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¿Baño caliente o frío? Esto es lo mejor para tu piel y tu salud según expertos

Además de los beneficios conocidos del baño, se suman los de los baños de contraste. (Getty Creative)
Además de los beneficios conocidos del baño, se suman los de los baños de contraste. (Getty Creative)

El baño, para muchos, es de los mejores momentos del día. Es un ritual en el que nos prodigamos cuidados detallados, podemos crear una especie de spa casero con fórmulas naturales, hablamos solos, cantamos, y ¡ah sí!, también aseamos nuestro cuerpo para preservar nuestra salud. Y ahí se queda: en el hábito higiénico que nos ayuda a despejar la mente. Pero ahora, hay más. Los baños de contraste surgen como alternativas para sumar a este momento muchos otros beneficios a la salud.

Los baños de contraste se han usado desde hace mucho tiempo para desinflamar los pies hinchados, como tratamiento de lesiones en las manos, brazos, piernas y pies, pero recientemente se ha considerado como un método de aportar beneficios extra a la ducha. Consiste en que mientras nos aseamos, podemos alternar la temperatura del agua de tibia a fría y viceversa, por ciclos de pocos minutos hasta completar unos 15 minutos y terminar con el ciclo frío.

El paciente ideal para el baño de contraste

El doctor Reny Ventura, médico dermatólogo y cirujano estético, explica que, para prevenir el envejecimiento prematuro, todos debemos ser muy cuidadosos con nuestra piel y preservar su manto hidrolípídico, que es la barrera protectora natural que preserva la piel de los agentes externos y la mantiene hidratada, por lo que tampoco debemos exagerar ni en el tiempo de baño ni en la temperatura.

El especialista considera que lo ideal es que el baño, en general, sea con agua tibia, entre 28 y 30 grados, pero que sí puede haber un esquema de temperatura específico para cada paciente según su piel. Por ejemplo, si la persona es de piel fina, recomienda el agua más templada y tibia; si es alguien de piel gruesa, debería usar más frecuentemente agua fría.

Para el rostro, sin embargo, es diferente. “Recomiendo el agua fría para el rostro unas cuatro o cinco veces por semana, y la tibia, una o dos veces por semana, porque tiene una función seborreguladora, es decir, para abrir los poros y puedan salir las impurezas y el exceso de grasa que han segregado las glándulas sebáceas. Pero esto no quiere decir que lo haremos todos los días. Si usamos agua caliente a diario tendremos una piel fatigada, gruesa con poros dilatados”.

Los baños de contraste están recomendados para personas sanas, sin afecciones circulatorias, ni otras enfermedades. (Getty Creative)
Los baños de contraste están recomendados para personas sanas, sin afecciones circulatorias, ni otras enfermedades. (Getty Creative)

Aunque los beneficios del baño de contraste son más bien anecdóticos y no hay suficientes pruebas científicas que los respalden, se han hecho cada vez más populares, sobre todo entre los atletas. Y es que Ventura especifica que este tipo de cambios de temperatura son convenientes para pacientes sanos y en el ámbito corporal, no para el rostro.

"Con el agua caliente o más bien tibia, estimulamos el sistema linfático y fluye la circulación sanguínea. Además, se descongestionan los músculos, se promueve la eliminación de toxinas, e incluso favorecemos la relajación muscular ayudándonos a disminuir la fatiga física. Mientras que el agua fría, desinflama a gran velocidad y regula nuevamente la circulación de la sangre".

Sin embargo, si bien el baño de contraste puede también ayudar con problemas como esguinces, edemas, problemas musculares e inflamación, también tiene contraindicaciones importantes para aquellos pacientes con insuficiencia venosa -várices-, con enfermedad de Buerguer, microangiopatía por diabetes, entre otras.

Cómo se hace un baño de contraste

Aunque lo más aconsejable es que antes de autotratarnos, acudamos al médico, en caso de hinchazón en las extremidades -por torceduras, esguinces, por ejemplo- se sumerja la parte afectada alternando en agua tibia y agua fría, así se señala en una nota publicada en el portal de Cigna.

Se recomienda iniciar con los baños 48 horas después de la lesión, sumergiendo en un recipiente de agua muy fría -lo más que se pueda soportar- durante dos minutos; luego se lleva la extremidad a un balde o recipiente con agua tibia por 30 segundos.

Se repite la operación hasta completar 15 minutos y se termina con el agua fría. Esto puede repetirse tres veces por día, todos los días, por hasta dos semanas.

En los baños de contraste para mejorar la inflamación en los pies se recomienda, tradicionalmente, poner sales al agua tibia. (Getty Creative)
En los baños de contraste para mejorar la inflamación en los pies se recomienda, tradicionalmente, poner sales al agua tibia. (Getty Creative)

En el caso de implementarlo en una ducha regular, hay que decir que los atletas suelen practicarlo después de periodos de entrenamiento, pero podría también sugerirse hacerlo en la mañana porque también se le adjudica, a este esquema de cambios de temperatura, favorecer la concentración y brinda la sensación de estar más despiertos.

Es muy importante que en todos los casos no se use agua caliente sino tibia, para prevenir quemaduras.

Básicos del baño

Es necesario destacar que además de la temperatura y los contrastes que con ella podamos realizar para beneficiar nuestro cuerpo, hay recomendaciones sencillas, pero determinantes, que pueden mejorar y cuidar nuestra salud.

En principio, el doctor Ventura sugiere, para el cuerpo, el uso de jabones neutros, pues permiten que la piel se mantenga hidratada, previene un maltrato celular en la piel, y evitamos el barrido de la microbiota de la piel. “Al usar jabones demasiado alcalinos o demasiado ácidos, la piel se vuelve áspera, habrá un daño celular, y esto abre puerta de entrada a infecciones y procesos inflamatorios. Los productos muy agresivos pueden crear dermatitis de contacto, dermatitis pustulosa inflamatoria o una tiña corporal, que es un hongo”.

Asimismo, el médico recomienda evitar tallar la piel con esponjas y zacates, secar la piel suavemente, hidratar y aplicar protector solar después del baño y no compartir la toalla de baño, que debe ser solo para el cuerpo, y otra para el rostro.

Finalmente, el experto hace énfasis en que cada paciente debe conocer su tipo de piel, así como también poner especial atención a las reacciones de nuestra piel a cada producto porque si bien el mercado ofrece una amplia variedad de opciones, no necesariamente todo es bueno.

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