Lo que debe tener el champú ideal según tu tipo de cabello y cómo usarlo de forma correcta
Cuántas veces hemos tomado un envase entre nuestras manos y levantado su tapita para oler y determinar si compramos o no ese champú. Cuántas veces nos hemos conectado con campañas que ofrecen un mensaje emocional más que el de satisfacer un requerimiento real, y hasta un envase atractivo con alguna palabra clave nos invita a llevarnos a casa sin pensarlo mucho un producto que promete belleza y suavidad.
Lamentablemente no es tan fácil dar con el champú que realmente nos ayudará a satisfacer el requerimiento de nuestro cabello y a mantener la salud de nuestro cuero cabelludo. Primero porque la variedad muchas veces agobia, y segundo, porque no conocemos realmente qué es lo que necesitamos.
Daniela Yegres Berrizbeitia, especialista en salud capilar, explica que lo principal es comprender que el champú es el limpiador y debe tener ingredientes que preparen el cabello para recibir desde el acondicionador hasta el tratamiento. “El champú no va a resolver los problemas que podamos tener, como sensibilidad capilar, caída o caspa, sino que es el paso previo para acondicionar o tratar a profundidad el cabello o la fibra”.
Para adquirir el champú que realmente necesitamos debemos tener en cuenta algunos factores no tan obvios. Yegres asegura que, fundamentalmente, el champú debe hidratar por lo que el pantenol y la glicerina deben estar presentes. “Estos ingredientes sujetan la hidratación dentro de la fibra capilar por más tiempo y esto es básico independientemente del tipo de cabello”.
Como producto responsable de limpiar, el champú es el paso más suave y cotidiano en el cuidado del cabello, por eso debemos conocer nuestros requerimientos y la manera más fácil es con el diagnóstico del estilista. “Esto es muy importante porque hay champús especiales para cueros cabelludos grasos, sensibles, con caspa y con caída; pero también están los específicos para cabello fino, grueso, teñido, maltratado, deshidratado, entre otros. Además, tenemos las variedades para cabello liso y para cabello rizado, que son fibras que necesitan de mayor hidratación que los ondulados o los lisos. Tenemos entonces una amplia gama de opciones para combinar y dar con el que necesitamos según nuestras características”.
Una vez que hacemos consciencia de la función del champú, hay que tener claro cómo usarlo para aprovechar al máximo sus cualidades. Muchas veces, entramos apuradas a la ducha, untamos una cantidad que masajeamos hasta hacer espuma e inmediatamente enjuagamos, repetimos a toda velocidad y salimos corriendo.
Lo siento. No es tan sencillo y la forma correcta de usar el champú es mucho más placentera.
La especialista explica que lo ideal es usar producto dos veces en una lavada. “La primera será la que limpia a profundidad el cuero cabelludo. Debemos hacer énfasis en esta zona masajeando suave, pero persistentemente con la yema de los dedos, nunca con las uñas. Es posible que no se haga espuma por la suciedad y acumulación de grasa, pero la segunda lavada completa la limpieza arrastrando por las fibras la suciedad restante”.
Yegres destaca que el champú no deja el cabello suave pues tiene una carga molecular negativa diseñada para extraer aceites y residuos, dejando como resultado un cabello áspero y difícil de manejar. Es por esto que hay que agregar inmediatamente las moleculas positivas, que están en acondicionadores y mascarillas, para otorgarle al cabello suavidad, nivelar el pH y aportar los nutrientes que necesite la fibra capilar. No es recomendable peinar el cabello mojado después del champú, sino después de acondicionadores y tratamientos intensivos que pegarán las capas intercuticulares de cada hebra. ¡Es una locura! Champú y acondicionador están diseñados para trabajar juntos.”
Las personas con cuero cabelludo oleoso deben evitar los champús cremosos y elegir los cristalinos que limpian e hidratan, pero no aportan peso ni aceites o proteínas.
Los cremosos y densos son ideales para los cabellos abundantes, con mucho frizz, o con muchos procesos químicos, porque comienzan a preparar la fibra para recibir el tratamiento que aportan los acondicionadores y otros productos como ampollas o mascarillas.
“Cocina y el cabello no van de la mano”
Agrega Daniela Yegres que hay quienes prefieren los productos sin cloruro de sodio, sal, para limpiar el pelo con procesos de alisado, pues dan mayor longevidad al tratamiento, pero en realidad la sal lo que aporta es cuerpo, consistencia y viscosidad al producto. Gracias al cloruro de sodio el champú es espeso, hace espuma y rinde más.
La experta hace énfasis en que las bondades de la naturaleza están presentes en los productos comerciales, pero no recomienda el uso de productos caseros para limpiar el cabello. “Todo viene de la naturaleza, pero hay que procesar y refinar las moléculas para que los ingredientes puedan penetrar en las fibras y aporten realmente lo que el cabello necesita. Las grandes casas de belleza tienen equipos inmensos de investigación para optimizar estos ingredientes y eso tiene una razón de ser. La cocina y el cabello no van de la mano”.
Una última recomendación que Yegres acentúa es que cuando se padece de caída de cabello o caspa, los champúes especializados deben ir acompañados de tónicos que van directamente a la piel, pero además, una vez que se supera el problema debe suspenderse el uso de estos productos porque podemos causar un problema de sensibilidad o deshidratación.
“Los champús anticaspa, por ejemplo, son muy astringentes, son de pH alcalino, arrastran la capa muerta, pero si sigues usándolos porque te gusta o porque huelen rico, estás exfoliando en exceso la piel y puedes ocasionar otro problema. Igual ocurre con los productos anticaída. Una vez superada la condición, se puede cambiar a un champú hidrate especial para su tipo de cabello. En cambio, si tienes el cuero cabelludo sensible es ideal que estos productos tengan ingredientes hidratantes y calmantes, que nivelen el pH de la piel. En este caso no es necesario suspender el uso de estos tipos de champú”.
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