Es hija de un famoso actor, “pegó el estirón” y hoy es parte del éxito de ‘Matilda, el musical’
“Quiero actuar, pero vestida de bailarina y con un globo”. Eso le dijo una niña de tres años a su papá cuando él la invitó a participar del show que iba a dar en Bahía Blanca. Ese día se subió por primera vez a un escenario y el momento quedó capturado para la posteridad en una foto. Quizás esa pequeña no se imaginaba que 14 años después iban a recrear esa misma imagen, pero no solo como padre e hija, sino también como artistas, colegas y compañeros de trabajo.
Bianca Aristarán comenzó a bailar cuando tenía solo un año y medio y hoy, a los 17, forma parte de una de las obras más exitosas de la avenida Corrientes. En diálogo con LA NACION recordó el día que encontró su vocación, habló del vínculo con su padre, Agustín ‘Soy Rada’ Aristarán, y sobre cómo cumplió su sueño de formar parte del ensamble de Matilda.
Entre las paredes Teatro Argentino de La Plata e inmersa en el sonido del violín que tocaba su mamá, Noelia Cobos, con un año y medio Bianca perseguía a las bailarinas que formaban parte del show. Estaba maravillada, quería imitarlas, ser una más. Incluso, cuando la música sonaba, con los movimientos propios de su edad, se ponía a bailar. Su familia tomó nota y la inscribió en clases de danza, las cuales toma hasta el día de hoy.
Bianca siempre supo que quería dedicarse al arte porque, según ella misma sostiene, “criada en un teatro era muy difícil que saliera abogada”. Pero, el “clic” fue a los 12 años cuando pisó el Gran Rex - mismo teatro en el cual se presenta ocho veces por semana - y se sentó en las mismas butacas desde las cuales hoy charla con LA NACION. Vio el musical Aladín será genial y ese día se dijo a sí misma: “Es esto”.
“Me volvió loca. Lloré en mi casa porque dudaba de si iba a poder hacerlo, porque este arte es muy exigente. Son tres cosas al mismo tiempo y básicamente tenés que sobrevivir bailando, cantando y actuando”, sostuvo la joven actriz y reveló cuál fue el consejo de su papá cuando se lo dijo: “Si lo querés, tenés que dejar de llorar y empezar a estudiar”.
Y así lo hizo. Se formó en canto, baile y actuación e incluso -como regalo por sus 15 años- viajó a Nueva York para estudiar en la cuna del teatro musical. “Mis papás me apoyaron mucho, porque los dos vienen de familias con trabajos muy tradicionales y tuvieron que pasar por eso”, reflexionó Aristarán, y en la misma línea continuó: “Desde que nací, ante todo ellos me dijeron ‘vos tenés la libertad de hacer lo que quieras, pero estudiando’”.
Matilda y un sueño hecho realidad
Los inicios de Bianca en los medios se dieron, primero, en las redes sociales de su papá. Actuó en varios de sus videos, participó en Radahouse, hizo publicidad y tuvo una aparición en Match Game, el programa que condujo Rada en eltrece en 2021. Pero, su mayor proyecto, hasta ahora, llegó de la mano de algo que le gusta y mucho: los musicales.
En octubre de 2022 fue convocada a una audición para Matilda, el exitoso musical basado en la novela homónima de Roald Dahl. El día después de su “murga” – la fiesta de pre promoción antes de ingresar a su último año de secundaria – se despertó con la mejor noticia. “‘¡Quedaste en Matilda!’, me avisó mi papá. A mí me costó muchísimo reaccionar y fue increíble. Sentí muchísima felicidad”, rememoró.
Bianca volvió al Gran Rex, pero como parte del ensamble de Matilda: “Fue muy fuerte. Llegaba a mi casa y no entendía lo que me estaba pasando. Los primeros ensayos lloraba de felicidad”. Al mismo tiempo, se encontró unas manos amigas que la acompañaron: su padre, quien interpreta a Agatha Tronchatoro, y Fer Metilli, pareja del actor, que se pone en la piel de la Sra. Wormwood. El musical estrenó en 2023 y fue todo un éxito al punto tal que los “revoltosos” regresaron al teatro para las vacaciones de verano y se despedirán del público el 13 de febrero.
Padre e hija, colegas y compañeros de trabajo
Matilda no solo le significó a Bianca su “primer trabajo ‘de adulta’”, sino también la posibilidad de compartir el escenario con su papá. “Está muy bueno. Los primeros días, que estaba con mucho miedo, me daba la vuelta y tenía una cara conocida”. Desde el primer instante dejaron las cosas claras: en el teatro son compañeros de trabajo y no padre e hija. Pero, aunque sus rutinas diarias están diferenciadas, suelen comunicarse por mensajes durante las funciones y en la vuelta a casa conversan bastante sobre lo ocurrido en el día.
Aunque los Aristarán tienen una relación muy fluida y de mucha confianza, cada uno transita su carrera por separado. “Él no se quiere meter tanto en mi camino, pero le pido consejos porque lo admiro mucho”, aseguró.
Justamente sus participaciones en los videos de ‘Soy Rada’ - muchos de los cuales recreaban escenas de la diaria de padre e hija-, marcaron sus inicios en el mundo artístico. Con el paso del tiempo, ella no solo fue descubriéndose desde ese lugar, sino que también empezó a comprender la exposición de su padre. “Al principio me costó un poco, pero ahora ya es completamente normal, porque me crie con mi papá, siendo quien es”, comentó.
“Tomalo con pinzas”
La niña que salió del Gran Rex con 12 años, repleta de sueños, miedos e ilusiones, probablemente no se imaginaba que cinco años después ese mismo espacio sería su oficina. “Una vez una amiga me dijo ‘aprovecha cada minuto que tengas en el escenario’, y así es, hay que agradecer cada minuto que uno está ahí arriba porque no siempre pasa”.
Pero, la vida de la adolescente no solo transcurre sobre las tablas, porque ella, “todo lo que le gusta, lo tiene que hacer”. Es fanática del maquillaje y hoy se prepara sola para las funciones de Matilda. Además, tiene un costado más introspectivo: el piano. “Es algo que está escondido, porque me da mucha vergüenza. Toqué en el Luna Park con mi papá, pero fue la única vez que lo hice en público. Es muy mío y siento que tengo que estudiar muchos años más para mostrárselo al mundo”, reflexionó.
¿Su próximo proyecto? En unos días cumple 18 años y está a punto de empezar a cursar la Licenciatura en Arte Dramático en la Universidad Nacional de las Artes (UNA). “Tengo muchas ganas de aprender, me quiero formar aún más. Trabajar me hizo dar cuenta de que sé menos de lo que pensaba y me mostró un montón de cosas que podés saber y hacer”. Además, sueña con actuar en una película o serie.
Paralelamente, este 2024, quiere “volver al ruedo” con sus redes sociales -tiene más de 190 mil seguidores en Instagram y supera los 11 millones de Me Gusta en TikTok- y retomar Tomalo con pinzas, su propio podcast en Spotify. “Hablo de lo que quiero o de lo que me preguntan mis seguidores de Instagram. Voy muy profundo con temas que me interesan. Ahora empecé a planear la segunda temporada. El primer episodio habla de los sueños y de hacerse cargo de ellos”.
Pero, ¿qué piensa ella sobre ese tópico? “Que no te podés quedar sentado llorando porque no vienen las cosas a vos, tenés que levantarte y hacerlas”. Y eso, justamente, fue lo que ella hizo a lo largo de su vida.
Un escenario, dos globos y muchos sueños
Bianca se subió por primera vez a un escenario cuando tenía tres años en un show que hizo su papá en su Bahía Blanca natal, en homenaje a sus 15 años de carrera. Había 600 personas e hicieron una emotiva rutina juntos. Catorce años después, padre e hija volvieron a subirse a un escenario y recrearon esa misma escena, aferrados fuertemente de las manos, pero esta vez cada uno con nombre propio.
Con la mirada puesta en el gigantesco teatro, recostada entre las butacas desde la cual la aplauden todas las semanas, la Bianca de 17 años mira a esa versión suya de tres años que acaba de recrear y le avecina que “es una locura lo que va a vivir en los próximos años de su vida”.
“Que mi papá se haya hecho conocido me cambió la vida, sinceramente. Hay mucha gente que se enoja con lo de ‘los hijos de’ y yo creo que si sabés usarlo te abre un montón de puertas, pero hay que saber quedarse. Yo entré por mi cuenta, pero me supe quedar y supe estar al nivel de la obra. Es muy duro trabajar con gente que sabés que sabe mucho más que vos. Tenés que saber estar, que te respeten y estar a la altura”, sentenció Bianca Aristarán. Y, ¿qué le dice a su papá? una sola palabra: “Gracias”.