Estrenos de teatro. A.K.A, una historia a cargo de un performer que sabe adueñarse y expandir una trama llena de dobleces

Más allá de algunas objeciones en lo que se refiere al texto como a la dirección, la actuación del actor y cantante Lucas Pose posibilita que la historia del personaje central de A.K.A. logra conmover al público
Más allá de algunas objeciones en lo que se refiere al texto como a la dirección, la actuación del actor y cantante Lucas Pose posibilita que la historia del personaje central de A.K.A. logra conmover al público

Libro: Daniel J. Meyer. Intérprete: Lucas Pose. Músicos en escena y música original: Salvador Pecelis, Agustín Painefil y Facundo Biderbost. Colaboración musical: Martín Cabrera (Macabre). Diseño de vestuario: Alejandra Robotti. Asesoramiento de espacio: Martina Urruty. Dirección: Gastón Marioni. Sala: Centro Cultural 25 de Mayo, Triunvirato 4444. Funciones: viernes y sábados, a las 21.

La obra de teatro musical A.K.A. (Also known as), texto de Daniel J. Meyer y dirección de Gastón Marioni, tuvo un recorrido poco habitual. Antes de su llegada al Centro Cultural 25 de Mayo, de Villa Urquiza, se había estrenado originalmente en España en donde hizo cinco temporadas en Barcelona y en Madrid. En aquellas latitudes obtuvo varios galardones (entre ellos, tres Premios Max, uno de los más prestigiosos de la escena española). La versión europea se había presentando en Buenos Aires en el marco del Festival de Temporada Alta, que organiza Timbre 4, de hace dos años. Con tanto millaje a cuestas, llegó la versión local a Villa Urquiza.

La historia se centra en un tal Carlos, un adolescente que pasa sus días entre el colegio, su propio aburrimiento, la rutina familiar, el ir al parque para encontrarse con amigos, el hip hop y la pulsión de estar prendido a su celular. Gracias a una aplicación conoce a una tal Vicky (”una cheta rubia”) con quien inicia un relación a distancia hasta que se conocen y la química entre ellos toma las bellas formas de una relación entre adolescentes que buscan su lugar en el mundo. En esa deriva, tienen su primera cita a solas en una casa prestada. En ese impreciso marco de deseo, timidez y entrega, Carlos se inicia sexualmente en medio de una noche de decidido amor multicolor. Pero todo ese clima se derrumba cuando llega una prima y lo luminoso de ese encuentro se transforma en una denuncia, acusaciones que pasan al ámbito de la Justicia y el inicio de un largo período de extrema oscuridad y crueldad. En paralelo, el giro dramático convive con las dudas y sospechas de cómo fue el proceso de adopción de sus padres. En escena, todas estas capas las cuenta un único actor y cantante acompañado por tres músicos .

La obra que se está presentando en Villa Urquiza tuvo una versión en España en donde hizo 5 temporadas en Madrid y Barcelona
La obra que se está presentando en Villa Urquiza tuvo una versión en España en donde hizo 5 temporadas en Madrid y Barcelona - Créditos: @Fiorella Romay

En la versión que se presenta en la sala ovalada del centro cultural el actor es Lucas Pose (conocido como Zero en el mundillo del hip hop). Se trata de un joven intérprete rionegrino que formó parte de las series El marginal y Maradona, sueño bendito, que trabajó en la película Re oca, que protagonizó Natalia Oreiro, y el que grabó su álbum de rap El arte del desengaño. En escena, el multifacético performer logra que ese Carlos se apodere del espacio de manera muy acertada llevando siempre el peso y el ritmo de esta narración que peca de algunos aspectos poco creíbles (como que el personaje sea discriminado por su color de piel o el dar cuenta del proceso judicial que, por sus tiempos, en nada se ajusta a la realidad). Su capacidad expresiva y la forma que se apropia del relato le permite todo el tiempo estar al servicio de esa historia en la que establece una fluida complicidad con los tres músicos ( el universo sonoro es uno de los puntos troncales de todo esto ). Los dos momentos en los cuales Lucas Pose rapea esta historia se convierten en puntos altos en los cuales lo dramatúrgico, lo interpretativo y lo musical se condesan de una manera muy potente aunque ciertos desajustes en el sonido dificulten la comprensión de la letra.

Cabe pensar que si el texto se hubiera concentrado en algunos aspectos (como el encuentro/desencuentro entre este pibe de barrio con la “rubia cheta”) en vez de extenderse en la historia de la trama, A.K.A. lograría un efecto más potente en esta propuesta en la que confluye adecuadamente lo performático con lo musical.