El futuro al que se enfrentan los niños y los adolescentes, según Unicef

Niñas miran al horizonte
(Getty Images)

Unicef, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, presentaba el pasado 20 de noviembre el informe Estado Mundial de la Infancia 2024: el futuro de la infancia en un mundo cambiante. En él la agencia de la ONU pone de manifiesto las dificultades que atravesarán niños y adolescentes en un futuro no muy lejano a causa de la emergencia climática, los cambios demográficos y la brecha tecnológica. Hemos hablado con Lara Contreras, directora de Influencia, Programas y Alianzas de Unicef España, acerca de esas dificultades y sobre cuáles serían las medidas a adoptar para proteger a los menores de edad.

En 2050 habrá al menos 3 veces más niños, niñas y adolescentes en el mundo afectados por inundaciones fluviales extremas

El informe no es nada halagüeño respecto a los retos a los que se enfrentará la infancia en un futuro no muy lejano. ¿Cuáles son los principales riesgos?

El informe del Estado Mundial de la Infancia 2024: el futuro de la infancia en un mundo cambiante pone énfasis en tres megatendencias que, si no se toman las medidas necesarias para evitarlo, tendrán un fuerte impacto en la infancia: la crisis climática y ambiental, el cambio demográfico y los avances tecnológicos.

En este sentido, casi la mitad de los niños y niñas del mundo -alrededor de 1.000 millones- vive en países que se enfrentan a un alto riesgo de peligros climáticos y medioambientales.

Respecto a la demografía, se prevé que en la década de 2050 la población infantil mundial se estabilice en 2.300 millones de personas, pero los cambios regionales variarán. Según esta proyección, África subsahariana y Asia meridional tendrán las mayores poblaciones infantiles. Y, en general, a nivel global la población envejecerá.

Por último, las tecnologías de vanguardia, como la Inteligencia Artificial (IA), ofrecen tanto oportunidades como riesgos para los niños y niñas, que ya interactúan con estas tecnologías integradas en aplicaciones, juguetes, asistentes virtuales, videojuegos y software de aprendizaje. Pero la brecha digital es enorme. En 2024, sólo el 26% de los habitantes de los países de renta baja están conectados a Internet, frente a más del 95% en los países de renta alta.

¿De qué manera afectará el cambio climático a la infancia?

En 2050, se espera que los peligros climáticos se generalicen aún más, con ocho veces más niñas y niños expuestos a olas de calor extremas, y dos veces más a incendios forestales, en comparación con la década de los 2000.

Además, el 23% de la infancia global vivirá en países de renta baja, frente al 16% actual. Estos países, que son los que menos contribuyen al cambio climático, son, por otro lado, los que menos recursos tienen para invertir en su mitigación y adaptación.

¿Serán cada vez más y más intensos eventos climáticos similares a la reciente DANA de Valencia?

Claramente sí. Si no se adoptan medidas medioambientales específicas, las catástrofes agravadas por el cambio climático, como la Dana, irán en aumento.

En este sentido, en 2050 habrá al menos 3 veces más niños, niñas y adolescentes en el mundo afectados por inundaciones fluviales extremas, y la mayoría en países de renta baja o media que no tienen los mecanismos adecuados para hacerles frente.

Hemos visto de cerca los efectos devastadores que la DANA ha tenido en más de 163.000 niños, niñas y adolescentes y no cabe duda de que es necesario tomar medidas para protegerlos y mitigar los riesgos medioambientales a los que se enfrentan aquí y en cualquier parte del planeta.

La manera en cómo la tecnología afecta a los menores es una preocupación ya hoy en día por cómo afecta a la concentración en los niños e, incluso, se achaca a ello el descenso en la puntuación del Informe Pisa de los escolares. ¿Son estas tendencias imparables?

Para mitigar esos riesgos que comentas se deben implementar políticas públicas que, desde la educación, garanticen la adquisición de competencias digitales para promover un buen uso de la tecnología y generar que el ámbito digital sea un entorno protector. Los centros educativos y el entorno familiar de los niños y niñas juegan un papel fundamental para, a través de la supervisión y el acompañamiento, limitar esa exposición a las pantallas y hacer un buen uso de las herramientas digitales. Pero la tecnología en sí no es negativa.

De hecho, una de las megatendencias más relevantes del informe es la brecha digital, que dejaría a millones de niños y niñas desconectados, con el impacto que esto tendría en su educación y futuro empleo. Esta brecha digital genera desigualdades. No olvidemos que, a día de hoy, sólo el 26% de la población de países de renta baja tiene acceso a internet, frente al 95% de países de renta alta.

Niños y adolescentes con un smartphone
(Getty Images)

¿De qué modo puede afectar a la infancia la Inteligencia Artificial?

Las tecnologías de vanguardia son innovaciones transformadoras que avanzan a un ritmo exponencial. El informe se centra en la inteligencia artificial (IA), la conectividad digital, la neurotecnología (dispositivos que interactúan con el cerebro), las tecnologías verdes y los avances en vacunas. Estas tecnologías presentan oportunidades y riesgos.

Y, aunque podrían mejorar la educación, la atención sanitaria y la resistencia al cambio climático, existe, como comentábamos, una gran preocupación por la desigualdad de acceso: por ejemplo, actualmente 9 de cada 10 niñas en países de renta baja están desconectadas.

¿A qué otros desafíos que tengan que ver con la tecnología se enfrentarán?

Preocupan la discriminación (sobre todo en los sistemas de IA), la privacidad y el posible uso indebido; así como el acceso a la pornografía, el cyberbulling y la generación de baja autoestima, sobre todo en las niñas, por querer demostrar una vida ideal en las redes sociales.

Además, otro desafío es la desigualdad en la economía global: de los 19,9 billones de dólares que la IA puede aportar, la cuota de África podría ser de sólo 400 millones de dólares.

En cuanto a las tendencias demográficas, vemos también importantes cambios, tal y como refleja el informe. En España, en concreto, cada año se bate nuevo récord de mínimos en nacimientos. ¿Cómo repercute esto a los niños?

La tendencia demográfica es alarmante en todo el planeta. Se prevé que África subsahariana y el sur de Asia tengan la mayor población infantil en la década de 2050. También se espera un envejecimiento de la población global, con una disminución de la proporción de niños y niñas en todas las regiones del mundo. Aunque seguirá siendo elevada, en 2050, la población infantil caerá por debajo del 40% en África, frente al 50% en la década de 2000. También se reducirá en Asia Oriental y Europa Occidental, situándose por debajo del 17%, donde los niños y niñas constituían el 29% y el 20% de la población, respectivamente, en la década de 2000.

Sin duda, estos cambios demográficos plantean retos, ya que algunos países se ven presionados para ampliar los servicios y los recursos destinados a una población infantil, mientras que otros necesitan equilibrarlos con las necesidades de una población de edad avanzada cada vez más numerosa. Además, el aumento de población infantil se dará en zonas con renta más baja y, por tanto, con menos recursos para prepararse para enfrentar estos cambios, por lo que para proteger los derechos de estos niños y niñas es importante invertir en estas zonas desde ya.

Se espera un envejecimiento de la población global, con una disminución de la proporción de niños y niñas en todas las regiones del mundo

¿Es posible cambiar estas tendencias?

Los escenarios que plantea el Estado Mundial de la Infancia son posibles resultados, no previsiones.  Por ello, la adopción de medidas específicas puede cambiar totalmente la situación. De hecho, invertir en un desarrollo acelerado, sobre todo en los países de renta básica, nos daría un panorama mucho más positivo. Las medidas que impulsen los líderes mundiales hoy determinarán la realidad de la infancia en el presente y en el futuro.

Para mejorar los escenarios que proyecta el informe, UNICEF hace una serie de recomendaciones relativas a cada una de esas tendencias; para la crisis climática, se debe invertir en educación climática, integrar la resiliencia climática en las infraestructuras, incluyendo los centros de salud y los escolares, o garantizar que la infancia esté incluida en las estrategias climáticas de los países. Mejorar el escenario demográfico pasa por invertir en desarrollo infantil temprano y en educación primaria y secundaria, así como en promover el empleo para los jóvenes o garantizar los sistemas de protección social, con medidas como ayudas para la infancia y las familias. Por último, en el ámbito de la tecnología se debe promover la alfabetización y las competencias digitales entre niños, niñas y educadores, reforzar las legislaciones para proteger los derechos de infancia también en el entorno digital y adoptar directrices éticas centradas en la privacidad y la protección de datos.

¿Cómo deberían ser las políticas de conciliación para lograr un cambio destacable en lo que a tendencias demográficas se refiere?

Para prepararse y tener un impacto en las transiciones demográficas, son de vital importancia las de conciliación destinadas a garantizar sistemas de protección social, incluyendo permisos parentales remunerados y prestaciones universales por hijo; garantizar el acceso a servicios de salud reproductiva, sexual y materna inclusivos y crear ciudades sostenibles y resilientes, infraestructuras y apoyo a los niños y niñas en situación de vulnerabilidad.

¿Qué pueden hacer los gobernantes para hacer frente a este y al resto de retos de los que advierte el informe?

Además de implementar las medidas que hemos comentado sobre demografía, es necesario que los gobiernos inviertan en clima y medio ambiente, integrando la resiliencia climática en la planificación y las infraestructuras locales, incluidas las escuelas y los centros de salud; apostando por la educación climática para equipar a los niños y niñas para construir un futuro sostenible; garantizando que las necesidades de la infancia se abordan en los Planes Nacionales de Adaptación y las estrategias climáticas e invertiendo en energías renovables y promoviendo soluciones para reducir las emisiones en un 43% para 2030.

Por otro lado, los gobiernos deben ofrecer conectividad y un diseño tecnológico de vanguardia seguro para la infancia: garantizar la igualdad digital mediante inversiones en infraestructuras y abordando los obstáculos que impiden su plena utilización; promover la alfabetización y las competencias digitales entre los niños y los educadores para complementar la enseñanza tradicional; reforzar la legislación para proteger los derechos de la infancia en los entornos digitales, incluidos los nuevos tipos de delitos y adoptar directrices éticas para el desarrollo tecnológico, centradas en la privacidad, la protección de datos y la rendición de cuentas.