Elvira Quintana, la bella actriz que murió a los 32 años por retocarse con silicona

Elvira Quintana fue una actriz de la Época de Oro del cine mexicano que tenía un grandioso futuro por delante, sin embargo, su deseo de mantenerse siempre bella la impulsó a someterse a tratamientos estéticos que apagaron su vida cuando era aún muy joven.

Elvira Quintana/Vía Wikipedia
Elvira Quintana/Vía Wikipedia

Poco antes del proceso de adopción del ideario fascista y de sus formas específicas de organización política y social en España, la familia Quintana Molina recibió a su segunda hija, la pequeña Elvira Catalina Quintana Molina. La felicidad por este nacimiento, sin embargo, duró poco pues un año después, cuando el país ibérico se dividía entre el bando republicano y el bando sublevado, el padre de la futura actriz, Pedro María Quintana Gragera, fue fusilado. Sin la figura paterna, su madre, Alejandra Molina Zamora, huyó junto con sus hijas de la península y del avance del franquismo y refugiarse en México.

Durante su juventud estudió actuación en el Instituto Teatral y Cinematográfico de la ANDA, entonces dirigido por Andrés Soler, lo que le permitió incursionar en el mundo del espectáculo como modelo de televisión y tiempo después a debutar como actriz con la película Sueños de gloria en 1953 con un pequeño papel.

Leopoldo Meraz, uno de los columnistas más leídos e influyentes del medio artístico en el siglo pasado, describió alguna vez a Quintana como una mujer española llegada a México "más bien delgada, bonita, llamaba la atención, mas no entusiasmaba", pero un "algo" en su figura le permitió participar en otros filmes como Lo que le pasó a Sansón al lado de Germán Valdés, Tintán; la adaptación de Canasta de cuentos mexicanos con María Félix, Arturo de Córdova, Pedro Armendáriz, entre otros; y El caudillo, con Columba Domínguez.

Su gran oportunidad no tardó en llegar y Bolero inmortal (1958) la consolidó como una de las actrices de la época, pero también como cantante por la emoción que impregnaba en su interpretación. Esto le abrió otros escenarios como los teatros de revista interpretando boleros rancheros y lanzar algunos discos como Mis boleros favoritos, Diferente y Acércate más.

A partir de la década de 1960 trabajó como cantante en el programa Noches tapatías y en telenovelas como Gutierritos. Una vez probado que sabía actuar y cantar, también demostró sus dotes como poetisa pues escribió alrededor de 300 poemas de exquisita musicalidad.

Pese a que era una belleza desde muy chica y siendo una figura que levantaba suspiros al caminar, la vanidad hizo que Elvira Quintana se enganchara con los tratamientos de belleza estética. "Era muy bella, una presencia muy notable, no una gran actriz, cayó en la moda de aderezar su físico y se inyectó, todo eso le provocó una muerte dolorosa y rápida", contó el cronista Carlos Monsiváis en el programa Tras la verdad.

Munecos Infernales starring Elvira Quintana and Roberto G. Rivera. The Curse of the Doll People, a 1961 horror film by Mexican director Benito Alazraki. (Photo by: Universal History Archive/UIG via Getty images)
Póster de la película 'Muñecos infernales' con Elvira Quintana y Roberto G. Rivera (Foto: Universal History Archive/UIG vía Getty images).

Las inyecciones a las que hizo referencia el escritor fueron los primeros tratamientos estéticos con silicona líquida en piernas y busto, con la finalidad de mejorar su silueta. Los resultados, según cuentan algunos testigos, le gustaron tanto que le generaron confianza y no dudó en realizarse varios procesos más en los siguientes años para resaltar su figura y convertirse, de alguna forma, en un sex symbol. "Es la vedette, es la que se atreve a salir en revistas para hombres, en playas, muestra sus encantos físicos, es un poco la nudista", recuerdan los periodistas Jesús Flores y Pablo Dueñas.

Contrario a la práctica actual, que es la silicona estética en forma encapsulada, hace más de 60 años se suministraba en forma líquida, pero como el procedimiento era demasiado invasivo, el cuerpo de la actriz no lo soportó y posteriormente le creó problemas pancreáticos e insuficiencia renal.

Quintana padeció estos efectos alrededor de 10 meses hasta su muerte el 8 de agosto de 1968. Durante el tiempo que Elvira Quintana estuvo postrada por el padecimiento renal fue sometida a varios tratamientos en el Instituto Nacional de Cardiología y después en el Centro Médico. Finalmente murió en su domicilio a causa de un derrame cerebral. Tenía apenas 32 años.

Antes de morir, su último trabajo artístico fue en la radionovela El hipócrita en 50 capítulos transmitida en la XEW.

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