Fátima Florez, rodeada de mucha música, lectura de diarios y series de narcos

Florez lee muchos diarios: "Soy como la Chiqui Legrand, sé vida y obra de todos"
Florez lee muchos diarios: "Soy como la Chiqui Legrand, sé vida y obra de todos"

CÓRDOBA.- Fátima Florez regresó este verano a Villa Carlos Paz después de una temporada en Mar del Plata. En el teatro Holiday II presenta Fátima es mundial, en donde se convierte noche a noche en Marilyn Monroe, Liza Minnelli, Beyoncé, Gloria Gaynor, Tini Stoessel, Selena, Jennifer Lopez, Susana Giménez, Mirtha Legrand, Moria Casán y Cristina Kirchner.

“Estoy re contenta, el público está respondiendo increíble y desde el primer día estamos a sala llena”, dice a LA NACION mientras se toma un recreo de una producción de fotos. Aunque tenga jornadas muy movidas, cuenta que todos los días se toma “un ratito” para disfrutar del paisaje y de la pileta.

Leer diarios, escuchar música y ver alguna serie es algo de lo que hace durante el día, en parte porque le gusta y en parte porque es su rutina laboral . Asegura que en febrero suele empezar “a maquinar y cranear el futuro”: “Empezamos a ver cómo armamos el año, qué agregar, que hacer”.

Cuenta que le gusta “mucho” cocinar y que lo hace “muy bien”, pero no tiene tiempo en la temporada. Trata de cuidarse en las comidas -mucha fruta, pastas y frutos secos- y hacer vida sana porque en cada función pierde unos dos kilos. Este año en su espectáculo la acompañan el humorista Mudo Esperanza y el imitador Ariel Ramírez, además del cuerpo de baile.

Fátima Florez asegura que las sierras le generan "tranquilidad y relax"
Fátima Florez asegura que las sierras le generan "tranquilidad y relax"

-¿Con temporada tenés tiempo para vos?

-Las temporadas son tres meses a full y es un tiempo en el que me dedico, me focalizo. Es el momento más importante del año, hago notas, funciones. Me dedico a pleno, no hago otra cosa y arriba del escenario es entrega total; baile, canto, cambio de vestuario, toda la energía está ahí.

-Se altera toda la rutina. ¿Cómo te organizas con la comida, el entrenamiento?

-Nos acostamos muy tarde, comemos a cualquier hora, nos levantamos tarde. Se duerme menos pero uno se va acomodando aunque andamos a contrarreloj de todo el mundo. Trato de organizarme y de hacer vida sana. Como muy sano y livianito porque tengo que estar liviana para cantar y bailar. Consumo muchas frutas -en especial bananas y kiwis- y frutas secas. Por función pierdo dos kilos y ya arrancamos con dos. Esto solo se puede hacer unos meses al año, es imposible sostenerlo todo el tiempo. Soy como una deportista de alta competencia. Antes de ir al teatro hago bicicleta y elongación y ya allí vocalización y siempre se pasa alguna parte de la coreografía.

Las sierras y el relax

-¿De chica dónde eran tus vacaciones, qué recuerdos tenés?

-De chiquita nos llevaban 15 días con la familia. Íbamos Mar del Plata, a Villa Gesell y eran vacaciones en las que no estábamos con los celulares, era desenchufada total. Pero empecé a trabajar muy chica, a los 17 años ya estaba con Pepito Cibrián.

-Siempre el mar...

-Sí, pero cuando descubrí las sierras encontré un mundo increíble . Uno dice “¡Guau!”, no se puede comparar. Dan paz, tranquilidad, te ayudan a parar la cabeza. Me da mucho relax aun cuando esté a full. La mente se relaja, me inspiran, me ayudan a pensar en cosas nuevas. Acá se respira otro aire y la verdad que todos los días me hago un ratito para ir a la pileta, mirar el paisaje, abrazarme unos minutos a los árboles.

-Recordabas que empezaste a los 17, ¿no paraste?

-Siempre tuve trabajo, nunca paré y nunca tuve otro trabajo. No sé hacer otra cosa... Bueno, sé cocinar.

-¿Bien?

-Muy bien. Aprendí de chica, mi mamá y mi abuela nos enseñaron a mi hermana y a mí. Incluso de más joven hacía tortas. Cuando puedo cocino; lo hago y me sale bien y eso me entusiasma. Me ayuda cuando estoy muy estresada ; me gusta crear. Y cocinar es como andar en bicicleta, cuando uno aprende no se olvida. En pandemia cociné mucho. En la temporada no. Comemos a picotazos aunque trato de evitar la “chatarra” porque el trabajo me exige mucho el cuerpo.

-¿Qué leés cuando tenés el tiempo?

-Leo los diarios siempre, es parte de mi tarea pero me encanta estar informada. Me sé la vida y obra de todos, en eso soy como la “Chiqui” Legrand. Mi marido se ríe y me pregunta cómo puedo saber tanto detalle. Tengo un poco alma de periodista y una de las partes que más disfruto del espectáculo es improvisar y para eso se necesita bagaje de información, tener mucha data. Trato de estar absolutamente informada porque, además, siempre tenemos un micrófono adelante.

-¿Mirás series, cine?

-Me engancho mucho con las series, es lo que más me relaja. Las de narcos, con sangre y tiros, me despejan , me hacen entrar en el sueño y así me voy a dormir.

-¿Con qué música te llevás mejor, te sentís más cómoda?

-Escucho de todo y tengo la suerte de hacer los personajes de la música que me gustan, los que siento. Los que hago son un regalo que me doy, pero siempre escucho mucho y de todo, cumbia, clásico, folklore, rancheras mejicana, pop internacional, tango.

“Mucha personalidad”

En "Fátima es mundial" se suceden personajes nuevos y algunos clásicos.
En "Fátima es mundial" se suceden personajes nuevos y algunos clásicos.

-En este show imitas a Selena, ¿por qué la elegiste?

-Vi la película con Jennifer Lopez y la empecé a mirar, me encanta su música, es súper carismática y tiene muchos homenajes; hay famosos que cantan sus temas, es muy fuerte, una especie de influencer. A Marilyn tenía ganas de hacerla hace mucho y se dio, me parece una apertura distinta con una imagen icónica y con su indumentaria. Hago personajes de mujeres que admiro, de mucha personalidad, que tienen un estilo, un sello.

-¿Te identificás con lo de “mucha personalidad”, sos brava?

-Tengo una personalidad fuerte y una sensibilidad fuerte. Soy autocrítica y quiero que salga todo cada vez mejor. Empecé en una carrera dominada por hombres y me tuve que hacer ahí. Lo de “brava” depende del tono. Si es como el “Brava Tour” de Lali Espósito es genial, suena lindo; ella la viene rompiendo, es una genia.

-¿Cuánto cambió aquel ambiente “dominado por hombres”?

-Cambió mucho, es global la evolución y eso se traduce en el escenario. Los capocómicos de aquellos años eran bastante machistas, hacían chistes que no dejaban bien parada a la mujer y ofendían. Cambió, evolucionó. En mis shows no se le falta el respeto a nadie, todos se divierten, se ríen, son para todas las generaciones. Mis primeras seguidoras son las mujeres y traen a los maridos.