Una secuencia de 'El agente invisible' deja en evidencia por dónde cojea el éxito de Netflix

El éxito de la nueva superproducción de Netflix era más que previsible. Que El agente invisible se haya coronado como el último fenómeno de la plataforma se daba por hecho desde el momento que hablamos de un género tan infalible como el cine de acción, que lo dirigen los responsables de los taquillazos más grandes de Marvel y protagonizan actores adorados por el público como Ryan Gosling y Chris Evans. Sin embargo, por mucho que la audiencia la esté alabando (como demuestra el aprobado de 90% que acumula en RottenTomatoes, cuando la crítica la desaprobó con un 49%) y devorando al unísono por todo el mundo, no se puede negar que la película rebalsa clichés y estereotipos poco creíbles que derivan en una fórmula previsible.

Y existe un personaje clave que lo demuestra.

Ryan Gosling como Six en 'El agente invisible'. Cr. Stanislav Honzik/Netflix © 2022
Ryan Gosling como Six en 'El agente invisible'. Cr. Stanislav Honzik/Netflix © 2022

Y no hablo de Chris Evans y su villano caricaturizado. Porque seamos sinceros, ¿realmente nos vamos a creer que un mercenario kamikaze con aires de bufón va a tomar el control de una misión de extracción de la CIA, destrozando ciudades como si fuera la Tercera Guerra Mundial? ¿Y sin que nadie lo detenga? Podríamos justificar que, al final, no podemos pedirle peras al olmo; que se trata de un espectáculo de acción sin más, como pasaba con la saga de La jungla de cristal, las secuelas de Rambo y tantas otras. Sin embargo, con una producción que ha costado $200 millones (siendo la más costosa en la historia de Netflix), que parte de un guion adaptado por dos guionistas que consiguieron atar los cabos de Marvel de manera magistral en Vengadores: Engame (como Christopher Markus y Stephen McFeely) y los dos directores que lo llevaron a cabo (Joe y Anthony Russo), me esperaba algo mucho mejor. Al menos a nivel narrativo y que no me contagiara semejante flojera ante el desfile de disparos y peleas que no son más que ruido visual (y sonoro también) para esconder los fallos más evidentes de su historia.

Y un personaje que puedo usar como ejemplo es, justamente, uno de los que más han gustado. Hablo de ‘Lobo Solitario’, el mercenario que interpreta el popular actor indio Dhanush, que sirve como eslabón infalible para crear las secuencias físicas más impactantes.

Dhanush como Avik San en 'El agente invisible'. Cr. Paul Abell/Netflix © 2022
Dhanush como Avik San en 'El agente invisible'. Cr. Paul Abell/Netflix © 2022

‘Lobo Solitario’, o Avik San, entra en escena durante una persecución en Praga, cuando el asesino a sueldo de la CIA Sierra Six (Ryan Gosling) y la agente Dani Miranda (Ana de Armas) escapan de un tiroteo por las calles de la ciudad, que la dejan literalmente destrozada. El mercenario protagonista tiene en su poder una tarjeta de memoria que, de ver la luz, dejaría en evidencia la identidad de mercenarios contratados y trapos sucios de la organización. Es entonces cuando otro mercenario, Lloyd Hansen (Chris Evans), es convocado por un responsable sin escrúpulos dentro de la agencia (interpretado por Regé-Jean Page) para que recupere la información sea como sea. Y tras la mencionada persecución por Praga, entra en acción ‘Lobo Solitario’, dándose a conocer como un asesino letal e infalible que se dispone a cumplir la misión con diligencia inquebrantable ‘a la Terminator’.

Es entonces cuando tiene lugar la primera secuencia física entre los tres. Sucede en las oficinas de un hospital, desplegando una coreografía de puñetazos, saltos y patadas abrumadora que no hace más que consagrar a Lobo solitario como figura indestructible. No obstante, al conseguir la tarjeta de memoria, el personaje huye del hospital enfrentándose a la policía en sus puertas y disparando sin miramientos hacia la entrada del centro médico con intención de herir a los protagonistas. Todo esto bañado con aires de acción intensa y juegos de cámara aéreas que añaden más adrenalina todavía. A continuación, Lobo Solitario entrega la tarjeta a Lloyd pero sorprende al mostrar su lado moral, desafiando a su jefe cuando descubre que planea asesinar a una chica adolescente. Su aberración es tal que después de casi ahorcar al personaje de Ana de Armas (en otra secuencia de puro infarto), decide cambiarse de bando y devolver la tarjeta de memoria a la agente dando una explicación que despliega el ridículo de esta historia: “No son gente honorable”. Es decir, que Lloyd pretenda asesinar a una menor de edad le resulta tan poco honorable que lo traiciona.

Con esta secuencia los hermanos Russo convierten a este villano en un ser vulnerable, ganándose así la simpatía de los espectadores y que, sumado a su faceta letal como personaje de acción, abren puertas a una continuación. Es más, los propios directores han comentado que quieren expandir la historia de El agente invisible con su propia saga (dado que parte de una novela de éxito con ocho secuelas literarias), y donde el personaje de Danush estaría incluido (Variety). No solo eso, tiene papeletas para incluso tener su propio spin off.

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Pero soy yo… ¿o estamos locos? Podemos comprar que el mercenario siga un código moral cuando se trata de niños (como hace, por ejemplo, el asesino a sueldo de Liam Neeson en La memoria de un asesino) y se niegue rotundamente hasta el punto de cambiarse de bando y hacer lo correcto. ¿Pero acaso nos olvidamos de todo lo demás?

El mismo personaje entró a un hospital armado. Donde hay niños internados. Dispara hacia las puertas y ventanas cuando lo persiguen Ryan Gosling y Ana de Armas. Donde dentro hay pacientes (que quizás también son niños) y fuera vemos a personas de a pie e inocentes por todos lados. Su labor es ser un mercenario letal, asesino si hace falta, aceptando misiones sin saber siquiera de qué se tratan. Trabaja para un personaje sin escrúpulos como Lloyd Hansen que, como sugiere el personaje de Chris Evans en varias ocasiones, forma parte de su equipo. Es decir, se conocen desde hace tiempo. Dándome a entender que para ‘Lobo Solitario’ no debería ser ninguna sorpresa que Lloyd sea un tipo capaz de actos abominables.

Y con todo esto ¿habla de honorabilidad? ¿Con esa excusa lo convierten en personaje simpático y con futuro en la saga? No tiene ni pies ni cabeza y demuestra, en definitiva, que esta película cojea cuanto más la observas.

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