'Elemental' usa la animación para aludir a las experiencias de los inmigrantes en Estados Unidos
En el plano más evidente, “Elemental”, la nueva película de Pixar que se encuentra ya en salas, trata sobre el romance aparentemente imposible entre un ser femenino de fuego (Ember, interpretada en el plano vocal por Leah Lewis) y un ser masculino de agua (Wade, con la voz de Mamoudou Athie). Sin embargo, como suele suceder con las obras producidas por esta compañía, la historia que se cuenta tiene dimensiones mucho más profundas que lo que muestra su superficie.
En este caso, eso tiene que ver indudablemente con la labor de Peter Sohn, un artista coreanoamericano que, además de haber tenido diversos papeles de voz en trabajos de Pixar (como “Ratatouille”, “Monsters University” y “Lightyear”) y de haber trabajado en la animación de otros filmes del mismo origen (como “The Finding Nemo”, “The Incredibles” y “WALL-E”), debutó como director con “The Good Dinosaur” (2015), donde presentaba una realidad alternativa en la que los dinosaurios no se extinguieron.
Pero las cosas se ponen mucho más personales en “Elemental”, cuyo guión (firmado por John Hoberg, Kat Likkel y Brenda Hsueh) se desarrolló sobre la base de una idea original de Sohn que se encontraba íntimamente ligada a sus experiencias familiares como inmigrante de primera generación en los Estados Unidos. Pese a la especificidad, la cinta contiene elementos y circunstancias que podrán ser entendidas por comunidades étnicas de distintos orígenes, lo que le brinda un alcance mucho más amplio del que podría esperarse.
En entrevista con Los Angeles Times en Español, Sohn habló del contenido de la historia que coloca ahora ante nuestros ojos, de los retos técnicos que implicaba lo que quería mostrar, de los gustos compartidos entre los coreanos y los latinos y de otros detalles de interés.
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Peter, esta película demuestra claramente el orgullo que tienes por tus raíces, pero imagino que no siempre te sentiste de ese modo, tal y como sucede con muchos hijos de inmigrantes mientras están creciendo.
La verdad es que no me gustaba mi nombre coreano y quería cambiarlo. Cuando mis padres me decían que me sintiera orgulloso de mis antepasados, me sentía incómodo. Pero a medida que fui creciendo, empecé a sentirme cada vez más orgulloso de ese legado. Comencé a entender de dónde venían mis padres y la manera en que todo eso formaba parte de mi propia identidad. Me avergüenzo de aquellos tiempos. De todos modos, hablé en cierto momento con un profesor de inmigración y me dijo que esa es una parte típica en el desarrollo que uno atraviesa cuando intenta asimilarse a una nueva cultura.
¿Es verdad que las últimas palabras de tu abuela fueron ‘cásate con una coreana’? Cuánta presión…
Recuerdo claramente que ella dijo eso en coreano, y que después falleció. El mensaje fue para mí, para mi hermano y para todos los primos varones que se encontraban ahí. Finalmente, me enamoré de alguien que no lo era, lo que creó un choque cultural muy loco [NR: su esposa es anglosajona]. Todo lo que pasó en ese momento me parece sumamente divertido, pero cuando sucedió, fue muy duro.
¿Crees que tu abuela hubiera cambiado de opinión de seguir viva? Porque incluso las personas más tradicionales terminan cediendo cuando se trata de ver felices a sus descendientes.
Sí, y es justamente de eso que trata esta película. De abrir tu corazón y tener un poco de empatía. Y yo sé que mi abuela habría tenido esa empatía si hubiera conocido a mi mujer.
¿Te gusta la comida picante?
¡Por supuesto! Crecí con ella. Ese fue uno de los choques culturales que sucedieron, y que fue afortunadamente divertido. Recuerdo haber llevado a la familia de mi esposa a un restaurante coreano por primera vez; la reacción que tuvieron ante la comida fue muy curiosa. Tratamos de poner eso en la película de una manera graciosa, haciendo que nuestro personaje de agua pruebe los carbones calientes que comen los personajes de fuego.
La mayoría de los latinos aman la comida picante, por lo que tenemos eso en común con ustedes.
Sí, exactamente. Tenemos muchos amigos mexicanos, colombianos y brasileños que comparten nuestros gustos.
¿Cuál es su plato preferido?
Mi favorito es el estofado de kimchi, que es muy picante, lleva carne de cerdo, un montón de sal y un montón de especias. Está buenísimo.
Hay mucha gente que no entiende realmente lo que hace un director en una película de animación. En este caso, tú no tuviste que comandar solamente el trabajo de voces y el aspecto técnico, sino que creaste la historia y le diste vida tanto al universo que se nos presenta -y que es extraordinariamente elaborado- como a unos personajes que presentaron muchos desafíos para ser plasmados en la pantalla.
Mi propio hermano piensa que, cuando haces animación, sólo tienes que apretar un botón y todo se une mágicamente [risas]. No hay nada más lejos de la realidad. Se necesita de mucha gente, de mucho talento y de muchos artistas de enorme creatividad. Empecé todo esto con unos dibujitos hechos a tinta de un personaje de fuego y otro de agua. A partir de ahí, tenía que convocar a personas que pudieran conectar con la idea lo suficientemente como para ayudarme en la construcción de unos personajes tan particulares.
No había antecedentes de esto en Pixar; se habían creado juguetes, automóviles y humanos, pero no personajes hechos literalmente de efectos. Hubiera sido imposible hacer esto por mi cuenta. Era algo que requería de muchas formas tecnológicas distintas, de muchas manos. No puedo creer todavía todo lo que ellos lograron.
Ya habías dirigido un largometraje, “The Good Dinosaur”, pero esto es mucho más complejo en términos visuales, sobre todo por la manera en que lucen estos personajes, que no dependen de un esqueleto para hacer sus movimientos. Son realmente como elementos puros. Sé que lo que pedías parecería inicialmente imposible, pero los grandes directores de acción real lo hacen también al desafiar a sus equipos técnicos para hacer tomas extremadamente elaboradas o filmar bajo ciertas condiciones.
El origen de todo esto fue tratar de darle las gracias a nuestros padres y a la gente que se ha sacrificado por nosotros. Había un montón de gente que sentía lo mismo, que se conectaba con ello. Por lo tanto, todos estaban dispuestos a llegar lo más lejos posible que se pudiera. Hubo momentos en los que fui muy exigente, pero también hubo otros en los que pensé que el proceso era demasiado duro y que tendría que rendirme.
Pero el equipo entero creía en el concepto. Para mí, eso fue otra metáfora sobre lo increíble y lo poderosa que puede ser la diversidad, porque se trataba de artistas que venían de todas partes, pero que estaban luchando por lo mismo. Estaré eternamente agradecido con ellos.
También es interesante que Wade, el ser de agua que parece representar a los anglosajones, haya sido representado vocalmente por Mamoudou Athie, un inmigrante mauritano.
Lo vi actuando en una película llamada “Uncorked”, en la que se dejaba llevar por la corriente; las emociones brotaban de él como el agua. Y eso es exactamente lo que pasa con Wade. Pero, sí, me encanta que se haya conectado con su experiencia como inmigrante, y que haya puesto todo su corazón en el papel.
¿Qué opinas de la representación actual de la cultura coreana en Hollywood? Últimamente, hemos tenido no solo películas y series de impresionante éxito que han venido directamente de Corea del Sur, como “Parasite” y “The Squid Game”, sino también películas y series igualmente populares que representan la experiencia coreanoamericana, como “Minari” y “Beef”.
Creo que están teniendo su momento. Hay una enorme cantidad de proyectos creativos que están saliendo de allá y que se están viendo respaldados por el ‘streaming’. Como coreano-estadounidense que soy, me siento absolutamente orgulloso de ello. Pero espero que ocurra lo mismo con otros países, aunque viene pasando ya de un modo u otro debido a la popularidad del mismo ‘streaming’ y al hecho de que las herramientas para hacer cine son ahora mucho más accesibles y baratas para los artistas, lo que produce que tengamos ante nosotros muchas más perspectivas procedentes de lugares diversos.
También es interesante que estos trabajos no insistan en mostrar únicamente los aspectos positivos de esas comunidades. Lo de “Beef” puede ser un extremo, pero incluso en “Elemental”, se presenta a una comunidad del fuego que puede ser limitante para sus propios integrantes, que se puede ver frenada por sus acciones internas y no solo por las de otros grupos. Hay un balance adecuado entre lo malo y lo bueno, por decirlo de alguna manera.
Espero haber encontrado ese equilibrio. Fue algo en lo que tuve mucho cuidado, para que el espectador se pudiera relacionar con los personajes por encima de los simples mensajes. Definir la identidad que tienes es un proceso difícil y complejo, por lo que ya era difícil contar esa parte de la historia; pero en términos de lo que significa encontrar esa identidad, hay momentos definitivos, como la xenofobia. Y no coloqué esos momentos simplemente para cumplir con una lista; cuando vivía en Nueva York, había gente que me decía que me fuera a otro país. Pero yo había nacido allí.
Si lo que pasa en esta película tiene tanto que ver con tu vida, ¿por qué decidiste que el personaje principal fuera femenino?
Tengo una hija que tiene ahora 13 años, y quería mostrar a un personaje que estuviera atravesando por circunstancias parecidas. Mi hija es mestiza, y está tratando de entender lo que le pasa cuando se pone de mal humor, como sucede con Ember. Pero eso fue solo un ingrediente. Lo interesante del proceso es que empezaron a surgir todas estas otras piezas, surgidas de las mentes de quienes escribieron el guión. Los artistas que hicieron los ‘storyboards’ empezaron a incluirse también a sí mismos en los dibujos, de modo que el personaje se convirtió en el compendio de muchas personas diferentes.
¿Qué te gustaría que la gente se llevara a casa tras ver “Elemental”?
Espero que la pasen muy bien al verla. Se hizo para eso, pero también para generar conexión. Significaría mucho para mí que un espectador de cualquier edad pudiera salir del cine pensando en una persona de su vida que ha sacrificado algo por ella o que ha asumido riesgos por ella. Me haría feliz escuchar a alguien diciendo, ‘hoy llamé a mi madre para agradecerle todo lo que ha hecho’.
¿Tus padres están vivos?
No, ambos fallecieron durante el desarrollo de esta película. Hace dos años, murió mi padre. Y luego falleció mi madre. Fue difícil hacer esta película en esas condiciones, cuando estaba tratando de honrarlos en la pantalla. El asunto tomó algunos giros oscuros, pero la conclusión de todo eso era que quería hacer una película esperanzadora sobre estar agradecidos por las personas que tenemos en nuestras vidas.
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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.