Mujercitas, el clásico de la literatura que sigue vigente y llegó a Buenos Aires en formato de musical
En el tercer estante de la biblioteca personal de la abuela, entre ejemplares polvorientos con tapas gastadas, pero todavía legibles de Orgullo y Prejuicio y Las mil y una noches, hay una historia que pasó de generación en generación y que, a pesar de tener más de un siglo de vida, no pierde vigencia. Al contrario, es una constante reconstrucción de sí misma: Mujercitas, un clásico de la literatura, escrito por Louisa May Alcott en 1868. Fue traducida a varios idiomas y llevada al cine una decena de veces. Ahora, la versión musical -que se estrenó en Broadway en 2005- llegó a Buenos Aires y desembarcó en el Paseo La Plaza. Una vez más, las hermanas March vuelven a estar al alcance de aquellos que siempre quisieron tener el espíritu libre de Jo, pero también para los que desean introducirse en una pieza icónica y sumergirse en el mundo revolucionario y feminista que planteó la autora hace 155 años.
Mujercitas se publicó por primera vez en 1868. Nació gracias a un pedido y prácticamente a regañadientes de su autora. “No estaba contenta de escribirla, porque no era lo que quería escribir”, le dijo Susan Cheever, autora de Louisa May Alcott, A Personal Biography a la BBC en 2020.
Louisa May Alcott (1832-1888) era la segunda de cuatro hermanas (al igual que las March) e hija de Abigail May Alcott y Amos Bronson Alcott.
Su padre era seguidor del trascendentalismo y le inculcó sus ideas a sus hijas, particularmente a Louisa, a quien impulsó a tomar una pluma y contar sus propias historias. Y ella lo hizo. Escribió, bajo el pseudónimo A. M. Barnard, 30 novelas de suspenso, pero conocería la fama gracias a otro género que no era precisamente de su preferencia.
La familia Alcott atravesaba difíciles momentos económicos y Louisa estaba empecinada en encontrar una forma de ayudar y quería hacerlo con sus libros. Pero, para eso, tuvo que arrancar las páginas ya escritas y seguir las órdenes del editor Thomas Nile, quien le pidió “algo para chicas”.
Fue así como el 30 de septiembre de 1868 se publicó la primera edición, en dos tomos, de Mujercitas la cual abrió las puertas de la casa de Concord, Massachussets, de la familia March, conformada por Marmee y sus cuatro hijas Meg, Jo, Amy y Beth. Las mujeres, que de a poco buscaban su lugar en el mundo, debían subsistir económicamente mientras su padre luchaba en la Guerra de Secesión. Un poderoso relato inspirado, justamente, en la propia vida real de su autora.
“Alcott fue, sin saberlo, una de las primeras feministas de la historia. Defendió no solo su derecho a no casarse, ganarse la vida por sí sola y descubrir y cultivar su yo, sino que, a través de Mujercitas, nos animó a todas a hacerlo”, dijo Anne Boyd Rioux, autora de El legado de Mujercitas en una entrevista con El País en 2019.
En la historia, la vida de Louisa aparece representada en el personaje de Jo, una joven escritora, idealista y apasionada que cuestionaba las reglas impuestas de la sociedad de que las mujeres estaban destinadas a casarse. Ella buscaba su propio lugar en el mundo a través de sus cuentos: soñaba con ser una escritora famosa, publicar grandes libros y estar junto a su familia para siempre.
Little women -su título en inglés- fue un éxito rotundo. Tras la primera edición, que se publicó en dos partes, se convirtió en un clásico de la literatura que más tarde fue llevado al cine y a la televisión. Si bien se hicieron varias adaptaciones en la pantalla grande, las más memorables son las de 1994, protagonizada por Winona Ryder, Kirsten Dunst, Susan Sarandon y Christian Bale; y la más reciente, de 2019, dirigida por la magistral Greta Gerwig y con un elenco estelar encabezado por Saoirse Ronan, Emma Watson, Florence Pugh, Laura Dern, Timothée Chalamet y Meryl Streep. La película recibió múltiples reconocimientos y permitió que una nueva generación se adentrara en las ideas feministas y revolucionarias de la autora, que si bien databan de un siglo antes, sonaban muy familiares.
La novela, además de ser traducida en 55 idiomas y considerada una pieza clave de la literatura, también llegó al teatro musical. El 23 de enero de 2005 se estrenó en Broadway Little women, escrito por Allan Knee, con letra de Mindi Dickstein, música de Jason Howland y basado en el texto de Alcott.
Sutton Foster fue quien interpretó a Jo, ese personaje que tanto inspiró a las jóvenes lectoras, sus fantásticos y sus “sangrientos” cuentos, con ese amor inconmensurable por su familia y con ese deseo tan profundo de ser escritora en un mundo estrictamente diseñado para los hombres.
A 18 años de su estreno en Broadway, el musical desembarcó en la Argentina, más precisamente en la Sala Pablo Neruda, del teatro Paseo La Plaza. Esta propuesta, presentada por primera vez en Latinoamérica, se complementa con la historia original e invita a todas las generaciones -pero desde un lugar diferente- a introducirse en un clásico de los clásicos.
El musical de Mujercitas llegó por primera vez a la avenida Corrientes
Cuando a Juan Álvarez Prado le llegó la propuesta de dirigir la adaptación argentina del musical Mujercitas tuvo que “volver sobre las bases”, releer el libro y ver las películas. Sabía que el título de por sí generaba interés, pero quería que la propuesta convocara “a una mujer de 70 años que tiene una visión del feminismo, que es distinta a la mujer de 50 y a la de 18″, y que esas tres generaciones se sintieran identificadas.
“Tratamos de pararnos sobre los hechos, sabiendo que la historia tiene que estar por encima de todo, sin prestarle nuestra opinión a cómo funciona eso hoy, sino dándole valor al acto heroico, al amor propio que tenía esa mujer”, le dijo el director de Mujercitas a LA NACION.
Todos los miércoles en el teatro, las hermanas March cobran vida y recrean, en aquel viejo ático, esos primeros cuentos de Jo que las llenaban de ilusión.
La obra es liderada por Macarena Giraldez que construyó a una nueva y moderna Jo, con una interesante propuesta corporal y una técnica vocal magistral. Al elenco lo completan Déborah Turza, María Florencia Zapana, Aldana Eve, Carmela Barsamián, Bruno Coccia -que con su sensibilidad y su talento logró captar bellamente la esencia del querido Laurie-, Leandro Bassano, Tiki Lovera, Alfredo Alessandro y Julián Rubino y Mavi Colombo, Morena Feit, Carla Liguori y Ramiro Martínez Tomé como Swings.
La puesta cuenta con 10 músicos en escena, ya que a la historia de siempre se le suman canciones que ayudan a conocer, aun con mayor profundidad, los sentimientos de cada personaje. Si bien es una adaptación teatral, los ejes claves de la historia original se mantienen.
Durante casi tres horas el público se encuentra cara a cara con esas mujeres que crecieron bajo el mismo techo, pero eligieron caminos distintos; empatiza con la nostalgia de Jo por evitar que las cosas cambien, llora con la trágica pérdida y se emociona con los valores inquebrantables de esas hermanas amorosas e incondicionales.
Justamente para Álvarez Prado, que anteriormente dirigió éxitos como Rent y Los últimos cinco años, el mayor desafío era hacer que la historia fuera accesible para el público argentino, pero sin perder la esencia original: “Estamos en un país en el que, por momentos, hay mucha adversidad y siento que Mujercitas es la historia de alguien que encuentra en su entorno muchísimas adversidades de distintas formas, por el contexto de guerra, por la situación económica de la familia, por los roles que se le daba a la mujer y lo contrastante con lo que ella quiere. Me pareció que podía tener un valor para nosotros hoy”.
Es de un modo u otro, casi a regañadientes, por necesidad y gracias a que nunca abandonó esos sueños tan profundos, Louisa May Alcott terminó escribiendo una de las novelas más importantes de la literatura.
Su libro está en la biblioteca de las abuelas, de las hijas y de las nietas e inspiró a generaciones enteras a cuestionar los mandatos, a rebelarse contra el sistema, a darle batalla a lo que sea que la vida proponga y a entender que todos los sueños son válidos. ¿Se habrá imaginado alguna vez Alcott que la llama que escondió su historia seguiría viva 155 años después de su primera aparición?