La gargantilla 'vintage' con la que esta novia cordobesa culminó su vestido y otros detalles de su look nupcial
Hay mujeres que saben, desde el primer momento, el tipo de vestido de novia que quieren para su gran día y otras que están llenas de dudas. Soledad pertenece a las primeras, las que no necesitan mirar horas y horas fotografías ni buscar demasiada inspiración para saber cómo es la prenda que mejor las representa y encaja con ellas. "Lo tenía clarísimo desde antes de saber que me casaba. Siempre había querido ese tipo de vestido. Soy de idea fija y no me gusta innovar. Realmente no me inspiré en nada en concreto, simplemente en mi forma de vestir y en dejarme llevar por lo que me gustaba y por mi estilo", nos explica. Para hacerlo realidad confió en Inés Martín Alcalde, una diseñadora a la que seguía desde hacía muchos años y de la que había llevado más de un look de invitada.
Un vestido de novia especial y convertible
Si algo caracteriza a los vestidos de novia de Inés Martín Alcalde es que se trata de diseños sencillos, de líneas arquitectónicas, que marcan de forma muy elegante el cuerpo de la mujer que los lleva. Lo hace estructurando los hombros, potenciando la cintura y suavizando las caderas. También añadiendo elementos diferenciadores —un bordado pequeño en una manga, algo de encaje antiguo, mezcla de tejidos...—. Todas esas cualidades aportan a las prendas ese estilo tan suyo, en el que lleva trabajando desde hace años, su esencia. Y el vestido de Soledad no iba a ser una excepción. La novia nos explica que Inés entendió desde el primer momento lo que buscaba. "Prácticamente no tuvimos que hacer ningún cambio (salvo el hecho de hacerme a la idea de que me casaba en verano y no invierno como tanto me hubiese gustado, ya que no me veo con escote, me encantan las mangas, las hombreras y el cuello halter). El día que iba a probarme era maravilloso, siempre le decía a Rosa (la modista y una persona encantadora) que me veía la novia más guapa del mundo, ella se reía y decía que eso era lo más importante, que cuando una se ve guapa, todo el mundo la ve guapa", apunta.
Soledad llevó como base un vestido sencillo, sin mangas, y con una abertura en la espalda. Para darle un aire mucho más sofisticado y especial, crearon un cuerpo de gasa, con cuello Perkins y también sin mangas. Sobre ambas prendas añadieron un abrigo de tejido ligero, con manga larga, hombros muy marcados y una amplia cola. De este modo satisfacían el deseo de la novia de llevar una prenda convertible que le permitiera ir más elegante en la iglesia, con cola y velo, y más cómoda durante la celebración, donde se fue desprendiendo de estos añadidos.
Cuando las joyas son protagonistas
Para que un look nupcial funcione de verdad nada debe ser improvisado. Y la elección de los complementos, el ramo o el peinado es casi tan importante como dar con el vestido adecuado. En el caso de Soledad, las joyas cobraron un gran protagonismo. La novia nos explica que decidió darle una nueva vida a la pulsera de pedida de su abuela. En lugar de llevarla alrededor de la muñeca, colocó esta preciosa pieza vintage, de gran valor sentimental para ella, a modo de gargantilla, sobre el cuello elevado del vestido. Los pendientes largos de Suárez, regalo de pedida de su suegra, también atraían muchas miradas. Y tampoco faltó el anillo con el que Alberto le pidió que se casara con él, una pieza hecha por un joyero amigo de la familia. Soledad nos explica que los zapatos que llevó en su gran día, unas sandalias de Jimmy Choo, eran regalo de una persona muy especial. "Así conseguí que las joyas no fuesen solo un accesorio si no un recordatorio de momentos emotivos".
En este momento podríamos decir que hay dos grandes tendencias conviviendo en lo que a ramos de novia se refiere. Por un lado encontramos diseños llenos de color y de aspecto salvaje y, por otro, composiciones mucho más sencillas, con una sola flor como protagonista y, por tanto, monocromáticos. Soledad se decantó por un elegante bouquet elaborado por Ronchel Floristería con hortensias, rosas de pitimini, delphinium y lisianthius blancos. "Iba recogido con un lazo de bambula compañero al tejido de los puños del vestido. Además, llevaba la medida de la virgen del Pilar, una medalla de la Virgen de la Milagrosa y otra de la Virgen de la Soledad", nos explica.
Acertar con el look de belleza también es importante. Soledad prefirió un maquillaje natural, con el que sentirse cómoda. Confió en Vanessa-estética avanzada, cuyo equipo ya la había maquillado previamente para otras bodas. "En cuanto al peinado, conté con Gloss salón de belleza. Quería un moño de bailarina para llevar el velo y luego pelo suelto en el momento de la fiesta y así fue. Ana acertó completamente y yo no podía estar más feliz".
Aunque habían hablado de casarse en varias ocasiones, el momento no terminaba de llegar. Llevaban juntos ocho años y, aunque tenían claro que querían convertirse en marido y mujer, buscaban una estabilidad que no llegaría hasta que Alberto aprobara las oposiciones que estaban preparando. Llegó ese día y una semana después de aquello, le pidió matrimonio a Soledad. "Mis amigas se reían porque lo tenía todo planeado, ¡incluso antes de saber que me casaba! Decían que era como el plan París de la Casa de Papel, que cuando llegase el momento solo tenía que darle a un botón y boda organizada", relata divertida. Pero la vida y las circunstancia hicieron que esos planes no salieran del todo como ella imaginaba en su cabeza. Celebraron su enlace el pasado 30 de agosto, una fecha que no convencía demasiado a la novia. "Yo siempre había soñado con una boda de invierno y en vísperas de navidad, pero nos tuvimos que adaptar a las circunstancias. ¡¡A día de hoy no me arrepiento!! Creo que ha sido la fecha y la boda perfecta".
Historia de un 'sí'
Soledad y Alberto son una de esas parejas que se conocen desde siempre. Tenían amigos comunes y, de vez en cuando, coincidían en planes. "Fue cuando Alberto hizo las prácticas de la universidad con mi padre cuando empezamos a tener una relación más cercana. Finalmente, lo que empezó siendo una relación de amistad terminó en una relación de pareja", nos explica.
Soledad y Alberto se dieron el 'sí, quiero' en la Iglesia de la Asunción de Priego de Córdoba. "Es una iglesia a la que ambos estamos vinculados porque nos bautizamos en ella. La ceremonia fue oficiada por el sacerdote Javier Rodríguez, gran amigo de ambos y compañero mío desde los tres años, cosa que no me pudo hacer más ilusión. Además, contamos con la Escolanía de los Palacios, un coro de voces angelicales que hicieron que la ceremonia fuese maravillosa", relata la novia. Después se trasladaron al Cortijo el Madroño, situado en Martos. "Decidimos hacer la celebración en este cortijo porque nos parecía precioso y por la posibilidad de poder optar por una celebración exterior o interior en función del tiempo. Las tormentas a finales del verano son bastante frecuentes y queríamos tener la seguridad de un plan b en caso de ser necesario". La novia nos explica que contaron con la ayuda de las wedding planner de Bambarela para la organización de su gran día y que las flores tuvieron un gran protagonismo en la decoración del cortijo. "Me encantan las flores y quería que fuera un elemento esencial. Ellos consiguieron que fueran las protagonistas de la boda creando un bodegón de ocho metros en el cóctel y un jardín de ensueño para la cena".
Los momentos más especiales
Todas las bodas están llenas de anécdotas y momentos muy especiales. Para Soledad, poder vestirse en casa de sus abuelos paternos fue una inmensa alegría. "Es una casa tradicional andaluza, del año 1764, que pertenece a la familia desde hace varias generaciones, habiendo sido la residencia de mis bisabuelos, abuelos y actualmente, a pesar, de que ellos ya no están con nosotros conservamos con orgullo en la familia". Pero el momento más especial fue, sin duda, "entrar con mi padre como padrino a la iglesia y salir con Alberto como marido. Además de sentirme la persona más afortunada por mirar a mi alrededor y tener a toda la gente que quería allí conmigo, ya que eso era algo que jamás se iba a repetir".
Cuando le pedimos a Soledad que de un consejo para futuros novios, no dudan: "disfrutar de cada momento de ese día, se pasa todo excesivamente rápido. Que no se preocupen por nada, que si algo no sale como ellos tenían pensado, nadie se va a dar cuenta. Y que sean muy felices, porque unos novios felices hacen que la boda sea una fiesta para todos".
Soledad quiere agradecer especialmente su trabajo a los proveedores que estuvieron junto a ellos el día de la boda.
Wedding planner: Bambarela
Catering: Alda y Terry
Vestido: Inés Martin Alcalde
DJ: Mikistrello
Flores: Florenea
Grupo cóctel: So what
Grupo fiesta: Amigos del Novio
Papelería: Trantan
Fotografía: El objetivo de Sara
Video: The bright side weddings
Peluquería: Gloss salón de belleza
Maquillaje: Vanessa- estética avanzada.
Ramo y decoración de la iglesia: Ronchel floristería
Camisón: Seren collection
Zapatos: Jimmy Choo
Coro iglesia: escolanía de los palacios