayores. Por contra, debido a la inactividad aparecen los riesgos de enfermedades crónicas como las cardiovasculares, la hipertensión, la diabetes, la osteoporosis y la depresión.
Por eso el ejercicio se vuelve especialmente importante a partir de la sexta década de vida. En esta etapa el ejercicio consiste en llevar a cabo actividades recreativas, paseos en bicicleta o caminatas, yoga, deportes de intensidad moderada como natación o golf, así como diversos tipos de gimnasia como aeróbic o bailes de salón.
Asimismo, con ejercicios aeróbicos adecuados -aunque estos se empiecen a realizar a la edad de 60 años, se puede incrementar de uno a dos años la esperanza de vida, la independencia funcional, y ayudar a prevenir enfermedades. Los médicos insisten en que la actividad física puede mejorar significativamente la calidad de vida de una persona de la tercera edad dándole mayor flexibilidad, fuerza y volumen muscular, movilidad y mayor capacidad funcional aeróbica.
En resumen, los especialistas confirman que la actividad física es un importante aliado de la salud en cualquier etapa de la vida y aclaran que los beneficios del ejercicio se dan en personas con necesidades especiales, como las que tienen síndrome Asperger, o en la población de edad avanzada.
“Las personas con Asperger y otros trastornos del espectro autista se pueden beneficiar de deportes como la natación, el ciclismo, el senderismo y las artes marciales, así como también actividades de grupo que faciliten su integración y mejoría en su interrelación con el grupo. Como sucede en otros trastornos psicológicos, gracias a la práctica de ejercicio se va a favorecer el aumento de la capacidad muscular, de la coordinación, de la neuroplasticicidad, así como se procura una mejora importante en el estado anímico y en el estado psicológico”, concluye el Dr. Gómez y Blasco.
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