Fabiola de Bélgica, la reina española que cambió la historia de la moda nupcial con su vestido de Balenciaga

Fabiola de Bélgica se casa con un vestido de Balenciaga
(Getty Images)

Hace exactamente 64 años, el enlace de los reyes Balduino y Fabiola de Bélgica marcó un antes y un después en la industria nupcial. Fue la primera boda real retransmitida en directo por televisión y el furor que desató el vestido de la novia no tenía precedentes en esos tiempos. ¿Su artífice? Nada más y nada menos que el Maestro Balenciaga. El 15 de diciembre de 1960, la pareja contrajo matrimonio en la catedral de San Miguel y Santa Gúdula de Bruselas y, sin saberlo, creó inmediatamente un mito alrededor del impresionante look de la aristócrata española.

Fabiola de Bélgica y su vestido de novia diseñado por Balenciaga
(Getty Images)

El vestido que Balenciaga diseñó para su amiga Fabiola, la reina española de Bélgica

Fabiola de Mora y Aragón (Madrid, 1928) no era conocida principalmente por su risa ni por su carisma. Sus allegados confirman que casi siempre tenía un semblante triste o decaído, pero fueron su impecable armario y aquel eterno cardado sobre su cabeza suficientes motivos para suscitar admiración entre tantas mujeres de la época. Un idilio con la moda que era, no obstante, heredado de su bisabuela, Micaela Elío y Magallón, marquesa de Casa Torres, la auténtica descubridora del talento de Cristóbal de Balenciaga. No es baladí, entonces, que el gran couturier de nuestro país fuese artífice de su vestido nupcial, un diseño complejo y ostentoso que marcó tendencia y sigue dando de qué hablar 64 años después.

Cristóbal Balenciaga
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El vasco lo confesaba en una entrevista ofrecida a Paris Match en 1968: "Mi padre era pescador, mi madre costurera. Mi suerte fue que en mi pequeño pueblo (Getaria, Guipúzcoa), cercano a San Sebastián, se encontraba la residencia de verano de una gran dama, la marquesa de Casa Torres". Un buen día, el joven modisto se armó de valentía y le pidió visitar sus armarios, petición que ella aceptó encantada.

"Tenía 12 años cuando la marquesa me autorizó a hacerle un primer modelo. Podéis imaginar mi alegría cuando, al domingo siguiente, la amable dama llegó a la iglesia luciendo mi vestido. Así fue cómo hice mi primera entrada en la alta costura y en la alta sociedad". A partir de entonces, el nombre Balenciaga fue introduciéndose en los roperos de las mujeres más lujosas de España.

Fabiola de Bélgica y su vestido de novia diseñado por Balenciaga
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Absoluto secretismo

Fabiola era la novia del siglo. La expectación mediática en torno a su vestido era máxima, nunca antes vista. Si bien todavía estábamos lejos de poder capturar imágenes con un teléfono móvil o compartir información instantáneamente en internet, un rumor de este tipo hubiera corrido como la pólvora en las redacciones europeas.

Fabiola de Bélgica se casa con un vestido de Balenciaga
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Es por ello que se tomó la decisión de llevar a cabo las pruebas en el domicilio de Balenciaga y no en su taller de Madrid, donde habría decenas de fotógrafos y periodistas husmeando en busca de alguna pista. Fabiola acudía hasta San Sebastián desde el madrileño Palacio de Zurbano, entonces residencia de sus padres, los marqueses de Casa Riera, Gonzalo de Mora y Fernández Riera y Blanca de Aragón y Carrillo de Albornoz Barroeta-Aldamar y Elío.

Museo Cristóbal Balenciaga
(Museo Cristóbal Balenciaga)
Museo Cristóbal Balenciaga
(Museo Cristóbal Balenciaga)

Una pieza de museo

Para elaborar el vestido, se usaron 24 metros de seda y otros seis metros para la cola, adquiridos en Sederías Jorge Fábregas, en Barcelona. En la confección, que se culminó tras un mes y medio, colaboraron las costureras Felisa Irigoyen y las hermanas Carriches Urías, personal de suma confianza de Balenciaga.

De talle ligeramente bajo, falda sostenida, escote barco y manga japonesa, el diseño ha destacado históricamente por el manto que cae desde los hombros hasta constituir una esa larguísima cola. El modisto vasco se inspiró en las batas rococó del siglo XVIII o también denominadas, en francés, robes alla Watteau.

Fabiola de Bélgica y su vestido de novia diseñado por Balenciaga en el Museo Cristóbal Balenciaga
(Museo Cristóbal Balenciaga)

¿Qué pasó con las tiras de visón blanco?

El vestido lleva una tira de visón blanco que bordea todo el escote, cubriendo la clavícula, y sigue en línea con la capa, un aporte regio que enfatiza su presencia y porte como futura reina de los belgas. Hay que recordar, además, que Balduino y Fabiola se casaron en Bruselas un 15 de diciembre, lo que seguramente contribuyó a la decisión de añadir estos apliques de pelo.

Fabiola de Bélgica y su vestido de novia diseñado por Balenciaga
(Getty Images)

Se dice que Fabiola de Bélgica recicló los trocitos de visón blanco de su vestido de novia, una costumbre extendida en el siglo XX, cuando las pieles naturales se cuidaban hasta dar de sí, siendo la profesión del peletero una de las más reclamadas en la moda. Así lo confirmó Sonsoles Díez de Rivera, hija de la marquesa de Llanzol, quien es a su vez miembro de la Fundación Balenciaga: decía que, cuando se envió el diseño desde Laeken hasta Getaria para ser expuesto en el Museo Cristóbal Balenciaga se toparon con la sorpresa de que algunas de las piezas de piel faltaban.

Fabiola de Bélgica se casa con un vestido de Balenciaga
(Getty Images)

El trabajo de restauración fue arduo. Hablaron con una asociación de peleteros y esta cedió nuevos trozos queLorenzo Caprile, encargado de los arreglos, incorporó a la prenda en su atelier de Madrid. "El traje novia de la reina Fabiola de Bélgica ha sido una de las creaciones icónicas del Maestro Balenciaga y uno de los modelos nupciales más copiados del siglo XX", aseguraba el reconocido modisto, tal y como recoge el diario El Mundo en un reportaje publicado con motivo del fallecimiento de la royal, en diciembre de 2014.

Fabiola de Bélgica y su vestido de novia diseñado por Balenciaga
(GTRES)

La tiara de las nueve provincias

Fabiola se convertiría en un fugaz instante en reina de los belgas, así que debía llevar, como era tradición, la diadema más importante de la familia del novio: la bautizada como tiara de las nueve provincias. Se trata de una alhaja que el Gobierno de Bélgica había regalado a la princesa Astrid de Suecia, suegra de la novia, cuando esta se prometió con el entonces príncipe heredero Leopoldo, en 1926.

Fabiola de Bélgica se casa con un vestido de Balenciaga
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La tiara de estilo art déco, acorde considerando las tendencias de los felices años 20, está formada por una base dibujada con meandros griegos, la cual se remata con once tallos adornados con diamantes redondos. Nueve de estos representan a las provincias belgas que había por aquel entonces, mientras que los otros dos representan la actualmente desaparecida colonia belga del Congo y la Casa Real.

Fabiola de Bélgica se casa con un vestido de Balenciaga
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Justamente del Congo provenían las gemas con las que el joyero Van Bever montó en Amberes esta espectacular tiara, concebida para que la llevase una reina. En 1934, mucho antes de que Balduino y Fabiola se diesen el 'sí, quiero', los diamantes superiores fueron enmarcados en arcos góticos desmontables, permitiendo hasta el día de hoy que la base de la tiara pueda transformarse, por ejemplo, en una gargantilla.

Fabiola de Bélgica y su vestido de novia diseñado por Balenciaga
(Getty Images)

Al fallecer el rey Balduino, en 1993, Fabiola dejó la preciada diadema a su cuñada, la nueva reina consorte Paola, quien tras la abdicación de su marido, el monarca Alberto II, en 2013, se la traspasó a su nuera, la reina Matilde, mujer del actual rey Felipe. El vestido de Balenciaga, por su parte, fue donado por la propia Fabiola en 2003 al Museo Balenciaga, en el que estuvo muy implicada desde sus inicios. Tanto así que la sede se encuentra en el Palacio Aldamar, la antigua residencia de sus abuelos, los marqueses de Casa Torres, en Getaria.