Georgina Cooper: su sorprendente muerte incrementa la leyenda de las icónicas ‘top models’ de los noventa
Cuando Georgina Cooper dejó de respirar en Creta, a los cuarenta y seis años, se acababa de casar con Nigel Smith, con el que pensó que viviría una larga historia de amor. No fue así. El 8 de noviembre dos amigas modelos de Georgina, Jade Parfitt y Erin O’Connor, confirmaron la triste noticia. Paralelamente, el agente de la modelo también la corroboró: “Murió trágicamente [en Grecia] hace unos quince días […] Georgina no se había encontrado bien desde el COVID, había desarrollado algunos problemas de salud y había estado entrando y saliendo del hospital […] Pero tenía planes de futuro. Se acababa de casar y estaba ilusionada con su vida. Todo el mundo está desolado. Era una auténtica superestrella”. Georgina Cooper será difícil de olvidar. Vanessa Paradis y ella pusieron de moda las sonrisas resplandecientes con diastema (es decir, con un hueco entre los dos dientes incisivos superiores). Por eso, muchos la conocían como ‘La Chica de los Dientes Separados’. Perteneció a una osada generación de modelos británicas, las ‘Cool Britannia’, con Kate Moss, Jade Parfitt y Erin O’Connor en sus filas, que deslumbraron en las pasarelas durante los noventa, y quienes aportaron a la industria de la moda un toque ‘vanguardista’.
Su vida parece sacada de una película de descubridores de talentos: a los trece años su madre la inscribió en el prestigioso concurso Elite Look of the Year… y quedó en tercer lugar. Premier Model Management, la agencia que llevaba a personalidades de la moda tan poderosas como Cindy Crawford, Linda Evangelista, Claudia Schiffer, Naomi Campbell o Christy Turlington, se fijó en ella y… voilà! A los quince años, grabó un vídeo musical junto a Bon Jovi y el resto forma parte de su leyenda: sesiones de fotos históricas, con genios como Corinne Day o Elaine Constantine; portadas de revista; desfiles para las mejores marcas como Armani, Calvin Klein y Helmut Lang.
Una generación poderosa
Su muerte, dada su juventud y sus ganas de vivir, ha impactado profundamente a todos cuantos la conocieron. Carole White, propietaria de Premier Model Management, ha hablado de Georgina Cooper en los siguientes términos: “Era muy divertida. Cuando era joven, ganaba mucho dinero y tenía esa vena tan atrevida de la época. ¡A todo el mundo le parecía increíble el hueco que tenía entre los dientes!”.
Georgina Cooper siempre fue audaz, como lo fueron sus compañeras de generación. Se comían el mundo [de la moda] a pedacitos y mostraban su talento y su carisma en la pasarela. Demostraron que para ser modelos no bastaba con tener las medidas perfectas y el cutis impoluto. Hacía falta algo más: personalidad desbordante, confianza en una misma, querer tus particularidades físicas, no esconderse. Recientemente, durante el último desfile de Victoria’s Secret, después de seis años sin esta cita inolvidable con los ‘ángeles’, algunas de estas modelos han regresado queriendo sus cuerpos, sin complejos.
Adriana Lima fue una de las grandes estrellas. Ella no es exactamente de la generación de los noventa, sino digna sucesora, que inició su carrera en 2000. Deslumbró con un cuerpazo de cine tras haber tenido tres hijos. Pero, con permiso de Adriana Lima, nada tienen que envidiar su cuerpo, a los cuarenta y tres años, ni estilo icónico, modelos mayores como Eva Herzigova, que no se perdió la cita en el Brooklyn Navy Yard. Herzigova tiene cincuenta y un años y tres hijos, el mayor de diecisiete años. Herzigova, nacida en la República Checa, aprendió de su padre, campeón olímpico de natación, lo que significa la disciplina, e incorporó al mundo del modelaje esa férrea disciplina que había aprendido en su hogar. Aún así, con toda honestidad, ha confesado que el mundo de la moda puede ser tan complejo y volátil que, a veces, el factor determinante es la suerte: “En esta industria todo tiene que ver con la suerte. Dependes siempre del punto de vista de otra persona, de que a alguien le caigas en gracia”. Por otro lado, no se puede olvidar que la suerte hay que buscarla.
En la gran cita de Victoria’s Secret también estaba una compañera muy cercana de Georgina Cooper, Kate Moss, la fascinante modelo británica de cincuenta años, que saltó a la fama en 1992. Kate trabajó arduamente en las pasarelas, pero también vivió la ‘vida loca’ de los noventa, en el ámbito londinense, pero también en otras grandes urbes del planeta. Una de sus parejas más mediáticas fue Johnny Depp, a quien conoció en Nueva York, y con quien vivió una turbulenta historia de amor, que acabó en 1998. Cuatro años más tarde, Kate Moss pensó que era hora de sentar cabeza y mantuvo una relación con el periodista Jefferson Hack, editor de Dazed and Confused. Con él tuvo a su única hija, Lila Grace, en 2002.
Pues bien, Lila Grace ha decidido seguir los pasos de su famosa madre y es modelo. Como también lo es la hija de Johnny Depp y Vanessa Paradis, Lily-Rose. El mundo de la moda las ha llamado y ellas han respondido a su llamada, al igual que Kaia Gerber, ya muy asentada en la industria, e hija de la icónica Cindy Crawford.
Momentos icónicos
¿Qué decir de aquellas mujeres que pisaron fuerte y, sobre todo, se mantuvieron en un mundo competitivo y esclavo? Porque la esclavitud de la perfección del cuerpo necesita una disciplina y una fortaleza mental muy especial. En 1990, Linda Evangelista pronunció una de las frases más repetidas de todas cuantas se hayan dicho del mundo de la moda de aquellos años: “Nosotras no nos levantamos por menos de 10.000 dólares al día”. Y es que el mundo se rindió hace tres décadas al glamour y al atrevimiento, a la creatividad y a las posibilidades mágicas de la Alta Costura y del Pret-à-Porter. Linda Evangelista no lo ha pasado bien. Su batalla contra el cáncer la posiciona en lo que ella ha autocalificado “una superviviente en espera”. Curiosamente, ha encontrado apoyo en sus momentos más difíciles en la actriz Salma Hayek, en un tiempo su enemiga. Cabe recordar que Linda Evangelista tuvo a su hijo Augustin James, el 11 de octubre de 2006, de una relación breve con François-Henri Pinault, quien meses después tuvo, junto a Salma Hayek, a su hija menor, Valentina Paloma. Sin embargo, finalmente entre ambas mujeres ha prevalecido el sentido común y, por sus hijos, se muestran muy cercanas y cómplices.
Claudia Schiffer llegó a lo más alto en el mundo de la moda. Su rostro angelical ocupó portadas del mundo entero, las grandes firmas se peleaban por ella, cumplió germánicamente con su obligación y, después de cumplir con sus objetivos, mide con cuentagotas dónde aparecer y para qué. Su 1.80 de estatura impactó en la época. Ella triunfó en lo profesional, pero también en lo personal. Después de un mediático noviazgo con el mago David Copperfield, se enamoró del cineasta británico Matthew Vaugh, se casaron en 2002, y son padres de tres hijos, Caspar, Clementine y Cosima Violet.
Si la Schiffer todopoderosa ha elegido este perfil de calma e intimidad –en la línea de Christy Turlington–, Naomi Campbell, la ‘diosa de ébano’, continúa siendo noticia no solo por su talento, que sigue demostrando con un cuerpo de diez y una actitud de 1.000 en las sesiones fotográficas y en las pasarelas, sino por esos escándalos, grandes o pequeños, que le han salpicado desde el inicio de su carrera. Madre de dos pequeños, después de los cincuenta, estos la han transformado, según ella misma ha contado: “Mis bebés lo son todo para mí. Son mi prioridad al ciento diez por ciento. Tengo que estar ahí para ellos en su primer día de colegio”.
Aquella generación de supermodelos abrió la brecha para las nuevas generaciones. En 2017, durante una entrevista para Vogue, Claudia Schiffer intentó aclarar qué hizo a aquella generación tan poderosa e importante: “La gente me sigue preguntando por qué se dio aquello, cuál fue la receta mágica. Y solo puedo decir que todas éramos muy diferentes y que cada una siguió un camino muy distinto en su carrera; así que no hubo receta, pero sí una corriente masiva en la moda y cambios muy importantes”. Georgina Cooper vivió todo aquello y no se la olvidará.