Grettell Valdez y la experiencia con Belinda que no olvidará por el resto de su vida

Una de las telenovelas que protagonizó Belinda fue Camaleones (2009-2010), producida por Rosy Ocampo. Imposible imaginar en ese momento que lo importante no estaba en la ficción de la trama sino en la realidad detrás de cámaras con la cantante y su antagonista, Grettell Valdez, quien lidiaba con una fuerte depresión.

Cuando decían “acción” en el foro, Belinda se transformaba en Valentina y Grettel en Silvana, dos mujeres que se caían mal mutuamente. Hubo un episodio en que a Silvana se le ocurrió pedirle a Valentina que anulara su matrimonio con Sebastián (Alfonso Herrera) pero lo único que consiguió es que su rival le aplicara una llave de lucha libre al brazo para dejarle claro que tuviera cuidado de meterse con ella.

Así eran las escenas de Belinda con Grettel Valdez. Sus personajes eran ríspidos, de marcadas diferencias entre ambas. Pero en cuanto se escuchaba el “corte”, la cantante conversaba y apapachaba a la actriz levantándole el ánimo, estimulando su autoestima y distrayéndola de la tristeza que le embargaba.

Grettel recién se había separado de Patricio Borghetti, actor y conductor con quién se casó en 2004. La ruptura fue decisión de él. Sucedió cuando el hijo de ambos, Santino, tenía un año de nacido. La situación afectó en lo emocional y lo mental a la actriz llevándola a un estado depresivo de sentirse una mujer fea y avejentada.

"Él me dijo que en busca de su sol, estuvo buscando su sol. Yo tenía un bebé de 12 meses y me estaba muriendo. Entré en depresión absoluta. En esa relación hice todo para salvarla. Me humillé, y no me arrepiento. (...) Me metí a mi vestidor, gritaba, me azotaba. Estaba mal. Recuerdo que lloré y empecé a tomar una botella que ni me acuerdo de qué era. Le marqué a Ivanna, diciéndole 'me quiero morir, no puedo con esto'”, compartió en entrevista a Yordi Rosado en marzo de 2021.

Justo en ese período recibió la llamada de Rosy Ocampo invitándola a sumarse al elenco de Camaleones con el rol de Silvana, antagonista de Belinda. Más que agradecida, Grettell se sintió ofendida en primera instancia. Le pareció un despropósito que la pusieran junto a una “diosa” como la cantante, especialmente cuando ella se veía a sí misma como una “ruca gorda”

Ocampo le habló directo pero con alma para hacerle notar que estaba en su mejor momento, que físicamente la veía preciosa y que el trabajo iba a ayudarle a salir de la depresión que incluso llevó a generar pensamientos mortales. Luego de esa conversación, Valdez aceptó integrarse a las grabaciones.

Nerviosa por compartir cuadro con Belinda debido a la inseguridad que tenía en esos instantes, la actriz interpretó a su villana luciendo radiante, atractiva y con esa tesitura actoral de arrogancia que le caracteriza cuando personifica a la mala de la historia. Hacia el exterior no daba la impresión de ser una mujer en crisis.

El nerviosismo aminoró por el apoyo inesperado de Belinda. A través de las palabras, las dos pudieron compenetrarse para que Grettel recuperara la confianza, se sintiera cómoda con su cuerpo y procesara la separación. Funcionó, además, para que se abrazara de su carrera para sanar paulatinamente el dolor que tenía.

“Siempre se lo voy a agradecer. Todo el tiempo llegaba y me decía “no manches, cómo es que tuviste un hijo y tienes ese cuerpo”, “estás hermosa”, “cómo es que amamantaste y tienes las bubis así”. Todo el tiempo era de levantarme el autoestima, decirme cosas súper lindas, apoyándome. Ella fue la que todos los días me motivaba de manera impresionante”.

A Camaleones le vinieron telenovelas como Cuando me enamoro, Amorcito corazón y Lo que la vida me robó, y las obras de teatro Unas por otras y Duele. La llamada de Rosy Ocampo y compartir escenas con Belinda la sacaron a flote en un lapso crítico en el cual se derrumbó como persona.

Para darse una idea del plano emocional que atravesó la actriz en aquella etapa, se puede observar la broma que su amiga Ingrid Martz, también actriz, le hizo para el programa Hazme reír en mayo de 2008. Supuestamente roban accesorios en una boutique y son detenidas. Martz responsabiliza a Valdez del hurto, lo que le produce llanto y un ataque de ansiedad. Si bien se trató de una broma, se asomó un poco de la catarsis que vivía Grettell en su vida personal.

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