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¿Ganas de verano? Las horas de luz, el sol, la alegría, los planes al aire libre, las vacaciones… son una delicia. Pero a veces no tanto para nuestra piel, que se reseca con el aumento de los agresores externos, como los rayos solares, el viento, el salitre, el cloro de las piscinas o las altas temperaturas. La sequedad, la tirantez y la falta de luz se acusan en el rostro; en el cuerpo, las durezas en codos o pies pueden intensificarse, dando como resultado una piel áspera, deshidratada y sin l