Estrenos de cine: Vértigo ofrece una experiencia límite en la altura narrada con destreza técnica y visual

Vértigo, estreno del jueves 1°
Vértigo, estreno del jueves 1°

Vértigo (Fall, Estados Unidos-Reino Unido/2022). Dirección: Scott Mann. Guion: Scott Mann y Jonathan Frank. Fotografía: MacGregor. Música: Tim Despic. Edición: Robert Hall. Elenco: Grace Caroline Currey, Virginia Gardner, Mason Gooding, Jeffrey Dean Morgan. Duración: 107 minutos. Distribuidora: BF Paris. Calificación: apta para mayores de 13 años. Nuestra opinión: buena

Aunque plagie el título de una de las máximas obras maestras de la historia del cine y se distancie del término original elegido por sus responsables (Fall, “caída”), Vértigo no deja de ser una elección plausible para encabezar el estreno local de un relato de supervivencia en condiciones extremas. El diccionario de la Real Academia Española se refiere expresamente al vértigo de la altura como “sensación de inseguridad y miedo a precipitarse desde una altura o que pueda precipitarse otra persona”.

A eso exactamente apunta esta película. A describir todo lo que le pasa a un personaje (o dos, como en este caso) a 609 metros de altura, en medio del desierto californiano, sostenido a duras penas sobre una frágil estructura de metal en la cima de una herrumbrosa antena de radio. Y en el mismo acto, a construir en el espectador un juego de tensión y suspenso permanente alrededor de todo el cuadro de observación de esa experiencia límite.

No hay demasiados secretos en este ejercicio de ida y vuelta. Vértigo fue diseñada siguiendo las reglas de un manual de instrucciones escrito desde hace un buen tiempo para contar este tipo de historias. Becky (la morocha Grace Caroline Currey) es una temeraria muchacha que comparte con su novio Dan (Mason Gooding) y su mejor amiga Hunter (la rubia Virginia Gardner) una arriesgada práctica: la escalada de muros de piedra o paredes montañosas con las manos, sin otra ayuda que pequeños cables o arneses.

Dan pierde el equilibrio y cae al vacío en la primera escena, Becky no puede superar desde allí un dolor incontenible y Hunter regresa más tarde a su vida para proponerle como expiación un regreso a las alturas. Llegar a la cumbre de la antena de radio como tributo final al ser querido que ya no está. Becky vacila hasta que siente que su naturaleza es más fuerte. Pero la experiencia no será la imaginada: la endeble estructura irá mostrándole de a poco a las aventureras sus peligros y amenazas, como en un relato de terror.

Dos personajes expuestos a una situación límite de supervivencia
Dos personajes expuestos a una situación límite de supervivencia

Podemos anticiparnos a casi todo lo que les pasa a las protagonistas, su lucha contra los elementos, los aparatos que no funcionan o fallan en el momento final. Hay algunas trampas de guion (quienes hayan visto A la deriva, otra aventura extrema pero en alta mar, las descubrirán pronto) y algún giro propio de una telenovela, pero lo mejor de Vértigo está en la proeza creada en conjunto por un realizador, un osado camarógrafo (el español MacGregor) y un montajista que tienen perfecta noción del uso del espacio y el manejo del tiempo, y logran crear la sensación de vacío, profundidad y soledad en las alturas como si los efectos visuales nunca se hubiesen inventado. Este verdadero alarde de precisión entre la técnica y el drama humano sostiene el interés de un relato que perderá casi todo su interés si se sigue en cualquier espacio que no tenga las dimensiones de una sala de cine.

En un breve papel (casi una colaboración amistosa) aparece Jeffrey Dean Morgan, otro experto en historias de supervivencia bajo circunstancias complicadísimas.