Guillermo del Toro todavía lleva una espina clavada en su corazón

Guillermo del Toro muestra el Oscar que ganó este 2023 por 'Pinocho'. (Photo by Richard Harbaugh/A.M.P.A.S. via Getty Images)
Guillermo del Toro muestra el Oscar que ganó este 2023 por 'Pinocho'. (Photo by Richard Harbaugh/A.M.P.A.S. via Getty Images)

POR Alejandro Feregrino-. Aunque se ha erigido como uno de los grandes embajadores de México y siempre que puede muestra su orgullo por ser mexicano, desde que filmó ‘La invención de Cronos’ -la película que lo puso en el mapa del cine internacional-, Guillermo del Toro, el ganador del Óscar a Mejor Película Animada por ‘Pinocho’, no ha vuelto a filmar en su país.

Primero, porque esta cinta que se estrenó en 1993 le abrió las puertas de Hollywood y España. En 1997 estrenó ‘Mimic’ y puso manos a la obra para dirigir otro ambicioso proyecto en español, ‘El Espinazo del Diablo’, lo que marcó el inicio de una exitosa carrera que incluye decenas de reconocimientos, entre ellos tres premios Óscar.

"Empecé haciendo películas en Estados Unidos porque tenía mucho dinero por mi primera película en México, ‘Cronos’. Empecé a trabajar en la industria americana, después pensé que me quedaría haciendo películas españolas", recordó el año pasado durante una charla en el Festival de Cannes.

Pero la razón principal por la que no vive ni trabaja en su país natal es la inseguridad. En 1998 secuestraron a su padre, Federico del Toro, un episodio que cambió su vida para siempre.

Guillermo del Toro durante la promoción de 'El laberinto del fauno' en el 2006. (Photo credit should read VALERY HACHE/AFP via Getty Images)
Guillermo del Toro durante la promoción de 'El laberinto del fauno' en el 2006. (Photo credit should read VALERY HACHE/AFP via Getty Images)

Víctima de la inseguridad

Su padre estuvo secuestrado 72 días. Según la Revista Esquire los criminales le pedían a Guillermo un millón de dólares para liberarlo, una cantidad que en aquel momento no tenía.

Pese a que ‘Cronos’ fue un éxito en festivales y tuvo una buena recepción, dejó una deuda considerable. Por eso aceptó dirigir ‘Mimic’, un filme producido por los hermanos Weinstein, cuyo proceso de realización detestó desde el primer momento.

Fue el director estadounidense James Cameron quien salió en su auxilio, le prestó el dinero y le recomendó un negociador especializado en secuestros. Cuando finalmente fue liberado, la familia del Toro abandonó México para siempre.

"Cada día, cada semana, pasa algo que me recuerda que estoy en un exilio involuntario. Me pasaron dos cosas terribles a finales de los años: secuestraron a mi padre y trabajé con los Weinstein", dijo en una charla con medios en el año 2017.

Pinocho, con sello muy tapatío

No obstante, su trabajo siempre ha estado ligado a México y, muy especialmente a Guadalajara, su ciudad natal.

En los años 80 fue cofundador del Festival Internacional de Cine (FICG) que actualmente gestiona la Universidad de Guadalajara (U de G), con quienes mantiene una estrecha relación. También es productor de películas mexicanas como 'Asesino en serio', 'La delgada línea amarilla', 'Rudo y cursi' y 'Cosas insignificantes'. Y es impulsor de la Beca Jenkins del Toro para estudiantes de cine.

En 2019, en colaboración con la U de G, fundó en Guadalajara el Centro Internacional de Animación, mejor conocido como 'El Taller del Chucho', que se define como un estudio donde el talento local podrá ir a producir, innovar, difundir y promocionar sus proyectos en la industria del cine.

En conferencia de prensa después de ganar el Óscar a la Mejor Película Animada por ‘Pinocho’, Guillermo ensalzó, una vez más, la calidad del cine de animación que se hace en México y, en general, en América Latina.

Es algo que sabe muy bien, a tal grado que decidió que algunos minutos de ‘Pinocho’ se realizarían en "El Taller del Chucho" para demostrar la capacidad de los creadores mexicanos.

Pero, pese a toda esta labor que realiza, la idea de dirigir una nueva película en México sigue siendo una asignatura pendiente.

"Tengo una historia que se llama Plata, una película de luchadores que quiero hacer desde hace años, y no me quiero morir sin haberla filmado. Ahora, si te soy honesto, te diría que no me gustaría hacerlo hasta que mis hijos estuvieran adultos, por la inseguridad".

"En un rodaje tienes una hoja donde dice dónde vas a estar cada momento del día, y eso es muy peligroso. Y desde lo que le pasó a mi ‘jefe’, pues si me da miedo, la verdad".

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