Hugh Jackman comenzó terapia para sanar un trauma infantil: “Me está ayudando a relacionarme más y mejor con las personas que amo”

Hugh Jackman comenzó terapia para sanar un trauma infantil: “Me está ayudando a relacionarme más y mejor con las personas que amo”
Hugh Jackman comenzó terapia para sanar un trauma infantil: “Me está ayudando a relacionarme más y mejor con las personas que amo”

Son pocas las estrellas de Hollywood que supieron mantener sus exitosas carreras sin descuidar su vida personal. Hugh Jackman es uno de ellos. Desde hace 25 años comparte su vida con la actriz Deborra Lee Furness , quien se convirtió con el tiempo en su esposa y en la madre de sus hijos Oscar, de 23 años, y Ava, de 19.

Jackman y Furness se conocieron actuando. Ella tenía 40 años y era una de las máximas estrellas de su Australia natal; él, apenas 27 y todas las ganas de comerse el mundo. Pero si la historia tuvo un final feliz, su comienzo no fue del todo fácil. Cuando el actor le comunicó la noticia de la boda a su padre, el hombre lo sorprendió con una pregunta: “¿Se trata de una cuestión maternal?”. Es que no entendía por qué -más allá de la fama y la belleza de Furness- su hijo elegía a una mujer 13 años mayor. Y ató cabos: como la madre del actor había regresado a Inglaterra cuando Hugh tenía 8 años, tal vez se trataba enmendar una especie de trauma infantil. “‘¡Pero papá!’, le respondió el actor, indignado.

Sin embargo, con el tiempo entendió que más allá de que el amor no tiene ni edad ni entiende de prejuicios ajenos, el abandono de su madre había dejado una honda cicatriz en su alma. Tanto, que este año decidió comenzar terapia para intentar resolverlo y mejorar así la manera en que se relaciona con su mujer y sus dos hijos.

Fiel a su estilo, el actor nunca ocultó aquel episodio de su vida. Y si bien con el tiempo pudo recomponer la relación con su madre, aquel duro golpe siguió latente. De hecho, durante muchos años sintió una fuerte ira contra ella, por dejarlo solo con su padre y volverse a su Inglaterra natal cuando él era apenas un niño. “ Puedo recordar la mañana que se fue. Recuerdo verla con una toalla enrollada en la cabeza y diciéndome adiós. Me fui al colegio y cuando volví, no había nadie en casa ”, confesaba entre lágrimas el actor en una entrevista realizada en 2012.

Hasta ahora, el actor de 54 años nunca había barajado la opción de realizar terapia hasta que la ficción le hizo poner el foco en su realidad. Luego de filmar la película El hijo, en la que interpretó a Peter, un abogado que, al igual que el padre de Hackman, se ve obligado a encarar la crianza de sus hijos en solitario, y comete los mismos errores que su progenitor: en vez de tratar de entender por qué su hijo está deprimido, lo regaña una y otra vez, echándole en cara su falta de ambición.

Durante la filmación, los productores decidieron contratar a un equipo de psiquiatras para que los miembros del elenco pudieran recurrir a ellos si necesitaban hacer alguna consulta sobre los conflictos y la personalidad de sus personajes. “Era la primera vez que veía algo así en una película. Y la gente comenzó a usar esa opción, porque realmente era necesario”.

Esa primera aproximación al mundo de la terapia lo llevó a dar los siguientes pasos. “ Empecé a tratarme recientemente. Me está ayudando mucho... Todos necesitamos un refugio ”, le dijo el protagonista de Wolverine a la revista Who. Y sumó: “Tener a alguien inteligente a tu lado, que esté un poco alejado de tu mundo, puede ser realmente útil”.

La terapia, aseguró, ya está rindiendo sus frutos: “ Lo más importante es que me está ayudando a relacionarme más y mejor con las personas que amo en mi vida. Y también a entenderlos y a poder ponerme en sus zapatos ”.

En una entrevista publicada en Parade en 2015, el actor había confesado: “ Mi ira contenida no salió a la luz hasta que tuve 12 o 13 años. Todos esos años había estado esperando en secreto que mis padres volvieran a estar juntos. Y esa ira emana de algún tipo de impotencia ”, expresaba. Jackman también le dijo a The Sun que con el tiempo entendió que su madre padecía de depresión posparto sin diagnosticar, y que los años lo ayudaron a entender su decisión de abandonar el hogar y a perdonarla. “Creo que tener hijos propios te da otro nivel de empatía y comprensión”, explicó a The Australian Women’s Weekly. “Llega un punto en la vida en el que tenés que dejar de culpar a otras personas por cómo te sentís o por las desgracias en tu vida”, reflexionó.