La historia de amor más conmovedora de Titanic está en el minuto 151, y no es la de Rose y Jack
Con la película Titanic, estrenada en la Argentina en 1998, su director y guionista James Cameron le dio a la trágica historia real del transatlántico hundido en el norte del océano Atlántico en abril de 1912, una romántica vuelta de tuerca. Es que, además de reproducir con cinematográfica precisión lo tremendo que había sido ese naufragio, donde murieron unas 1500 personas, el cineasta aportó al hecho una historia de amor ya clásica: la que se dio entre el pasajero de tercera clase Jack Dawson, interpretado por Leonardo DiCaprio, y la pasajera de primera clase Rose Dewitt Bukater, cuyo rol desarrolló Kate Winslet.
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Pero lo cierto es que, aun después de pasados los 26 años del lanzamiento de la película (en Estados Unidos se estrenó en 1997), el filme continúa ofreciendo novedades y sorpresas. Ahora, por ejemplo, se supo que en la legendaria cinta, apenas visible detrás del romance del modesto Jack y la (supuestamente) potentada Rose, hay otra historia de amor, que sería, según quienes saben del tema, mucho más enternecedora que la de los mismísimos personajes de DiCaprio y Winslet.
Además, otra ventaja de esta relación semioculta en la película, es que, a diferencia de la de la pareja protagónica, en este caso se trata de una historia real. Un amor que fue de carne y hueso y no solo de celuloide.
Fue el sitio español especializado en cine Fotogramas el encargado de dar a difusión la aparición en Titanic de la pareja conformada por Isidor e Ida Straus. Este era un matrimonio de muchos años que atravesaba el Océano en el enorme RMS Titanic con la intención, como la del resto de los pasajeros, de llegar de Southampton, en Inglaterra, a Nueva York, en los Estados Unidos.
Straus era un magnate de la industria textil. Probablemente se trataba de uno de los pasajeros más ricos del transatlántico que chocó contra un iceberg. Había nacido en 1845 y era copropietario de los grandes almacenes Macys, ya muy populares en aquel entonces.
Cameron quiso hacer un homenaje a su historia de amor y ambos ancianos pueden verse en el minuto 151 del filme, dos horas y media después del comienzo, cuando el barco ya está en el proceso de hundimiento. Mientras se escucha que los músicos del Titanic tocan “Nearer my God to Thee”, la última pieza de su vida, una escena de la película permite ver a los dos miembros del matrimonio, Isidor e Ida (interpretados por Lew Palter e Isa Raven), abrazados en la cama de su camarote, mientras se ve que el agua invade con violencia la habitación. En un conmovedor gesto, mientras se avecina el desastre, ambos esposos se toman de la mano y él le da un beso en la mejilla a ella.
Más allá de esta impactante secuencia, que dura menos de 10 segundos, pero que no por eso es menos conmovedora, el matrimonio, los actores, en realidad, protagonizaron una escena que luego fue quitada de la película, que reproducía fielmente lo que habían contado los testigos sobrevivientes de la tragedia. Fue cuando los pasajeros subían a los botes salvavidas. En medio de la desesperación de todos los que buscaban treparse a las embarcaciones para salvar su vida, Ida no quiso subirse y cuando estaba cerca del bote decidió volver a cubierta para reencontrarse a su marido.
En la escena, que puede verse en YouTube pese a que fue eliminada de la cinta, se ve que su esposo le ruega buenamente para que se suba a la nave salvavidas, pero ella se niega, y le dice: “No. Estuvimos juntos por 40 años. Donde vos vayas, yo voy, Isidor. No discutas conmigo, sabés que eso no es bueno”. Finalmente, él la mira entre comprensivo y resignado, comprende que su señora no va a cambiar de opinión y ambos se abrazan.
De este modo, esta verídica y conmovedora historia de amor quedó registrada en la película Titanic que, al parecer, nunca va a dejar de presentar este tipo de perlas y sorpresas. Detalles que, a veces, van más allá de lo cinematográfico.
Otra vez en el terreno de la vida real, vale decir que el cuerpo de Isidor fue encontrado días después de la tragedia en la superficie del atlántico norte. En tanto, los restos de su mujer nunca fueron hallados.