La faceta oculta de Rosina, la uruguaya que entró a Gran Hermano: de qué trabajaba en Montevideo

Rosina Beltrán, de Uruguay a la casa de Gran Hermano
Rosina Beltrán, de Uruguay a la casa de Gran Hermano

La vuelta de Gran Hermano sacudió este lunes a la televisión del Río de la Plata. Con un promedio que rondó los 20 puntos de rating en Telefe y los 12.8 en Canal 10 de Uruguay, según datos de Kantar Ibope, el programa volvió a perfilarse como un éxito rotundo.

Una de las presencias que más llamó la atención fue la de la uruguaya Rosina Beltrán. La joven de 26 años se presentó como personal trainer o entrenadora personal, y por su carisma, su energía arrolladora y su belleza, no pasó desapercibida en las redes sociales.

Entre todas las reacciones y comentarios que generó su participación, hasta la propia Julieta Poggio, ex Gran Hermano encargada de acompañar a los nuevos “hermanitos” a la casa, se mostró entusiasmada. “Qué hermosa esta uruguaya, ¡la amé!”, escribió en su cuenta de Instagram.

Pero a medida que transcurrieron las horas, se fueron conociendo detalles de buena parte de los participantes elegidos para esta temporada. Trascendió, por ejemplo, que Lisandro Navarro ha sido acusado de estafa, o que Martín Ku tuvo problemas con un restaurante que manejaba. También se conoció un dato inédito de Rosina Beltrán, quien dijo que le gusta que la llamen Luna. Hasta la semana pasada, “Rosi”, como también se la apoda, era profesora de inglés en un jardín de infantes en Montevideo.

Según la información que pudimos recoger, Beltrán era “teacher” en un centro educativo y le daba clases a los preescolares. La semana pasada presentó su renuncia y abandonó sus funciones. En el jardín se enteraron por televisión que Rosina era una de las nuevas integrantes de Gran Hermano, ya que no dijo nada al momento de dejar su ahora antiguo trabajo.

En su video de presentación y en su intercambio con Santiago Del Moro en el estudio, la joven no hizo referencia a su trabajo como profesora. En sus redes sociales, todo lo que muestra tiene que ver con sus rutinas de entrenamientos físicos, sus fotos en la playa y su faceta espiritual. De hecho, la biografía de su Instagram dice: “Manifestación y abundancia”. Es de esperar que sea una de las grandes protagonistas de la nueva edición del exitoso reality show.

Rosina, en su ingreso a la casa
Rosina, en su ingreso a la casa - Créditos: @Gerardo Viercovich

Los grandes momentos del debut

Este año, a los nuevos participantes del programa los esperaba en la puerta de la casa Julieta Poggio, la finalista de la última temporada y una de las máximas figuras de 2022. La protagonista de Coqueluche aportó no solo su frescura, sino algunos de los momentos más festejados: se valió de su experiencia para brindarles consejos e hizo algunos comentarios picantes que remitieron a sus antiguos compañeros de encierro. “Los calladitos son los peores”, expresó ante uno de los participantes que se definía como muy tranquilo, un comentario que muchos interpretaron como una alusión directa a Marcos Ginocchio, el salteño que terminó consagrándose ganador. “Estar de novio afuera es mucho más fácil que estar de novia adentro”, indicó luego, ante otra participante que ingresó a la casa estando en pareja, una situación que ella vivenció hace un año. Y remató: “Ojalá te portes tan bien como yo”.

 A Rosina le gusta que la llamen por su segundo nombre, Luna
A Rosina le gusta que la llamen por su segundo nombre, Luna

Otra de las frases que fueron festejadas en las redes fue la que reveló uno de los secretos que mejor guardó durante su estadía: “A las dos semanas, todos te empiezan a parecer lindos”. Luego, recomendó: “No se pongan en pareja adentro de la casa. En mi experiencia, los que lo hicieron no llegaron muy lejos”, en alusión a algunos de sus “enemigos”, Coty Romero y Alexis “Conejo” Quiroga, y Juliana Díaz y Maxi Giudice.

Poggio llegó a ser tendencia en las redes, pero por un hecho que fue mencionado, también, por los participantes dentro de la casa: el espacio en el que recibía a los participantes para acompañarlos hasta la puerta de entrada de la casa estaba lleno de bichos, que seguramente se vieron atraídos por los focos. Una especie de cucaracha, de hecho, pudo verse trepando por su vestido de gala.

Una selección atractiva

El casting, en sí, también puede señalarse como un acierto: esta edición, al igual que las primeras del reality, tiene un tinte más federal en cuanto a las procedencias de los concursantes y también una mayor amplitud en cuanto a sus perfiles. Claro que este plantel de competidores cuenta con muchachos y chicas de belleza hegemónica, pero también una modelo curvy que aprendió a amar a su propio cuerpo, una doble de riesgo con una apariencia que ella misma denomina como “fuerte”, una abuela que sueña con ser vedette y personas “comunes y corrientes”.

Además de las diferentes edades, estilos, profesiones y apariencias de los concursantes, en este primer programa quedó en claro, también, que no todos tienen las mismas expectativas: algunos, a pesar de ser profesionales, anhelan desembarcar en los medios, mientras que otros esperan poder ganar el premio para cumplir su sueño de estudiar una carrera universitaria.

Ya con los 20 participantes dentro, Del Moro hizo su primer ingreso oficial para darles la bienvenida y confirmarles que se encontraban jugando por un premio de 50 millones de pesos más una casa. De regreso al piso, el conductor aseguró que “hay reglas que van a cambiar” y que este martes ingresarán dos participantes más, aunque no dio precisiones sobre su permanencia ni por qué se decidió que entren por fuera de los 20 titulares.

Evidentemente, el efecto sorpresa estará a la hora del día en esta nueva edición del reality, que busca superarse a sí mismo en una televisión abierta hambrienta de éxitos.