Este hábito te ayudará a esquivar los dos tumores más comunes

La hora a la que ingerimos los alimentos importa tanto como lo que comemos. Cenar más tarde de las 10 o acostarse inmediatamente después ya es un factor de riesgo de cáncer

Cenar temprano (antes de las nueve de la noche) podría tener un efecto protector. (Foto: Getty)
Cenar temprano (antes de las nueve de la noche) podría tener un efecto protector. (Foto: Getty)

“¿Cuándo cenamos?” Los que viven en una casa con niños o adolescentes estarán hartos de escuchar esta pregunta. Sí, también tenemos esta otra: “¿Qué hay de cena?”, pero ¡cuidado! Tan importante es la una como la otra. De manera que además de aprender a comer lo que es bueno para tu salud (y trasmitirlo con tu ejemplo al resto de la familia), también deberías revisar los horarios a los sueles comer, y sobre todo, cenar.

Llevar una vida activa y comer sano previene el cáncer. Esto incluye que la última comida del día sea antes de las 9 de la noche. (Foto: Getty)
Llevar una vida activa y comer sano previene el cáncer. Esto incluye que la última comida del día sea antes de las 9 de la noche. (Foto: Getty)

Una investigación publicada en la revista International Journal of Cancer vincula la adherencia a unos patrones diarios de alimentación con un menor riesgo de cáncer. Hasta ahora se había puesto el foco en lo que comemos, dando lugar a una nueva categoría de alimentos (‘carcinógenos’), pero no en la importancia de evaluar los horarios; tampoco se habían tenido en cuenta los ritmos circadianos en los estudios sobre la dieta y el cáncer.

Si además eres capaz de acostumbrarte a cenar verduras, ¡harás pleno! (Foto: Getty)
Si además eres capaz de acostumbrarte a cenar verduras, ¡harás pleno! (Foto: Getty)

Sin embargo, trabajos recientes con modelos animales han demostrado que el momento en el que se realizan estas comidas tiene un impacto muy notable sobre la salud.

Ahora un estudio llevado a cabo por investigadores del Instituto de Salud Global (ISGlobal) de Barcelona alerta de que las cenas tardías o irse a dormir sin dar un margen suficiente para que la comida se haya digerido adecuadamente aumenta el riesgo de cáncer de mama y de próstata.

Los investigadores querían saber si el momento de la comida podría asociarse con el riesgo de cáncer de mama y próstata, dos de los cánceres más comunes en todo el mundo y los que están más relacionados con el trabajo nocturno, la interrupción circadiana y la alteración de los ritmos biológicos.

“Existían datos experimentales, aunque no en humanos, que indicaban que la hora a la que se realizan algunas actividades puede afectar la salud”, explica Manolis Kogevinas, investigador de ISGlobal y primer autor de este estudio.

Si te metes en la cama con el estómago lleno no podrás descansar. Debes dejar pasar al menos dos horas entre la hora de la cena y el acostarse, (Foto: Getty/istock)
Si te metes en la cama con el estómago lleno no podrás descansar. Debes dejar pasar al menos dos horas entre la hora de la cena y el acostarse, (Foto: Getty/istock)

De hecho la conclusión es demoledora: Cenar más tarde de las 10 o acostarse inmediatamente tras la cena aumentan el riesgo de desarrollar un cáncer de mama o de próstata.

Para demostrarlo, los autores evaluaron los estilos de vida –incluida la dieta– de los participantes, y también su cronotipo. Es decir, las variaciones en el ritmo circadiano de cada persona que determinan si su vida es más ‘diurna’ o más ‘nocturna’.

“Nuestro reloj biológico está regulado por los ciclos de día y noche, y el segundo factor que más influye es la dieta. El reloj central está en la base del cráneo y está influido básicamente por la luz, pero en el intestino y otros órganos también hay relojes que tienen ciclos condicionados por la hora a la que comemos”, añade el experto.

El estudio fue llevado a cabo con la participación de 1.025 mujeres diagnosticadas de cáncer de mama y de 621 varones con cáncer de próstata, así como de 1.493 individuos sanos (‘grupo control’), que incluyó a 1.321 mujeres y 872 varones. Todos los participantes respondieron a distintas preguntas sobre sus dietas y los horarios de sus comidas, sus hábitos de sueños y cronotipos, y su grado de adherencia a las recomendaciones para la prevención de los distintos tipos de cáncer.

Para evitar desarrollar un tumor de mama o de próstata, adelanta la hora de la cena y espera un tiempo prudencial para hacer la digestión antes de irte a la cama. (Foto: Getty)
Para evitar desarrollar un tumor de mama o de próstata, adelanta la hora de la cena y espera un tiempo prudencial para hacer la digestión antes de irte a la cama. (Foto: Getty)

Los resultados mostraron que las personas que cenaban antes de las nueve o que esperaban al menos dos horas tras la cena antes de irse a la cama tenían un riesgo hasta un 20 por ciento inferior de padecer un tumor de mama o de próstata, que aquellas que cenaban más tarde de las 10 o que se acostaban inmediatamente después de cenar.

Ese porcentaje de protección aumenta un 5 por ciento más cuando se combinan ambas acciones: comer temprano y separar comida y hora de irse a dormir.

Según Kogevinas, “estos resultados tendrán implicaciones sobre las recomendaciones para la prevención del cáncer, que a día de hoy no tienen en cuenta los horarios de las comidas”. Lo que está claro es que el organismo no está preparado para comer de noche, de ahí que cueste más metabolizar los alimentos. “A todos nos ha pasado ir a dormir con el estómago lleno y no pegar ojo, no hace falta ser epidemiólogo para saber que no es un hábito saludable”, apunta Kogevinas.

¿Tu reto para este otoño? Introducir un nuevo hábito en tu rutina: cenar antes. (Foto: Getty)
¿Tu reto para este otoño? Introducir un nuevo hábito en tu rutina: cenar antes. (Foto: Getty)

De momento se desconocen los factores que están detrás de esta relación, aunque los investigadores sospechan que tiene que ver con la capacidad de metabolizar la comida, una hipótesis respaldada por estudios con ratones en los que se ha visto que cuando se da una dieta hipercalórica a ratones durante la noche, como son animales nocturnos, los roedores se adaptan a ella y no se vuelven obesos. En cambio, cuando se les da de día, se altera su capacidad para metabolizar la comida y desarrollan obesidad.

Lo ideal sería cenar alrededor de las ocho (intenta al menos no superar la barrera de las nueve) e irse a la cama sobre las once de la noche. y, ¡fíjate por dónde! Lo que hacen los nórdicos, ingleses o alemanes de cenar temprano (entre seis y siete) y tomarse un piscolabis a última hora no es sano; “eso vuelve a poner en marcha todo el sistema, por lo que resulta contraproducente”, concluye el investigador de ISGlobal.

¿A qué hora sueles cenar? ¿Qué haces después? ¿Sales a dar un breve paseo o enseguida te metes en la cama?

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