Francisco Pardo, el nuevo eliminado de Survivor: de la decisión que cambió su vida a la “fuerte” traición que vivió
“Me hicieron una tremenda traición, la más fuerte de Survivor”, se sincera Francisco Pardo con LA NACIÓN. El nuevo eliminado del reality extremo, que Telefe emite de domingos a jueves, creció en una familia acomodada de la zona sur del Gran Buenos Aires y fue a uno de los colegios más exclusivos de Buenos Aires, el St. George’s College Quilmes. Es licenciado en Administración de Empresas, tiene una maestría en Finanzas y trabaja en las empresas familiares como CEO del grupo Mariva. Durante la charla habla de sus aprendizajes y las adversidades que tuvo que enfrentar en Expedición Robinson, dice que su relación con Aixa lo ayudó a sobrellevar la experiencia cuando sentía que iba a renunciar, pero asegura que son muy distintos y que no cree que la historia de amor prospere fuera del programa.
-¿Te esperabas la traición?
-No me la esperaba. Estaba muy tranquilo, tenía la alianza mayoritaria y ninguno quería traicionar al equipo con el que habíamos convivido 30 días y compartido tantas cosas. Todos hablábamos de lo mismo. Yo jamás hubiese traicionado . Esa tarde dormí siesta tranquilo porque hasta me daba igual a quién votar del otro equipo; no estaba enganchado ni me quería poner paranoico. Aixa me había alertado algo de que había una persona ensañada conmigo, pero no quise enroscarme. Eugenia es una mina difícil, muy corta, y cada vez que me acercaba a ella era medio denso todo y no hice nada al respecto; me relajé. Me hicieron una tremenda traición, la más fuerte de Survivor. Eugenia quiso tener su momento, estaba ensañada conmigo porque yo estaba bien posicionado socialmente, era fuerte en los juegos y estaba claro que era un objetivo. Era natural que fueran por mí, eventualmente.
-¿Creés que fuiste de los que mejor se adaptó al reality?
-Trato de entender que las personas tienen reacciones negativas a veces, más en una situación de supervivencia, hambre, frío, calor, bichos, perder juegos... Fui con la conciencia de aceptar que te toca perder. Traté de llevarme siempre bien con todos porque el objetivo era mantener el espíritu de unidad, de tribu.
-¿Qué significó Aixa para vos? ¿Jugó a favor tener una relación íntima con ella?
-Fue fundamental. Cuando entré al equipo amarillo no había personas similares a mí; éramos todos muy diferentes, me costaba la empatía o hacer lazos. Eran todos lobos solitarios. No había una contención emocional, entonces la relación con Aixa fue fundamental porque hablábamos todas las noches y le contaba lo mal que me sentía y que estaba, y las mujeres tienen una fortaleza, resistencia y tolerancia al dolor a largo plazo que no tenemos los hombres. Sufrí noches enteras bajo la lluvia, muerto de hambre y fastidiado, pensando en renunciar porque no aguantaba más. El hombre es más de ir a la guerra y matar o morir, y la mujer se adapta a situaciones de sufrimiento y dolor extendidos en el tiempo. Entonces Aixa fue una persona que me ayudó mucho en esos momentos, sobre todo al principio del juego, cuando yo estaba quebrado emocionalmente y ella tenía una fortaleza que no se podía creer. Era la que me ponía el oído cuando no aguantaba más. No sé qué hubiese pasado si no tenía a Aixa.
-¿Crees que la relación va a continuar fuera del juego?
-Me unió la necesidad de supervivencia, fue una compañía, pero en nuestra vida afuera no tenemos mucho en común y hay muchas cosas en las que diferimos, a pesar de que en el fondo compartimos valores. No creo que prospere más allá de una gran amistad y afecto que tengo por ella.
-Siempre tuviste una vida acomodada, ¿creés que sufriste más que los otros las carencias en el reality?
-En cierta forma, nacer teniendo todo pasa a ser una desventaja porque no tenés esa fortaleza, resiliencia y ambición de salir todos los días a buscar algo. Lo veo como un entrenamiento para mi mente, mis emociones y mi alma porque en las adversidades me conozco a mí mismo y empatizo y entiendo. No me gusta vivir en el confort. Me gusta levantarme todos los días a la mañana y tener las ganas de enfrentarme a lo que venga. Venimos a este mundo a hacerlo mejor y conocerlo es parte de ese proceso.
-¿Qué fue lo que más te costó?
-Si tenés el brazo estirado para agarrar una pelota no te cansa, pero después de todo un día te va a cansar. Y muchas cosas continuadas en el tiempo se hacían pesadas. Podés bancarte el hambre uno o dos días, pero después de dos semanas es otra cosa. Lo mismo los bichos. El hambre fue duro, pero noches enteras con lluvia también. Me acuerdo de que una noche hubo una tormenta tremenda que duró 12 horas, ya era de día y no paraba de llover a cántaros. No dormí en toda la noche, estaba mojado, con frío, tenía las manos violetas, arrugadas. Fueron momentos desesperantes en los que sentía que iba a renunciar.
-¿Pensaste seriamente en renunciar?
-Muchas veces pensé eso y no fui el único; era algo que pasaba todo el tiempo por nuestra cabeza. Alguien como Goldi quizá lo hacía por su familia y cambiar su forma de vida; tenía un propósito interno muy poderoso. Mi propósito era algo espiritual y no necesitaba la plata ni quería tener cámara para ser actor. Yo tenía que buscar un sentido más profundo para seguir quedándome y todo el tiempo me lo preguntaba y me imaginaba a mis sobrinos viéndome renunciar y me decía que no quiero ser esa persona para ellos y dar ese ejemplo sino el de alguien que sigue para adelante ante las adversidades.
-¿Qué te motivó a querer ser parte del reality?
-Fue una casualidad. Me había operado de la rodilla hacía poco, estaba en silla de ruedas en mi casa y un amigo me mandó un video diciéndome que era algo para mí porque me gustan los deportes extremos, las aventuras. Y me anoté. En mi vida había visto un reality y no sabía ni de qué se trataba. Fue probar algo nuevo y cuando me contaron pensé que estaba buenísimo y no lo dudé. Es una experiencia única, que no es comparable y me va a quedar para toda mi vida.
-¿Cómo era tu rutina?
-Soy parte del directorio de las empresas de mi papá, manejo una empresa de fondos de inversión y participo liderando negocios de tecnología. No fue fácil sentarse con el directorio y decirles que me iba a un reality y es difícil que lo entiendan. Por suerte, mi familia confió en mí, me vieron que estaba con ganas de ir y me dijeron que le diera para adelante. Me fascinan los deportes extremos, sobre todo en la naturaleza, ir a la montaña con un helicóptero y tirarme fuera de pista, kitesurf, snowboard, escalar un volcán, cruzar Los Andes y cualquier aventura loca.
-¿En qué te cambió la experiencia de Survivor?
-Fue un antes y un después. La experiencia te deja un sentido de confianza que te hace sentir que vas a superar cualquier adversidad, perdés el miedo a un montón de cosas, valorás lo simple de la vida. No dejo de meterme en la pileta helada todas las mañanas antes de arrancar el día, entreno una o dos horas por día y esta nueva aventura de ir a la tele me atrae, hay algunos proyectos...
-¿Ahora querés ser actor?
-No, pero si me invitan a hacer una película voy a decir que sí porque es una aventura nueva, pero no estoy buscando trabajo. Todo lo divertido y desafiante me atrae.
-¿Te metés en una pileta helada todas las mañanas?
-Sí. Es el método Wim Hof. Me meto todas las mañanas en la pileta con mi perrito; son cinco minutos. Pueden pensar que estoy loco, pero si lo hiciste y saliste, el resto del día es fácil, tenés una sonrisa en la cara y te sentís empoderado. Es una práctica que tiene muchos beneficios para la salud. Se lo recomiendo a todo el mundo, de hecho, metí a mis amigos y a mi familia porque hay algo muy poderoso ahí que es desafiarse a uno mismo.