Los tres hábitos que el director de Netflix incorporó tras un año con un biohacker millonario
El cineasta de Netflix Chris Smith pasó un año documentando al emprendedor tecnológico y biohacker Bryan Johnson, conocido por su ambiciosa misión de revertir el envejecimiento y extender la longevidad humana.
Famoso por su estricta dieta vegana de 1.950 calorías, su extenso régimen de suplementos y tratamientos experimentales —como un intercambio multigeneracional de plasma sanguíneo con su hijo—, los métodos de Johnson han generado tanto fascinación como controversia.
Smith, reconocido por documentales como Tiger King y Fyre, dedicó un año a seguir los esfuerzos de Johnson para su nueva propuesta, Don't Die: The Man Who Wants to Live Forever, que se estrenará en Netflix el 1 de enero.
Al reflexionar sobre la experiencia, Smith comentó que, aunque no incorporó las prácticas más extremas de Johnson, realizó algunos cambios en su estilo de vida.
“Un año después, bebo menos, me acuesto más temprano y uso un anillo que monitorea mi sueño”, comentó a Fortune.
Las diversas técnicas de Johnson se agrupan en lo que él denomina su “Protocolo Blueprint”, un sistema de salud extremo cuyo costo anual asciende a unos $2 millones de dólares.
Según se detalla en su sitio web, Johnson se somete a una extensa lista de “mediciones rutinarias” que incluyen peso, grasa corporal, masa muscular, agua corporal, índice de masa corporal (IMC), niveles de glucosa en sangre, además de resonancias magnéticas y ecografías regulares para identificar posibles problemas.
Aunque las prácticas de Johnson suelen ser extremas, su enfoque en fundamentos respaldados por evidencia científica se alinea con las recomendaciones de organismos de salud pública como los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos.
El sueño es esencial para la salud y la longevidad, ya que estudios respaldan que un descanso constante y de calidad favorece la recuperación física, la claridad mental y el fortalecimiento del sistema inmunitario. Los CDC aconsejan que los adultos duerman entre 7 y 9 horas diarias para disminuir el riesgo de enfermedades crónicas como cardiopatías, diabetes y obesidad.
Seguir un horario de sueño constante y adoptar rutinas relajantes antes de dormir, como evitar el uso de pantallas y el consumo de cafeína, puede mejorar la calidad del sueño y promover el bienestar integral. Además, un descanso adecuado regula la inflamación y refuerza la salud cardiovascular y mental a largo plazo.
Reducir el consumo de alcohol, una práctica que Johnson adoptó, se asocia con importantes beneficios para la salud a largo plazo. Según los CDC, los hombres deberían limitarse a dos copas al día y las mujeres a una, ya que el exceso de alcohol incrementa el riesgo de enfermedades hepáticas, afecciones cardiacas y alteraciones en los ciclos del sueño. También se relaciona con un mayor riesgo de ciertos tipos de cáncer y problemas de salud mental. Limitar su consumo no solo mejora la calidad del sueño, sino que también ayuda a mitigar estos riesgos, consolidando un enfoque respaldado por expertos para optimizar la salud.
Las herramientas de seguimiento del sueño, como el anillo Oura, atraen a quienes buscan mejorar su salud mediante un control detallado. Este dispositivo registra fases del sueño, variabilidad de la frecuencia cardiaca (VFC), temperatura corporal y preparación para actividades diarias. Con estas funciones, los usuarios entienden cómo factores como estrés, dieta y ejercicio influyen en el descanso. Al ofrecer datos sobre tendencias, el anillo Oura permite ajustes precisos para optimizar el sueño y la salud general.
Traducción de Leticia Zampedri