La ex Chiquititas que trabajó con Guillermo Francella, fue profesora de inglés y ahora se dedica de lleno a su verdadera pasión
“Todo, todo, todo, es tuyo si querés. Con una sonrisa, mirá qué fácil es”. Esos versos pertenecen a una de las canciones más memorables de Chiquititas, que supo reversionarse a lo largo de los años e impactar en distintas generaciones. Algunos vieron el programa desde casa y otros tuvieron la oportunidad de formar parte del fenómeno que marcó un antes y un después en la televisión argentina. Una de ellas fue Michelle Meeus quién, con solo 8 años, estuvo en el elenco original de 1995. Para ella, todo se trató de un juego, no un trabajo. Sin embargo, reconoció que durante mucho tiempo fue un tema tabú del que no hablaba. En diálogo con LA NACION, recordó su paso por el programa, sus inicios en publicidad cuando era muy pequeña y cómo logró amigarse con la fama. Además, habló de su presente en el mundo de la música.
La historia de Michelle en los medios comenzó casi de casualidad. Durante 45 años su padre tuvo una peluquería infantil muy reconocida en Palermo, donde asistieron varias celebridades y personalidades del espectáculo. Una tarde, un productor la vio y su vida cambió para siempre. Era solo una bebé de tres meses cuando apareció en la portada de la revista Regazo y casi sin querer, empezó su carrera en el mundo del modelaje, la publicidad y la televisión.
“Para mí era un juego, todos te trataban bien y comías cosas ricas”, le aseguró Meeus a LA NACION. Según le contaron, su casa estaba revolucionada porque era “la beba de la tapa”. Al poco tiempo la llamaron de una agencia y le llegó la propuesta para el primero de sus muchos comerciales: “Tenía una suerte terrible, iba a los castings y quedaba. Si voy ahora no quedo, pero en ese momento evidentemente había algo que atrapaba”.
El gran salto: De Jugate Conmigo a Chiquititas
En 1994, Michelle tuvo una oportunidad soñada: un casting para un especial del día del niño de Jugate Conmigo (Telefe). “Me lo hizo Cris Morena, y me acuerdo que cuando la vi me cohibí un poco”, comentó. Junto a otros niños tuvo que bailar “Celoso baboso”, uno de los hits del programa. Pensó que no quedaría seleccionada, pero estaba equivocada. Sin saberlo aún, esa participación fue el trampolín para dar el gran salto de su carrera.
“Para pertenecer al medio te convenía hacer todos los castings y después veías qué te cerraba más”, explicó. En ese momento se abrió una convocatoria para un programa infantil y, después de varias etapas de audición y de estudiarse todos los personajes del guion, recibió el mensaje más esperado: la confirmación de que fue seleccionada para una tira. ¿Cuál era? Nada más y nada menos que Chiquititas de 1995, la primera temporada de uno de los mayores éxitos de la televisión nacional.
“Para mí fue un trabajo más, no teníamos ni idea de lo que se avecinaba ni el sacrificio que implicaba una tira diaria con ocho años”, reflexionó. Hasta la actualidad se pregunta cómo hacía para aprender la letra de su personaje, que, además, llevaba su mismo nombre. Contó que tomó un par de clases de teatro antes de entrar al programa, y cree que eso le ayudó a entender un poco mejor la dinámica de trabajo.
Michelle estaba ilusionada y emocionada con todo lo que había a su alrededor y aseguró que lo que sentían los fans al ver el programa en casa, era en definitiva lo mismo que vivía ella. Compartió elenco con Agustina Cherri, Gabriel Corrado y Romina Yan, de quien tiene un recuerdo muy latente. “Grabé mi última escena con ella y tuve la oportunidad de darle un abrazo. Fue muy emotivo. Era muy sencilla, un perfil muy bajo. Era así como se la veía en la tele, angelical, honesta y dulce para hablarte.”
El lado B de la fama
No todo lo que brilla es oro. Si bien la tira de Cris Morena era un verdadero éxito, también demandaba responsabilidad, esfuerzo y sacrificio. Con el correr del tiempo, los niños, que apenas daban sus primeros pasos en ese mundo, empezaron a entender realmente de qué se trataba la televisión, con sus luces y sombras. “Ser tan chica y estar expuesta fue el motivo por el cual me retiré del programa”, remarcó Meeus.
El ritmo que demandaba el programa no era compatible en su caso con las responsabilidades del colegio. “Mi mamá me notaba distraída, cansada. Me daban directivas adentro del canal y me costaba seguirlas. No fue fácil y siempre estuvo la premisa de que la tele llegó de casualidad porque no era algo que busqué, ni con lo que soñé toda la vida. En mi casa decían ‘sos una nena y esto es un juego. De grande, si te gusta, sabrás qué pasos seguir, pero no vamos a alterar tu niñez por un programa de televisión’”.
Estuvo en Rebelde Way y Floricienta, pero pegó el volantazo y cambió su vida: “Elegí la estabilidad”
Si bien para ella fue una gran experiencia, también reveló que sufrió problemas de salud en ese período que la llevaron a consultar con una especialista. Le dijeron que tenía “un estrés galopante” y hasta le preguntaron si estaban pasando por un momento importante en la familia. La respuesta de su madre fue “estamos en plenas grabaciones de una novela”. La decisión final de sus padres fue que no continuara en el programa.
De docente a cantante
Después de Chiquititas su carrera siguió un tiempo más en los medios. Estuvo en Hermano es un hermano, junto a Guillermo Francella y participó de Alas, poder y pasión, con Paola Krum y Gustavo Bermúdez. Cuando terminó el secundario, estudió el profesorado de inglés y reveló que hasta el día de hoy para muchos es “Miss Michelle”. No obstante, nunca se alejó del todo de las cámaras y alternó las horas que pasaba en el aula con la actuación.
Si bien ella estaba convencida de que quería ser actriz e incluso reconoció que en algún momento quiso volver a acercarse al medio, la música comenzó a meterse en su vida y descubrió que esa era su verdadera pasión. A los 15 comenzó a cantar con su hermano y, tras la insistencia de su familia, formaron un dueto que ya tiene 22 años.
Hoy Michelle tiene 37. Es mamá de Benicio, de 15 meses, y hace un año se casó con el padre de su hijo. Además, continúa como cantante y modelo y tiene un proyecto con su familia y amigas en el área de estética. Más allá de que le encanta todo lo que vive, reconoció que “a veces es complicado porque es intentar fusionar tres cosas que no tienen nada que ver”.
Reconocer, aceptar y sanar
Pasaron más de 25 años desde que Michelle se despidió de Chiquititas y, aunque fue por una decisión personal, reconoció que hasta hace poco fue un tema “casi tabú” para ella: “No la pasé bien en el colegio. Me costaba contar esa faceta libremente y ser aceptada. Era muy extrovertida y a veces era mejor estar en otra sintonía”.
En esta misma línea, la cantante agregó: “Cuando te destacás en algo o tenés algo diferente, llamas la atención. Si es lindo, te dicen ‘¡qué bien!’ o ‘no está bueno’. Sin juzgar, creo que cuando llegaba al colegio era un fenómeno y todos hacían lo mismo que yo”. En este sentido, dice que no vivió una buena experiencia con los chicos de su edad y eso hizo que no quisiera saber nada con la fama que le dio la tira.
Hasta hace poco tiempo, estuvo convencida de que sus padres tomaron la decisión correcta al alejarla de las cámaras, pero, a medida que creció, eso cambió. “‘¡Qué lástima!’, pensé. Haber continuado, hoy me serviría como herramienta. Tengo la creencia de que, si hubiese seguido, hubiera hecho un montón de cosas, porque para mí el personaje estaba bueno y, además, tuvo una buena recepción del público”.
Estas emociones nacieron a partir de que abrió una cuenta de Instagram en mayo de 2022 para compartir sus trabajos como actriz, cantante y modelo. Allí se reencontró con varias de sus excompañeras y recordaron anécdotas del programa. Pero, esta decisión no fue tomada a la ligera, dado que por años lo evitó a toda costa. “Lo traté en terapia y dije ‘cortemos con esto, es algo de mi vida, no hay porque esconderlo’”. Aunque reconoció que por momentos se lamentó, aseguró que al final se negocia porque “había un precio que pagar”.
Después de mucho trabajo, de hablarlo, entenderlo y aceptarlo, admitió que pudo sanar esa parte de su vida y amigarse con ella. Hoy comparte material en sus redes orgullosa de sus logros, de su maternidad y sus proyectos. Si bien el “que hubiera pasado si…” aún está en alguna parte latente, el arte prevaleció y hoy vive de su verdadera pasión: el canto.