El innovador vestido 'wrap' de Carolina de Mónaco en su íntima boda con Stefano Casiraghi hace 41 años

Carolina de Mónaco en su boda civil con Stefano Casiraghi
(GTRES)

El 29 de diciembre de 1983, Carolina de Mónaco contrajo matrimonio civil con Stefano Casiraghi en una ceremonia íntima celebrada en el Salón de los Espejos del Palacio de Mónaco. Lejos de los fastos y la pompa que acompañaron su primera boda, este enlace se caracterizó por su sencillez, el profundo amor que unía a la pareja y la atípica elección del vestido de novia.

Carolina de Mónaco en su boda con Stefano Casiraghi
(Getty Images)

Carolina de Mónaco y Stefano Casiraghi, un amor que desafió las adversidades

Carolina conoció a Stefano Casiraghi, un empresario apasionado por los deportes acuáticos, en 1982, poco después de separarse de su primer esposo, Philippe Junot. Fueron momentos duros para la princesa monegasca, que sufriría también ese año la muerte trágica de su madre, la icónica Grace Kelly, en un accidente de coche. Rápidamente, el italiano se convirtió en un remanso de estabilidad y cariño. A pesar de ser siete años menor que ella, demostró ser un apoyo inquebrantable y, a día de hoy, todavía se le conoce como el verdadero gran amor de su vida.

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Un vestido de novia sencillo para su segunda boda

No son pocas las similitudes entre este segundo enlace de la princesa Carolina y el primero, que había ocurrido solo cinco años antes: ambas ceremonias civiles se celebraron en el Salón de los Espejos del Palacio de Mónaco y, en las dos oportunidades, la novia confió en la casa Dior, y concretamente en Marc Bohan, su director creativo, para la confección del vestido. Aun así, los sentimientos que la pareja se profesaba harían de este un matrimonio absolutamente feliz.

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El impacto del 'pale wrap dress' en la moda nupcial

El 29 de diciembre de 1983, Carolina de Mónaco contrajo matrimonio civil con Stefano Casiraghi en una ceremonia civil íntima que ocuparía incontables páginas de la crónica social y fascinaría a las expertas en moda por su transgresora elección de look. Hablamos de este diseño cruzado, confeccionado en crepé de seda champán, que presentaba una lazada en la cintura, mangas ligeramente abullonadas y un largo midi que marcaba un contraste con los vestidos de la época, mucho más ostentosos, como el de Diana de Gales. Según se publicó en las páginas de nuestra revisa ¡HOLA! se calcula que su fabricación costó 250.000 de las antiguas pesetas.

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Décadas después, con el euro ya en circulación, el segundo vestido nupcial de Carolina de Mónaco sigue inspirando a innumerables novias y reafirmando que la sencillez y la elegancia son una combinación infalible. Actualmente, dada la creciente demanda de matrimonios civiles, son muchos los diseñadores nupciales que amplían su abanico de propuestas para ceder un lugar privilegiado a los vestidos cortos o de largo midi, que permiten a la protagonista presumir de piernas en su día especial. Ella, no obstante, fue la primera mujer de la realeza en atreverse.

Carolina de Mónaco en su boda con Stefano Casiraghi
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A diferencia del tocado bohemio de flores que adornaba su cabeza el día de su boda religiosa con Philippe Junot, en 1978, el peinado de su segundo matrimonio destacó por su sobriedad. Ni tiaras ni grandes alhajas de la familia, Carolina dejó su melena suelta, decorada solamente con una cinta de color champán. Este enfoque minimalista en su enlace con Casiraghi subrayó la naturaleza íntima y personal del evento, destacando la elegancia natural de la princesa monegasca y su preferencia por un estilo más sencillo en los momentos significativos de su vida.

Carolina de Mónaco en su boda con Stefano Casiraghi
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Es una de nuestras historias de amor preferidas, pero son pocas las fotografías que trascendieron a la prensa inmortalizando la unión de Carolina y Stefano aquel 29 de diciembre de 1983. Entre las imágenes, encontramos una del momento en el que los novios cortaron la impresionante tarta de boda de cuatro pisos, cada uno de ellos decorado con merengue italiano y adornado con flores en tonos rojos y blancos, un guiño a la bandera de Mónaco. Aunque no se desvelaron todos sus sabores, sí se sabe que la tarta incluía frambuesas y chocolate.

Carolina de Mónaco en su boda con Stefano Casiraghi
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Un triste final con legado eterno

Carolina y Stefano compartieron siete años de matrimonio, durante los cuales construyeron una vida llena de amor y dedicación mutua. Juntos formaron un hogar en Mónaco, del que fueron fruto tres hijos: Andrea, Carlota y Pierre. Lamentablemente, el matrimonio llegó a su fin inesperadamente el 3 de octubre de 1990, cuando el empresario, que tenía solo 30 años por aquel entonces, falleció en un accidente mientras competía en una carrera de motonáutica. Este hecho dejó una huella imborrable en Carolina, pero su legado sigue siendo un ejemplo de amor incondicional en la historia de los Grimaldi.

carolina de m naco y stefano casiraghi
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