La historia de amor de Baby Etchecopar y Silvina Cupeiro, la mujer que conoce “de chiquita” y que le devolvió “las ganas de vivir”
Cuando Baby Etchecopar le propuso matrimonio a su novia Silvina Cupeiro recibió una respuesta que lo sorprendió: “Me preguntó para qué nos íbamos a casar si ya vivíamos juntos y le dije que yo necesito decir que es mi esposa y darle el título de compromiso. Porque creo que ella lo vale y yo también”, contó hace algunos meses. Se trata de la segunda boda para el periodista, que durante 30 años estuvo casado con Adriana Paz, la madre de sus tres hijos. Ella murió en 2016, tras transitar un cáncer.
La historia de amor de Baby y Silvina nació un tiempo después, aunque se conocían desde hacía muchos años porque ella es hija del piloto de Turismo Carretera Jorge Cupeiro (fallecido en 2021), quien fuera un gran amigo de Baby. Y si bien tenían buena relación, la cosa se fue dando de a poco. La pandemia terminó de consolidar el vínculo porque se animaron a probar la convivencia y funcionó muy bien. Al principio todo se dio con calma, casi tímidamente. Pasaban un fin de semana en alguna de las dos casas y así durante un tiempo, hasta que tomaron la decisión definitiva.
“Silvina es la alegría de mi vida, me devolvió las ganas de vivir. La pasé muy mal después de la muerte de mi mujer, estuve mucho tiempo muy triste y la verdad que un hombre solo no es el estilo de vida que me gusta. Con Silvina armamos una linda pareja, tiene tres hijas, yo también tengo tres hijos, agrandamos la familia y estamos muy felices”, contó en una entrevista para LA NACION, hace un tiempo.
Si bien los hijos de ambos son grandes, pudieron ensamblar las familias. “Sus hijos me aman y los míos (Federico, María Paz y Leandro) también a ella, aunque les costó un poco más porque el amor por la madre era mucho y tenían razón. El amor de la madre no se sustituye”, contó algunos detalles Etchecopar en una nota radial.
Quienes lo conocen dicen que el periodista y conductor de estilo enérgico está muy feliz, y quizá por eso este sábado, día elegido para la boda (este martes se casaron por civil), quiere “tirar la casa por la ventana”. “Silvina me devolvió la risa. Estoy muy feliz, es una gran mujer. Los dos somos grandes y sabemos lo que queremos”, aseguró el periodista que tiene 70 años, diez más que ella. “Conozco a Silvina desde que es chiquita porque es la hija de Jorge Cupeiro, que era muy amigo mío. También conozco a todos sus hijos desde chiquitos. Ahora es una señora, se divorció, tiene hijas que están viviendo afuera. Nos amamos y nos hacemos muy bien”.
A Etchecopar le costó superar el duelo y al poco tiempo de la muerte de la madre de sus hijos, decía: “mi vida terminó el día que murió Adriana. No tengo ganas de rehacer nada nunca”. Entonces no se permitía pensar en la posibilidad de volver a enamorarse y durante un tiempo se refugió en sus tres hijos y en el trabajo. Sin embargo, Silvina cambió su perspectiva sobre el futuro y hoy se anima a darse otra oportunidad y gritarlo a los cuatro vientos.
Hace algunos años Baby vivió también momentos de mucha angustia cuando se enteró que su hijo Leandro estaba enfermo. “Tuvo un linfoma de Hodgkin, igual que Facundo Arana. Yo estaba en medio de mi programa de televisión y me escribió: ‘papá, me dieron los análisis. Tengo cáncer. No me quiero morir, no sé dónde estoy’. Fue muy duro. Lo transité mal. Es como si se te cayera un avión encima. Hoy está bien. Lo transitó, lo transita y lo va a tener que transitar toda la vida, porque cada tanto tiene que hacerse análisis. La muerte de la mamá le pegó muy fuerte. Es un chico muy sensible”, dijo hace un tiempo en Socios del espectáculo, el programa matutino de eltrece.
Su historia de amor con Adriana
Durante algunos años, Baby Etchecopar trabajó en el rubro textil y en esas circunstancias conoció a Adriana Paz. “Fue en un local de ropa. Ella era joven y muy linda. Me acuerdo de que yo le vendía ropa a ese local y el comentario del dueño y otros dos vendedores era que ella no le daba bola a nadie. Yo les dije: ‘A ustedes no les da bola, si yo la invito a salir, sale”. Salimos y esa primera noche nos enamoramos. Nos pusimos de novios y no nos separamos más”, le contó a LA NACION hace unos años. “Siempre fui un seductor, porque no fui un tipo lindo, pero tuve mucha suerte con las mujeres. Mucha suerte. Siempre fui medio pirata. Me gustaron y me gustan. No es que uno sale a buscar algo afuera... Hay un poema de Isidoro Blaisten que dice: ‘Bajó una mujer ojos azules y le dijo te quiero’. Y bueno, a veces pasa, te enamorás. Ahora cambió, porque mi nueva pareja me brinda demasiadas cosas”, se sinceró.
También recordó un momento muy feliz de su vida junto a Adriana: el nacimiento de María Paz. “A las tres de la mañana Adriana me dice que rompió bolsa. Le dije que espere que me iba a bañar, porque siempre me baño antes de salir, y fuimos al Agote. No estaba nervioso porque era pendejo e irresponsable. Antes, a los 30, también eras pendejo. Veníamos de una vida de mucho glamour, de lanchita, amigos, joda, entonces era como un juego la paternidad. Lloré mucho cuando me contó que estaba embarazada, me emocioné mucho. A los tres hijos los esperamos con mucho amor, nunca hubo un: ‘¿en serio estás embarazada?’. Una enfermera me llevó a la sala de maternidad y recuerdo que había una nena que no paraba de llorar. Yo le dije: ‘¿No puede hacer callar a esta nena?’ y era María, ¡nuestra hija!”, detalló entre risas.