El ocaso de una vedette: Wanda Seux ya no puede hablar pero quiere tener una vejez digna
Se considera a sí misma como un "ave fénix", pues ha ganado la batalla contra el cáncer, se ha repuesto de un infarto al corazón y se recuperó después de seis infartos cerebrales. Sin embargo, en la actualidad Wanda Seux no puede articular ninguna palabra y apenas puede caminar, pues le volvió a dar un infarto cerebral.
Hace unos meses celebraba la vida, y la rehabilitación que había tendido después de los seis infartos cerebrales que sufrió en 2018. Pero las secuelas actuales son peores, pues aunque está consciente, perdió la conexión entre sus ideas y las palabras.
Así lo ha confirmado Alfredo Cordero, un joven amigo de la bailarina que la ha cuidado desde hace un par de años. "A Wanda le deshacen el cuerpo, pero no le tocan el alma ni el corazón, está sonriente, se siente bien. No hila que le pasó esto, pero cuando empieza a hablar, lo hace en un lenguaje con palabras que no existen", dijo en 'Ventaneando'.
Juana Amanda Seux Ramírez había permanecido en una casa en Acapulco propiedad de su amiga Yara Vasco, pero al parecer tendrá que volver a la Ciudad de México. Para solventar sus gastos tiene en renta su casa, por lo que su amigo Alfredo está explorando opciones de un lugar donde pueda tener una vejez digna y ser asistida por alguna enfermera.
"Estamos planeando ver una estrategia que le permita a Wanda que tenga un departamento con una persona que la cuide, que le ayude", contó Alfredo Cordero esta semana en declaraciones para el programa 'De primera mano'. No descarta ingresarla a la Casa del Actor de la Asociación Nacional de Actores, donde varios histriones pasan el final de sus días con los cuidados necesarios.
Sin embargo, esa es una última opción, "pues Wanda ha manifestado que no le gustaría estar ahí. En algún momento nos ofrecieron el apoyo, sin embargo, tal vez es momento de encarar esa realidad". Alfredo dice de su amiga: "Ella se merece ser feliz, merece una vida de cariño, yo qué más quisiera que verla gustosa".
Wanda Seux tiene más de 70 años y es apoyada por sus amistades, pues no tiene familiares. Durante los últimos años se enfrentó a varias batallas, como el encontrar hogar para la decena de perros con los que vivía.
Su salud se deterioró durante la última década. En 2010 fue diagnosticada con cáncer de mama, enfermedad que venció dos años después. En 2018 sufrió un infarto al corazón, y luego le vinieron los seis infartos cerebrales.
Tardó varios meses para volver a caminar y hablar, y solventó los gastos gracias a sus amigos y donaciones. Apenas hace dos meses celebraba la vida, pues consideraba que había vuelto a nacer. Sin embargo, ya dejó dicho que al morir, quiere que coloquen sus cenizas, por un tiempo, junto a las de su madre y luego pidió que sean esparcidas en algún lugar de la Ciudad de México, "porque es el sitio que llevo en mi corazón".
Y es que en la capital mexicana se convirtió en "La Bomba de Oro" y "La Barbie de las vedettes". Por su acento, el público la consideraba argentina, pero en realidad nació en Paraguay y creció en Argentina, país donde forjó una carrera como bailarina y reina del entretenimiento.
Por eso, cuando llegó a México en 1976, fue una sensación el espectáculo tan diferente al resto de las vedettes de la época. Su propuesta era parecida a shows de Las Vegas y París, con números musicales similares a los de Liza Minelli en 'Cabaret'.
"Prácticamente llegué a innovar lo que era la vedette en México, fui un parteaguas. Había muy buenas vedettes, pero pobres. No tenían producción y la mía era de 9 mil dólares. En aquel entonces, un departamento en México costaba 10 mil, por lo que ya se pueden imaginar la calidad de mi show", dijo Seux a la prensa mexicana en 2016, durante la presentación de la película "Bellas de noche".
Wanda Seux era la estrella del Bar Capri en el Hotel Regis, el Folies Bergère y el Marraquesh, en una época donde los espectáculos se presentaban toda la semana y las vedettes eran las reinas de la noche.
La fama la ligó con figuras de poder, por lo que le ofrecían cheques, casas y automóviles. Pero a decir de Wanda, nunca aceptó, "porque si aceptas tienes que ceder a lo que esa persona quiera, pero uno tiene dignidad, orgullo y enseñanzas de los padres. Generalmente los que hacían eso eran los casados, y mí no me gustaban los casados".
Aún así, Wanda sí ganó dinero y lo gastó en propiedades en México, así como en viajes para que su madre recorriera el mundo. En la película "Bellas de Noche" de María José Cuevas, la bailarina reiteró: "Mis lujos eran hacer feliz a mi mamá, que ella viajara, mientras yo me dedicaba a trabajar y trabajar".
Pero las noches de éxito se fueron, y también el dinero. Para cuando llegó su vejez, Wanda aceptaba no tener lujos y en el filme confesaba: "Ahora con que Dios me mande para comer, que no les falte a mis perros y mis tratamientos... Así como llegaron las riquezas, se me fueron, pero lo preferí a irme por el camino fácil. La vida me enseñó que el vago se muere de hambre, pero si tienes una educación en la que sabes lo que es bueno y lo que es malo, sales adelante y yo sigo aquí".