Lo contrataron para hacer una comedia pero encontró la muerte: el trágico final que conmovió a la Argentina
“¿Esto qué es?”, preguntó César Pierry aquel de 10 de julio de 1992 mientras quitaba la espoleta de una granada cuando grababa la última escena del cuarto capítulo de Mi socio imposible, la comedia que estaba filmando con Fernando Lúpiz, el otro protagonista, que en ese preciso momento dialogaba a centímetros con el actor Ricardo Morán.
Pierry tiró del anillo del artefacto y el ambiente fue invadido por una nube espesa. El texto indicaba que debía continuar su actuación diciendo: “Ya sé, es una bomba de humo”. Y acto seguido, reconocer que se había mandado otra tontería, ya que el personaje que interpretaba era bastante torpe, amigo de Lúpiz también en la ficción, que hacía de un doble de riesgo y le había conseguido trabajo más allá de sus continuos desaciertos.
Entonces, el cuadro que debía ser de humor se llenó de horror. De la granada salió una llama y luego estalló. Lúpiz y Morán, que seguían la secuencia, no podían creer lo que veían: una inesperada tragedia.
Pierry sufrió la semi amputación de tres dedos y la pérdida del sostén esquelético de los otros de su mano izquierda. También quemaduras y lesiones en ese sector de su cuerpo. Lúpiz y Morán también tuvieron que ser atendidos con heridas. “Partes de la mano de César golpearon en mi rostro”, supo admitir Fernando más que consternado por el terrible momento vivido, en una entrevista con TN.com.ar. “La onda expansiva me tiró para un lado y a él le arrancó la mano”, amplió.
César fue internado de urgencia en el Hospital Británico y luego sometido a cuatro operaciones reconstructivas en 19 días. La última se la practicaron el 29 de julio de 1992, se extendió durante siete horas, pero no la soportó: murió a causa de un paro cardiorrespiratorio. En ese momento, su compañero Ricardo Morán –quien murió en junio de 2015- estaba impactado por el desenlace: “Anoche lo vi y hablamos; se encontraba bien y hoy sabíamos que se iba a operar, estaba de ánimo. Lo que pasó no tiene sentido. Los padres estaban contentos, todos muy esperanzados. No entiendo nada, pero cuatro operaciones en veinte días es mucho”.
La noticia fue portada de la revista Flash bajo el título: “No me operen”. Y complementaba: “César Pierry sabía que iba a morir”. La información desarrollada por el medio explicaba que familia e íntimos que lo visitaban cuando estaba internado precisaban que el estado anímico del actor era muy cambiante. De a ratos optimista y con ánimo, pero en determinados momentos afligido y abatido. Y ampliaba informando que allegados a Pierry le habrían escuchado sugerir que no lo operaran.
El día de la muerte de Pierry, a Lúpiz también le practicaron una intervención quirúrgica. Le sacaron una esquirla que tenía incrustada justo a la altura del corazón, que de haber sido de mayor volumen o alcanzado mayor velocidad de desplazamiento luego del estallido podría haberle provocado consecuencias aún más severas.
Pierry, la cara más buscada de la TV
Nacido el 13 de mayo de 1955 en la ciudad de La Plata, César Pierry incursionó en el humor entre los años 80 y 90. Se inició como actor de teatro en el musical y la revista en obras como Sugar, Calígula, De aquí no me voy, El mago de Oz, Divas y llegó a compartir escenario con Antonio Gasalla y Pepe Cibrián. Se hizo más popular cuando formó parte del elenco del programa Matrimonios y algo más, creación de Hugo Moser, junto a Rodolfo Ranni, Hugo Arana, Cristina del Valle, Gianni Lunadei, Estela Molly, Mirta Busnelli, Edda Bustamante, Adriana Salgueiro, Aída Luz, Gonzalo Urtizberea, y el propio Fernando Lúpiz.
En cine trabajó en la película franco-argentina Corps perdus (Cuerpos perdidos), de Eduardo de Gregorio, con Laura Morante, Tchéky Karyo y Gerardo Romano.
Su momento de mayor auge lo alcanzó con el éxito de Detective de señoras, telecomedia policial de Canal 13 con escenas de riesgo y efectos especiales, donde trabajó en dupla con Fernando Lúpiz y junto a Stella Maris Lanzani, Luisa Albinoni y Ricardo Morán, que alcanzaba los 20 puntos de rating.
Los altos niveles de audiencia generaron que Telefe tentara al trío: Pierry, Lúpiz, Morán con una cifra difícil de no considerar. Gustavo Yankelevich se había propuesto el desafío de tenerlos y lo logró. Así nació Mi socio imposible, con un formato parecido, pero en el que tanto Pierry como Lúpiz podían hasta elegir temas, y autores... todo demasiado tentador como para rechazar semejante propuesta.
Una tragedia que cambió a la TV
La noticia de la muerte de César Pierry conmovió a la sociedad y en especial al ambiente artístico, ya que no se habían registrado accidentes de tal magnitud en un set de televisión. Luego se llegó a hablar y especular con una nunca probada mala praxis.
El encargado de los efectos especiales de Mi socio imposible en esa época era Eduardo Cundom. Al principio del caso su nombre estuvo bajo la lupa más que nada de los medios periodísticos. Luego el foco viró abruptamente hacia la muerte ocurrida luego de la cuarta cirugía que enfrentó el actor.
Perdió las llaves del auto en un lago de Rosario y lo que hizo fue aplaudido por todos los presentes
¿Qué dijo él al respecto? En 2006 Cundom expresó: “Me afectó y me afecta muchísimo. Pero me dejó dos importantes enseñanzas: que no debemos creernos infalibles, y que si un efecto falla, debe fallar en los ensayos que realizamos en nuestro taller y no en un set”.
Estaba proyectado que la serie saliera al aire en agosto de aquel 1992, un mes más tarde del accidente. Pero la conmoción que causó una muerte tan trágica, ni siquiera permitió analizar la posibilidad de continuar.