Inés de Cominges nos enseña a incorporar el mantón de Manila a nuestros próximos looks de invitada (y hasta en la calle)
Puede que esté instalada en París, pero Inés de Cominges jamás olvida lo bueno de su tierra, desde la comida (la fabada asturiana está entre sus favoritas) hasta las firmas de moda española, sobre todo si sus diseños se confeccionan de manera artesanal. Esto último queda en evidencia con cada uno de los looks que comparte en redes sociales, y su más reciente propuesta con sello made in Spain te va a sorprender.
Inés de Cominges nos enseña a llevar mantón de Manila más allá de la feria
Ya pasadas muchas de las ferias más importantes, con la de Málaga celebrándose del 17 al 24 de agosto, los mantones de Manila y más accesorios típicos de los preciosos trajes folclóricos quedarán pronto olvidados en los cajones hasta el año que viene. Por suerte, algunas de las chicas que más saben de moda están dándoles nuevos usos, insertándolos en sus looks de invitada e incluso, en otros estilismos todavía más casuales.
Inés de Cominges se encuentra en este grupo de selectas españolas que se han propuesto a amortizar el mantón de Manila más allá de las ferias y fiestas locales. Durante sus vacaciones por el norte, la aristócrata ha combinado un versátil vestido camisero en popelín color blanco, el formato clásico, sofisticado y cómodo que imperaba en los años 50, con esta prenda tradicional sujetada sobre los hombros por un bonito medallón dorado. Como complementos, se ha decantado por las sandalias planas Oran, de Hermès, y un bolso de mano rosa pastel, ideales para una salida con amigas por la ciudad.
Un accesorio que eleva cualquier look de invitada
La esposa del empresario belga François du Chastel confesaba en una entrevista a ¡HOLA! que se identifica con un estilo "superalegre a la hora de vestir", de ahí que escogiera el mantón Botánico verde, de Altermanila (369 euros), un diseño confeccionado 100% en twill de seda con un estampado muy colorido en el que se plasma la flora española que podemos apreciar en los jardines botánicos. Los flecos que bordean este accesorio tan vibrante le dan ese toque especial con el que se eleva el conjunto.
El origen de esta pieza tradicional se ubica en China, primer país productor de seda, pero la obsesión orientalista de los europeos en el siglo XIX propició la apropiación del mantón al otro lado del mundo, bautizado por la capital filipina en referencia a la ruta comercial que debía recorrer para llegar a España.
Fue protagonista de zarzuelas, letrillas, retratos y obras de arte hasta incorporarse de lleno al folclor andaluz, coincidiendo con la celebración de las primeras ferias. Dos siglos después, las mujeres más elegantes de España han convertido al mantón en un reclamo internacional.