Escribió las canciones del Rey Sol Marquesi, brilló en televisión y hoy apuesta por el heavy metal
A Facundo Espinosa le hace bien frenar, recalcular y volver a empezar, y es lo que hizo a lo largo de su vida con la actuación y con la música. Quizá es porque empezó de muy chiquito y a los 9 años ya se destacaba en Clave de sol. Con la música pasó algo parecido porque a los 11 años ya le cambiaba las letras a las canciones de Charly García. Hizo la música de varias películas, de novelas, escribió los hits del Rey Sol Marquesi de Son amores; ganó un disco de oro con Los Roldán y tuvo varias bandas. Ahora se lanza con Espinosa, un nuevo proyecto solista orientado al heavy metal y con tintes de hard rock, con letras que invitan a reflexionar. “Borrego” es su primer corte de difusión y ahora también se escucha “Donde pisa el guerrero”. Más adelante se lanzará “Billetín”.
“La idea es ir sacando canciones todo este año hasta completar once″, cuenta Facundo Espinosa en diálogo con LA NACIÓN. “Venía haciendo música y en un momento frené todo por un tiempo y después se dio tocar con Santiago Díaz Garcés, que es el guitarrista y mi compañero compositor. Él compone la música y los arreglos y yo hago la melodía de la voz y la letra. Y somos amigos por nuestras hijas, que son mejores amigas. Nos conocimos en la puerta de la escuela de las nenas, empezamos a charlar y a hacer música. Y así nació Espinosa. A él le gusta el rock, yo siempre toqué rock, pero nunca pesado. Y él es un guitarrista amplio que toca todo aunque le gusta el metal, así que terminamos haciendo rock pesado. El trabajo en redes hoy está aparejado a la música porque una cosa es una banda consagrada, que los fans esperan el nuevo disco, pero cuando no tenés un público que espera hay que mostrar el material de a poco. Hay que generar interés”, detalla.
–¿Qué te motivó a volver a hacer música y salir de esa pausa en la que estabas?
–Soy amigo de Cristian Merchot, que es un productor musical muy groso y nos está produciendo. Entonces, tenerlo en el equipo es espectacular y me motivó contar con su apoyo; podemos avanzar con tranquilidad. También me acompañan Beto Cerioti, ex Almafuerte, en el bajo; Horacio Moreno, ex David Lebón, en batería y Hernán Sánchez en segunda guitarra. La temática es un mensaje antisistema y también es algo introspectivo, porque no solo el sistema te puede boicotear. Es una crítica a la condición humana y social. Qué estamos haciendo con el tiempo que nos fue concedido, como sociedad y como personas.
–Decís que el metal le gusta más a tu compañero que a vos, ¿cómo fue esa negociación, hubo que ceder?
–Toda la vida escuché rock pesado, pero siempre toqué rock fusión, más al estilo Pescado Rabioso, es decir rock nacional no tan pesado. Esta vez, como a Santi también le gusta, se dio hacer este estilo y me vino como anillo al dedo para poder ser cantante de una banda de metal, que de otra manera no hubiera hecho. Aproveché.
-¿Qué escuchás?
–Nirvana, System of a Down, pero no soy tan fanático del rock extranjero. Me gusta el rock con letras en castellano: Almafuerte, Hermética. Y me gustan las canciones, la letra y la música. (Ricardo) Iorio me parece el mejor del metal nacional.
–¿Hacer música reditúa económicamente?
–No, para nada. Al contrario, es toda inversión de tiempo y dinero. Lo hago porque me gusta.
–¿Qué te inspira a la hora de componer?
–Algunas canciones llevan bastante tiempo y otras aparecen más rápido. Son horas de trabajo, a veces aparecen letras o melodías que no me gustan y hay que continuar y corregir. La motivación es expresarse y poder canalizar emociones, energías y conceptos a través de la música. Y no deja de ser una catarsis.
–¿Sos autocrítico o amoroso con tu trabajo?
–Soy híper exigente porque escribo canciones desde siempre. A los 11 años empecé a cambiarle las letras a los temas que escuchaba, para practicar. Me gustaba hacerle una letra nueva a un tema que ya existía. Llevo años escribiendo, entonces la exigencia te sale sola, y me doy cuenta cuando arranco mal o voy por mal camino.
–¿Y a qué canciones les cambiabas la letra?
–A las canciones de Charly García. Jugaba a hacer una letra mía.
–Años después trabajaste con Charly, ¿cómo fue esa experiencia?
–Si, produje el disco Viviendo urgente de Gaby Carámbula, a mis 23 años. Compuse todas las canciones con él y de invitado vino Charly, a hacer un tema. Y también Fito Páez y Fabi Cantilo. Para mí, que empecé tocando la guitarra en el fondo de mi casa, haber compartido un rato con artistas de su calibre es un montonazo. Un sueño hecho realidad. Conocí a un montonazo de músicos por estar en el medio y grabé con Patricia Sosa, también. Cosas re lindas para alguien que toca de oído. Y valoro y tengo todo eso en mi recuerdo.
–¿Es verdad que nunca estudiaste música y tocás de oído casi todos los instrumentos?
-No los toco profesionalmente, pero si nos juntamos a rockear puedo tocar la batería, el bajo, la guitarra, puedo cantar. Pero no soy un músico profesional que toca excelente cualquier instrumento. Soy un autodidacta.
–La popularidad te llegó de la mano del actor aunque nunca dejaste de hacer música y hasta ganaste un disco de oro con Los Roldán. ¿Cómo fue ese camino?
–Produje el disco de Los Roldán, compuse todos los temas del Rey Sol Marquesi en Son amores y durante ocho años hice la cortina de los programas de radio de Elizabeth Vernaci. En 2008 hice la cortina del programa de Marcelo Tinelli, de la novela Botineras, de la serie Dromo e hice la música de varias películas. Todo compartido con músicos, arregladores y colegas, claro. Siempre trabajando en equipo. A los 13 ya tenía mi guitarra y mi bandita. Siempre fui emprendedor, de animarme. Y le dije a un amigo que tenía un bajo y a otro que se había comprado una batería, que a su vez trajo a otro que tocaba la guitarra. Así armamos la primera banda, en Lomas del Mirador. Estábamos todo el día tocando en el fondo de casa, torturando a los vecinos (risas).
–¿Y comercialmente qué fue lo primero que hiciste?
–Lo del Rey Sol Marquesi, porque trabajaba en Son amores. Mariano (Martínez) me contó que su personaje iba a cantar cumbias y yo le dije que le iba a escribir un tema. Fui al bar y en media hora salió lo que fue el hit, “Yo sé”. Se lo mostré a Miguel Ángel (Rodríguez), le encantó, se rió mucho y Mariano también se divirtió. A los dos días lo grabamos, hicimos un demo de “Yo sé” y a la semana explotó como el hit del momento. Ni siquiera era un tema que habíamos grabado bien. Como el personaje era un jugador de fútbol, tampoco tenía que sonar genial. Esa grabación medio precaria, entonces, era suficiente. La canción salió así a la calle y durante varios meses fue un hit y llenó hasta noticieros. Ese fue mi primer trabajo musical y gracias a eso aprendí a registrar los temas y a hacer el caminito del músico. Con los años tuve un estudio de música y de grabación.
–A veces necesitás parar y recalcular. Te paso eso con la música y con la actuación, ¿por qué?
–Si claro. Soy muy impulsivo y de repente me mando a hacer algo y necesito frenar si me paso de rosca. Hoy puedo hacer todo con más tranquilidad y no poniéndome ansioso. Las cosas se desarman cuando no logran madurar. Soy compositor y no un gran cantante o un gran guitarrista; lo que hago es escribir canciones y si no lográs armar una carrera estable y tener tu público, todo el tiempo estás volviendo a empezar. Es complicado porque toda la vida hice música, pero no tuve un éxito espectacular con un proyecto mío. Y muchas veces me pregunté si seguir o no.
–¿Tenes otros proyectos?
–Siempre tenemos emprendimientos con mi señora, Lucila, con quien estamos juntos hace veinte años y somos padres de Mara y Ema. Somos un equipo para todo, y me ayuda para hacer los videoclips. Hace poquito filmé Corazón delator, que hicimos con Julieta Díaz y Benjamín Vicuña, con dirección de Marcos Carnevale; supongo que se estrena en unos meses. No hay un gran flujo de trabajo. Hoy mis colegas actores hacen mucho teatro, pero la verdad es que no me gusta mucho.
–Es cierto, no hiciste casi teatro, ¿por qué?
–Amo la actuación, pero no me gusta eso de la repetición cada noche. No me crié haciéndolo y sí me gusta ver a mis colegas disfrutando del teatro, pero yo lo padezco. Hice dos o tres obras, pero no me sentí cómodo, no me gustó. Más de viejo me gustaría hacer un unipersonal y escrito por mí.