Yahoo Estilo Enrojecimiento en la piel: cómo saber si se trata de rosácea, dermatitis o alergias
No sabes si fue esa nueva crema que usaste anoche, o algo que comiste, pero lo cierto es que sientes ganas de rascarte, aparecen marcas rosadas y al rato puede que desaparezcan. A todos nos pasa, e incluso a veces no tenemos idea de qué puede ocasionarnos esa sensación monótona y fastidiosa en la piel caracterizada por enrojecimiento en la piel y una picazón constante.
A medidos de primavera y hasta mediados de verano, pasamos más tiempo al aire libre y la vegetación alborotada con el sol deja volar el polen para esparcirse y hacer de la Tierra un lugar mejor, pero esto no aplica para la piel de muchas personas porque comienzan a manifestarse alergias que, además, cuentan con otros síntomas como enrojecimiento de los ojos, picazón de la nariz y hasta congestión.
El asunto interesante está en que no siempre se manifiestan dos o más síntomas, con lo cual no siempre es fácil distinguir qué nos ocurre. La dermatitis atópica, frecuente en niños, aunque puede aparecer a cualquier edad, causa enrojecimiento y escozor. El eccema es el resultado de la inflamación ocasionada por la dermatitis atópica y se ha relacionado con alergias alimentarias, según se explica en Clínica Mayo.
Además existe también la dermatitis perioral, también llamada periorificial, y cuyo síntoma principal son unas pequeñas vesículas que aparecen cerca de la boca y los ojos y pueden picar, enrojecerse y descamar la piel, aunque a veces es asintomática, así lo explica la doctora Ángela Hermosa Gelbard, dermatóloga de Clínica FEMM, quien agrega que la causa de esta afección aún se desconoce, aunque se ha asociado al uso de corticoides, con lo cual es esencial no automedicarnos.
Por otra parte, el médico dermatólogo Jorge Padilla nos explica que la dermatitis de contacto, es de hecho alergia y consiste en la inflamación de la piel que se da por parte del sistema inmune ante un agente extraño.
Este tipo de dermatitis puede ser causada por distintos factores como el polvo o el polen, pero también por el contacto con productos químicos de limpieza, productos de belleza como cremas o maquillaje, más si tienen fragancias, líquidos naturales de plantas, como sábila por ejemplo. Sus síntomas contemplan, además del enrojecimiento y la comezón, descamación de la piel.
En todos los casos una buena clave para diferenciar es que las alergias ocasionan mayor aparición de ronchas rojizas que causan mucho prurito o picazón. Y son precisamente esas manchas rojizas las que pueden causar confusión ante la rosácea.
La rosácea es una afección crónica e inflamatoria que se caracteriza justamente por la aparición de parches rojos en las mejillas, los cuales dejan ver fácilmente los pequeños vasitos sanguíneos en la piel.
A veces, surgen mínimos granitos y también se puede sentir la piel tirante por resequedad. Aunque, como se explica en Medical News Today, las causas de la rosácea no están completamente claras, se relacionan con el estrés, con los cambios bruscos de temperatura, y con el consumo de algunos alimentos y bebidas, como el vino tinto, porque específicamente el consumo de alcohol, puede dilatar los vasos sanguíneos y ocasionar enrojecimiento de la piel.
Esta es una afección que puede lucir parecida a las anteriores a primera vista, pero en realidad es muy diferente. Unos datos interesantes para diferenciarla es que, primero, suele aparecer más frecuentemente en las personas de piel clara. Segundo, se hacen muy notorios los vasitos sanguíneos, como se dijo; suelen aparecer problemas oculares y no es que pica sino que más bien da una sensación de ardor.
Además de evitar rascarnos porque podemos empeorar la zona abriendo mínimos canales de infección y romper la capa superficial de la piel, en todos los casos la recomendación es visitar al especialista.
Es posible que con un antialérgico se encuentre alivio temporal, o que con una crema humectante se calmen algunas sensaciones, pero para evitar que ninguna de estas condiciones progrese es necesario visitar al especialista, evitar automedicarse, y sobre todo evitar el uso de remedios caseros y productos que lejos de aliviarnos, pueden empeorar la situación.
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