El lado B de trabajar freelance
Cuando me embarqué en esta aventura, hace una década, el teletrabajo no era tan cómun como ahora y nadie me tomaba en serio: creían que ser freelance implicaba trabajar cuando se me antojaba, en lo que quisiera, despeinada, en pijama y desde mi cama. Y, si bien mucho de eso es verdad, lo cierto es que no todo lo que brilla es oro en el mundo freelance y este tipo de trabajo tiene muchos sinsabores también.
Antes de ahondar en detalle acerca del lado B de ser freelancer, analizaremos cómo esta modalidad cada vez cosecha más adeptos.
Una encuesta realizada por The McKinsey Global Institute estimó que alrededor de 162 millones de personas en Europa y los Estados Unidos (entre un 20% y 30% de la población) realizan algún tipo de trabajo independiente.
El 47% de los millenials estadounidenses trabajan de manera freelance.
1/3 de la fuerza trabajadora de ese país trabaja de manera independiente. Para el 2027 se espera que el número sobre pase el 50% de los trabajadores.
Los millennials serían también, los más interesados en trabajar freelance. El 40% planea abandonar su empleo ‘estable’ para trabajar de forma independiente en los próximos cinco años.
En México, el trabajo independiente también continúa en ascenso.
En América Latina, el 52,5% de los freelancers son hombres, y el 47,5% mujeres.
En el caso de México, la brecha de género es más amplia: el 40% de los freelancers son damas y un 60%, caballeros, según un reporte de Trabajo Independiente y Emprendimiento 2018 elaborado por Workana.
En Latinoamérica, las microempresas son quienes más freelancers contratan y en México también: las microempresas y emprendimientos son las que más buscan este tipo de trabajadores, seguidas por las PyMEs.
Asimismo, el 92% de las empresas mexicanas creen que la contratación de freelancers ayuda al crecimiento del negocio.
Un 56% de las firmas de este país piensa seguir contratando empleados freelance en los próximos meses.
Como ves, el panorama para los teletrabajadores es muy alentador. Pero, si decides sumarte a este ‘club’, deberías saber que no todo es perfecto, fabuloso ni súper cool.
Consultamos con trabajadores independientes para que nos hagan zoom in al mundo freelance y nos revelen las que, según ellos, son los aspectos más oscuros de esta modalidad laboral.
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El lado B
Para Cintia las desventajas de este tipo de trabajo son: “No hay vacaciones ni días de enfermedad paga o aportes jubilatorios. El ingreso fijo, sin fluctuaciones, es difícil de mantener y, además, hay que salir a buscar el trabajo todos los días. Se requiere de mucha proactividad”.
Por su lado, Fernando opina que una de las contras del freelance es que, si quieres seguridad en todos los aspectos, como salud o ahorro para el retiro, lo tienes que contratar tú mismo.
“Creo que una de las principales desventajas es el aislamiento, al trabajar de manera independiente te encuentras solo en casa por mucho tiempo y no tienes la interacción con las personas que es muy enriquecedora y ayuda a la salud mental”, sostiene Maribel y aclara que, otro aspecto negativo es que la gente no suele tomar en serio el trabajo freelance, y muchas veces, pagan menos por esa razón.
Y este punto es muy verdadero. Muchos empleadores creen que, porque no cumples un horario fijo, trabajarías menos o peor, por lo que no quieren pagar lo que realmente vale el trabajo de un profesional freelance.
Otro punto para destacar es que el teletrabajo es como una tienda abierta las 24hs. ¿Qué quiero decir con esto? Los oficinistas, por ejemplo, cuando terminan la jornada laboral, por lo general, no contestan a ningún tema referido al empleo hasta el otro día. Sin embargo, cuando eres freelance eres también el único responsable de tu trabajo. Por lo tanto, ante una urgencia es a ti a quien recurrirá el cliente (después de todo no hay otro colega que pueda hacerse cargo) y encima, al no tener horario fijo para trabajar, saben que si te contactan, estarás disponible así sean las 10 am o las 7pm, un lunes o un sábado.
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Otro punto súper importante que destaca Clara es que enfermarse para los freelancers es una pesadilla. “Si te enfermas o sientes mal y no puedes trabajar, no cobras. Así de simple”.
“Y ni hablar de tener vacaciones pagas o bonos por desempeño. Esos beneficios del empleo en relación de dependencia son inexistentes de este lado de la orilla”, nos cuenta Santiago.
No lo cambiamos por nada
Dicho todo esto, no hubo un freelancer que me dijera que cambiaría esta modalidad de trabajo (¿y de vida?) por nada en el mundo. Es que poder administrar tu tiempo, tener la libertad de trabajar desde donde lo desees, no tener que viajar al trabajo y, muchas veces, no contar con un jefe que respire en tu nuca, son todas ventajas insuperables, que hacen que todo el resto quede minimizado.
El trabajo freelance es un amor/odio constante, pero una vez que lo pruebas es (muy) difícil dejarlo.