¿De qué forma interfiere el consumo de alcohol en nuestro descanso?

tres amigas bebiendo una copa de vino junto a la chimenea
(Getty Images)

Los médicos lo tienen claro: no hay una cantidad segura cuando nos referimos al consumo de alcohol. Partiendo de esa base, tenemos que tener en cuenta, además, que cuando una persona bebe alcohol son muchos los problemas asociados que pueden afectar a nuestra salud. Un ejemplo muy claro es cómo interfiere su consumo en nuestro descanso. Y es que, cuando nos pasamos con el vino, la cerveza o las copas, tenemos la sensación de que caemos KO en la cama, pero lo cierto es que no tenemos un sueño de calidad. 

¿De qué forma puede afectar el consumo de alcohol a nuestro descanso?

Tal y como nos explican desde el equipo de la Unidad de Sueño del Hospital Sanitas CIMA, el consumo de alcohol lo que provoca, principalmente, es una alteración de los ciclos del sueño, afectando así a la fase REM, que es crucial para un descanso reparador. “Aunque en un principio puede producir somnolencia y facilitar el inicio del sueño, su metabolización origina despertares frecuentes durante la noche. En este sentido, el sueño se convierte en superficial y fragmentado”, nos dicen.

Por otro lado, añaden que cabe mencionar que el alcohol interfiere con la capacidad del cuerpo para alcanzar un estado de relajación profunda, lo que genera una sensación de cansancio al despertar.

​Aunque en un principio puede producir somnolencia y facilitar el inicio del sueño, su metabolización origina despertares frecuentes durante la noche

Consumo de alcohol y pacientes con apnea

Nos planteamos si el consumo de alcohol antes de dormir puede afectar también a personas con problemas como la apnea. Los expertos confirman que así es, puesto que relaja los músculos de las vías respiratorias y, por lo tanto, aumenta el riesgo de obstrucción. “Esto trae consigo pausas respiratorias más frecuentes y prolongadas durante la noche. Asimismo, estas interrupciones disminuyen la oxigenación del cuerpo por la noche y fragmentan el sueño, lo que afecta la calidad del sueño y la salud cardiovascular”, indican los expertos de Sanitas, que consideran que, en definitiva, para quienes padecen apnea, evitar el alcohol en las horas previas al sueño es trascendental.

Falsa sensación de que dormimos mejor

Sin embargo, como comentábamos al comienzo, cuando se bebe alcohol en exceso, hay personas que tienen la sensación de que se duermen con más facilidad. Los expertos confirman que estamos ante un mito. “Esta sensación de dormirse rápidamente es engañosa, ya que, aunque el alcohol tiene efecto sedante, este altera la arquitectura del sueño, disminuyendo el sueño REM y aumentando el sueño ligero. Además, la metabolización del alcohol genera un efecto rebote, causando despertares y una mala calidad del descanso. Por ello, no es un método efectivo ni saludable para facilitar el sueño”, nos cuentan.

mujer bebiendo cerveza mientras hace una videollamada
(Getty Images)

Un sueño de peor calidad

Lo que podemos afirmar, por lo tanto, es que ese sueño tras la ingesta de alcohol es de peor calidad. Y lo es, nos confirman los expertos del Hospital CIMA, porque debido a que se altera la progresión normal de las fases del sueño, especialmente la REM, como hemos comentado anteriormente. “Esto afecta la función cognitiva, la memoria y la regulación emocional, mientras que el sueño fragmentado provoca fatiga y dificultad para concentrarse al día siguiente”, indican.

Despertares nocturnos más frecuentes

¿Nos despertaremos más veces si nos dormimos después de haber consumido alcohol? “Como ya hemos comentado, la metabolización del alcohol provoca despertares nocturnos frecuentes que fragmentan el sueño, especialmente durante la segunda mitad de la noche.  Además, no hay que olvidar que el alcohol actúa como un diurético, incrementando la necesidad de ir al baño durante la noche”, apuntan los expertos, que matizan que en este punto, el sueño no es continuo ni reparador, dejando una sensación de cansancio al día siguiente.

El sueño fragmentado provoca fatiga y dificultad para concentrarse

Vínculo entre los trastornos de sueño y el consumo de alcohol

Algunos estudios señalan que las personas que padecen trastornos del sueño tienen mayor riesgo de padecer un trastorno por consumo de alcohol que la población general. “Es un vínculo preocupante, porque las personas con trastornos del sueño pueden recurrir al alcohol como un intento de automedicación para conciliar el sueño”, apuntan. Sin embargo, esto crea un círculo vicioso donde el alcohol agrava el problema, impulsando la dependencia. Por otro lado, la falta de sueño reparador puede influir en la salud mental y en la toma de decisiones, incrementando el riesgo de abuso.

“Por todo ello, abordar los trastornos del sueño con apoyo profesional es clave para evitar esta relación perjudicial”, nos dicen.

Lo cierto es que este dato de la relación del alcohol con un sueño de peor calidad no hace sino aportar un motivo más para limitar su consumo. Una tendencia que comienza a despuntar, pues hay cada vez más personas, incluidos algunos jóvenes, que deciden eliminar las bebidas alcohólicas de sus hábitos de consumo. Tanto es así, que cada enero, millones de personas en todo el mundo se suman al movimiento ‘Dry January’, una iniciativa que invita a disfrutar de un mes sin consumo de alcohol para iniciar el año cumpliendo con nuevos propósitos después de las fiestas navideñas, como apuntan desde Corona 0.0.