Endulzar tus recetas y bebidas con edulcorantes: ¿buena o mala idea?

Endulzar el té con sacarina
Endulzar el té con sacarina (Adobe Stock)

En un tiempo donde los bulos campan a sus anchas por las redes sociales no es, en absoluto, sencillo separar el grano de la paja. Lo ficticio de lo real. Un fenómeno al que no escapa prácticamente ninguna disciplina, aunque algunas son especialmente fértiles en este sentido. Y la nutrición es, sin duda una de ellas (sobre todo en lo que toca a la pérdida de peso). Miles de inputs en tu teléfono móvil (procedentes muchas veces de personas sin la mínima formación) que te explican qué, cuándo, cuánto y cómo comer para reducir ‘esos centímetros de más’…

Echar sacarina al café
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De entre la enorme cantidad de fake news que atañen a todo lo que tiene que ver con el término ‘adelgazar’ (criterio de búsqueda en Google más que recurrente, sobre todo en esta época del año), hoy nos vamos a detener uno de los productos más populares a la hora de buscar ‘aliados’ cuando queremos bajar de talla: los edulcorantes.

Hace ya décadas que nuestros mercados nos ofrecen una amplia oferta de estos productos que permiten dejar a un lado el azúcar, pero sin renunciar a los sabores dulces. No son pocas las noticias falsas y mitos que se han publicado alrededor de ellos. Así que, para poner un poco de luz sobre el tema, hoy recurrimos a lo que nos cuentan los expertos de ‘Salud sin bulos’ (una cuenta formada por una red profesionales, muchos de ellos sanitarios, nacida precisamente para desmontar todos esos bulos basándose en criterios puramente científicos). 

Si consumes edulcorantes en tu dieta (ya sea bien para endulzar tu café o té, bien para sumar dulzor a tus postres caseros, o bien como ingrediente de productos que compras ya elaborados en el mercado), quizá estos puntos te ayuden a aclarar algunas dudas.

VERDADES Y MENTIRAS SOBRE LOS EDULCORANTES

-Seguros, sí. Saludables, no tanto. Los edulcorantes no son nocivos; todos los aditivos son seguros, y los edulcorantes también. Cualquier edulcorante del que hayas escuchado que tiene efectos tóxicos, es falso. Este mito permanece desde los años 70 donde se hicieron estudios en ratones que después demostraron que no se aplicaban a personas y que las cantidades suministradas eran muy superiores a las que pueda ingerir una persona en toda su vida. Ahora bien, eso no significa que sean ‘necesarios’ o que sean grandes aliados para llevar una dieta saludable.

Distintos tipos de edulcorantes
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-No todos son ‘acalóricos’. Una de las categorías en las que se pueden dividir los edulcorantes tiene que ver con su aporte calórico. Por un lado están, los que no aportan energía, esto es, son acalóricos (sacarina, acesulfamo, aspartamo, los glucósidos de esteviol…) y los que sí aportan energía, esto es, los polialcoholes (xilitol, maltitol, sorbitol, eritritol, manitol…). Dentro de estos útlimos, aunque cada uno tiene sus características propias, se puede decir que, en general, aportan menos calorías que el azúcar y tienen un poder endulzante muy alto.

-¿Pueden provocar diarrea? Si hablamos de los polialcoholes que acabamos de mencionar, tomados en grandes dosis, sí que pueden tener un efecto laxante (no se digieren del todo y nuestra microbiota se los ‘come’. Esto puede provocar gases, aumento de agua en las heces y por tanto, diarrea).

-La estevia no es una alternativa ‘natural’. Por mucho que en el packaging (como en la imagen inferior) veamos dibujada la planta, en realidad no es la planta lo que se utiliza para endulzar. Lo que se usa son los glucósidos de esteviol (compuestos que se obtienen mediante un proceso químico, en un laboratorio). Así que los criterios de consumo son los mismos que para el resto de edulcorantes.

Estevia
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-Refrescos, bollería industrial… productos que son un 'NO', lleven o no edulcorantes. A veces caemos en la tentación de, al ver reclamos del tipo ‘Sin azúcar’, adquirir productos que no son saludables. Como siempre, lo importante, es valorar la calidad global de producto en sí. Si en su versión ‘convencional’ no son sanos, con edulcorantes tampoco van a serlo (por mucho que su índice calórico se vea reducido).

-Nuestro umbral del dulzor, la clave para desaconsejar su consumo. Pero si son seguros, ¿por qué los nutricionistas nos dicen que lo ideal sería que no formaran parte de nuestra dieta? Aunque es cierto que algunos son acalóricos y otros aportan calorías pero menos que el azúcar, esto no es razón suficiente para introducirlos de forma permanente en la alimentación porque el objetivo debería ser que nuestro umbral del dulzor se vaya reduciendo. Si no, siempre requeriremos ese nivel alto de dulzor para que un alimento nos ‘satisfaga’ a nivel palatal, cuando la meta que ser capaces de descubrir el sabor real de los productos. Esto es, no necesitar que los alimentos sean muy dulces para que nos gusten (cuando no encontremos ese nivel con edulcorantes, lo haremos con azúcar). Además, se pueden dar ‘trampas mentales’ del tipo: ‘Bueno, como aquí he restado calorías, puedo compensar acompañando al café con estas galletas…’. Mala idea.

-La reducción progresiva, una buena estrategia. La mejor forma de eliminar los edulcorantes de la dieta consiste enir reduciendo progresivamente la cantidad. Todo depende, claro, de qué punto partamos. Si abusamos del azúcar, el edulcorante puede ser al principio una buena herramienta para hacer esa transición. Pero después, la idea es, como decimos, ir eliminándolo también de forma paulatina para que el paladar se vaya acostumbrando.