La increíble historia detrás de Almorzando con Mirtha Legrand: la propuesta de Romay, las dudas de la diva y los pormenores del primer programa
Almorzando con Mirtha Legrand es un récord de permanencia en la televisión internacional. En algunas cadenas norteamericanas existen formatos periodísticos que llevan décadas en el aire, pero sin mantener a un mismo conductor al frente de los mismos. Que Mirtha Legrand conduzca desde hace 54 años las famosas mesas televisadas la ubica en un lugar único.
El ciclo nació el 3 de junio de 1968, en la pantalla de Canal 9, propiedad de Alejandro Romay, el ideólogo del formato. Bajo el mote de Almorzando con las estrellas, aquel mediodía Mirtha Legrand dio inicio a una experiencia televisiva tan novedosa como incierta.
“¿Comer en televisión?”, le preguntó azorada la actriz al creativo Zar de la televisión argentina, sin imaginar que ese programa modificaría el curso de su carrera, cambiaría para siempre su vida y atravesaría la vida de los argentinos.
Apóstoles
En Memorizar, una suerte de autobiografía, Alejandro Romay cuenta que solía almorzar diariamente con los ejecutivos del canal, representantes del mundo publicitario y, eventualmente, con los artistas más estelares que formaban parte de su empresa. Tan interesantes resultaban esas tertulias, donde seguramente no faltarían los chismes del medio, que uno de los gerentes de Canal 9 bromeó con Romay y le dijo que la televisación de esos almuerzos serían un éxito . El locutor y empresario celebró la ocurrencia sin darle mayor importancia.
Creativo como nadie, a Romay algo de todo aquello le quedó resonando al punto tal que convocó a una reunión de directorio para informar que había redactado una idea que quería compartir. Ese boceto de cuatro páginas era Almorzando con las estrellas , programa del cual se grabó un piloto y donde no faltó quien le sugiriera a Alejandro Romay conducirlo, algo que el Zar no aceptó.
En un primer momento se pensó en emular la última cena de Jesús con sus Apóstoles , pero el número de comensales resultaba excesivo por un tema de logística, por la falta de espacio en el set y por lo complejo de la organización de una conversación entre tanta gente.
La idea tenía un antecedente en Tomando el té con las estrellas, una propuesta que motorizó en radio Belgrano Samuel Yankelevich, integrante del directorio de Canal 9.
Como en casa
En ese tiempo, en el que Alejandro Romay seguía desarrollando su idea, Mirtha Legrand fue invitada a participar en Sábados de la bondad, el programa solidario que conducía Héctor Coire. El dueño de la emisora y Daniel Tinayre, marido de la actriz, se quedaron observando la entrevista en vivo desde la “pecera”, el control técnico vidriado desde donde se podía ver el set ubicado en las instalaciones ubicadas en el Pasaje Gelly 3378, en el barrio de Palermo.
Cuando Mirtha terminó su participación fue felicitada por Romay, quien encontró en ella una impronta especial y una gran rapidez para responder y hasta repreguntarle algunas cuestiones a Coire al aire. Así como Romay quedó impresionado con Mirtha, la actriz comentó que se sintió muy cómoda “siendo ella” y no estando escudada detrás de un personaje de ficción.
Rápido de reflejos, Romay, inmediatamente, le ofreció conducir esa idea novedosa que tenía entre manos. “¿Comer en televisión?”, le respondió Legrand , impresionada ante lo que consideraba irrisorio. Para Tinayre, la propuesta era poco menos que un “disparate” . Sin embargo, el Zar les explicó con detenimiento la idea y, seductor, no escatimó elogios sobre la participación de Mirtha en Sábados de la bondad.
En la intimidad de la casa de Barrio Parque, sobre la calle Castilla, Tinayre le dijo a su mujer: “Si te gusta, hacelo”.
Luego de algunos días de preproducción y de publicitar el nuevo programa, el formato (palabra que no se utilizaba entonces) salió al aire desde un estudio minúsculo que contaba con una escalera que conducía a la cocina. Almorzando con las estrellas debutó el 3 de junio de 1968, cosechando un rating promedio de 7 puntos.
Junto a la actriz, ahora devenida en conductora, se sentaron Daniel Tinayre, Leopoldo Torre Nilsson, Beatriz Guido, Duilio Marzio y Alberto Migré. Cuando el mozo que servía le ofreció a la conductora una pata de pollo, Tinayre le indicó: “Le gusta la pechuga”. Mirtha siempre recuerda que aquella situación la hizo sentir “como en casa” y que le permitió relajarse frente al inusual desafío.
Por la tarde, luego de la emisión del programa, Mirtha, siempre activa en su vida social, se dirigió al domicilio de una amiga para tomar el té. En eso estaba cuando la llamó el dueño del canal para anunciarle el rating del estreno. “Me pareció poco, pero Romay me dijo que era muchísimo” , dijo alguna vez la diva.
Dos años después del debut, Tinayre le pidió a Romay reemplazar el Almorzando con las estrellas por Almorzando con Mirtha Legrand . El propietario del canal aceptó, reconociendo la ineludible identificación del ciclo con su conductora.
El resto es historia
Luego de estrenarse Almorzando con Mirtha Legrand, la estrella se focalizó en su rol de animadora, solo desarrollando trabajos como actriz en contadas oportunidades. Durante los años previos más inmediatos al programa, Chiquita había filmado Con gusto a rabia y protagonizado la pieza teatral Proceso a Mary Duggan en Mar del Plata.
Los famosos almuerzos convirtieron a Legrand en una diva con una notable virtud para adaptarse a los cambios sociales a lo largo de más de cinco décadas. De mencionar el bouquet de rosas rococó rosadas y dar la “vueltita” a convertir sus mesas en un espacio de discusión de los temas más candentes de la actualidad e incomodar con sus preguntas a algunos de sus invitados.
Como un símbolo, “Emperatriz”, el leitmotiv compuesto por el maestro Luis María Serra, también tuvo varias versiones , cambió como cambió la anfitriona del programa. Almorzando con Mirtha Legrand lleva 54 años en el aire. Padeció la censura con levantamientos repentinos, impuestos por gobiernos de facto y democráticos. Sin embargo, la constancia de Legrand, muy apoyada por su marido hicieron que la idea de Romay siguiera saliendo al aire cuando las condiciones políticas y económicas lo iban permitiendo. Alguna vez hasta se la criticó por comer en cámara ante los ojos de un país con un alto porcentaje de pobreza , como si tal tragedia social fuese responsabilidad de la diva.
El programa se emitió en todos los canales, menos en el antiguo Teleonce y actual Telefe. En su producción figuraron profesionales renombrados del medio como Alicia Norton y Armando Barbeito. Hoy, los ciclos se emiten con producción de StoryLab, la productora de Nacho Viale, nieto de Mirtha Legrand, y Diego Palacio, también responsables de la nueva versión dominical de los almuerzos a cargo de Juana Viale.
Con La noche de Mirtha, anexo de aquella idea madre de Romay, Mirtha volverá este sábado por la pantalla de eltrece , a ubicarse en la cabecera de la mesa elegante y ante los ojos de millones de espectadores, como sucedió, en blanco y negro, aquel 3 de junio de 1968. La diva, como entonces, volverá a sentirse “como en su casa”.