Irma Córdoba: una actriz exquisita que vio teatro desde la cuna, soñaba con ser bailarina y debutó en una película que nunca se estrenó

Irma Córdoba: una actriz exquisita que vio teatro desde la cuna, soñaba con ser bailarina y debutó en una película que nunca se estrenó
Irma Córdoba: una actriz exquisita que vio teatro desde la cuna, soñaba con ser bailarina y debutó en una película que nunca se estrenó

Irma Córdoba fue una actriz distinguida y gran comediante que supo destacarse también en teatro clásico y formó parte de las compañías de Blanca Podestá, Luis Arata y Paulina Singerman. Nació en Esquina, provincia de Corrientes, el 20 de julio de 1913, y falleció en Buenos Aires a los 94 años, el 18 de mayo del 2008. Hacía diez años que estaba retirada.

Creció entre actores porque su papá, Fidel Córdoba, fue un reconocido empresario teatral de nuestro litoral y todas las noches iba con su familia al palco que tenían asignado en el Teatro Tres de febrero, en Paraná, Entre Ríos, ciudad en la que pasó su infancia. Y fue en ese mismo escenario donde aprendió a caminar. “Nací en medio de una gira, en Esquina, y nunca conocí mi pueblo. Porque fue pura casualidad. Recién conocí la provincia de Corrientes muchísimos años después, durante una gira”, contó alguna vez.

Con apenas 9 años hizo una prueba de declamación para la actriz Angelina Pagano, amiga de sus padres. En realidad, ella quería ser bailarina, pero sus padres le vieron dotes de actriz y la convencieron. No todo salió tan bien como esperaban y Pagano la sumó al cuerpo de baile. Años después, recordó en una entrevista: “Angelina me escuchó con mucha paciencia, luego comentó algo al oído con sus asistentes y después dijo ‘Bueno, mejor la vamos a poner en el cuerpo de baile’”. Irma estaba feliz porque parecía que su sueño se hacía realidad. Sin embargo, pronto le dieron los papeles protagónicos de obras de teatro infantiles como El gato con botas y El sueño de Pelusita. “ Mi destino no pudo haber sido otro. Apenas nací, mi padre, que era empresario de un teatro de Paraná, hizo poner una cuna en el palco que él tenía asignado para sus familiares. Y ahí me llevaban todas las noches ”, insistía Irma Julia Córdoba.

Irma Córdoba en la película Una luz en la ventana
Irma Córdoba en la película Una luz en la ventana

Al poco tiempo la familia se trasladó a Buenos Aires para que ella siguiera sus estudios en la gran ciudad llena de oportunidades que no existían en las provincias. A los 19 años hizo su primera película, Rapsodia gaucha, de José Ferreyra, pero el film no llegó a estrenarse porque el director intentó un experimento que no salió bien: grabar el sonido directamente en la cinta. Recién en 1935 la convocaron para hacer Noches de Buenos Aires, de Manuel Romero, e inmediatamente después rodó El caballo del pueblo y Los muchachos de antes no usaban gomina, del mismo director. Filmó más de treinta películas, entre ellas La muchacha del circo (1937), Locos de verano (1942), Noches de boda (1942), Delirio (1944), Deshojando margaritas (1946), Navidad de los pobres (1947), Las locas del conventillo (1966), Maternidad sin hombres (1968), La sonrisa de mamá (1972), Bárbara (1980) y Eva Perón (1996). Su última película fue El mundo contra mí (1996), de Beda Docampo Feijóo. También hizo varios radioteatros, sobre todo en El Mundo, con Santiago Gómez Cou y Santiago Arrieta. Protagonizaba el radioteatro de la noche, con adaptaciones de películas.

A lo largo de toda su carrera tuvo trabajo con continuidad, excepto durante la primera presidencia de Juan Domingo Perón. Luego de hacer Mirad los lirios del campo y Navidad de pobres, en 1947, estuvo ausente en el cine durante diez años. Volvió con Cinco gallinas y el cielo, en 1957. Pero nunca se alejó de su primer amor, el teatro. Debutó de la mano de Blanca Podestá, quien la había visto imitar a Berta Singerman y la vio tan graciosa que la convocó inmediatamente. Hizo decenas de obras, entre ellas Las alegres comadres de Windsor, Invitación al castillo, junto a Luisa Vehil, La visita de la vieja dama, Borges y Perón, Mary Mary, y también protagonizó varias comedias junto a Enrique Serrano y Osvaldo Miranda, con quienes formó su propia compañía. Con ellos debutó en televisión en 1952, con la comedia Mi marido y mi padrino.

Irma Córdoba, Felisa Mary, Enrique Serrano, Paulina Singerman y Dario Cossier en Noche de bodas (1942)
Irma Córdoba, Felisa Mary, Enrique Serrano, Paulina Singerman y Dario Cossier en Noche de bodas (1942)

En la pantalla chica también hizo Teatro de la noche, Show Standard Electrix, Esa noche… miedo, Me llaman gorrión, Profesión ama de casa, Fabián 2 Mariana 0, Yolanda Lujan, Amor prohibido, Stress y su última aparición fue en El precio del poder, en 1992. “Me encantó ese personaje porque era un desdoblamiento. Hugo Moser me escribió un personaje que no tenía nada que ver con lo que hacía habitualmente. Yo siempre hacía de señora bien, muy educada y acá era una mala, casi perversa. Me dio grandes satisfacciones ese personaje que hice durante dos años y podríamos haber seguido porque se basaba en hechos reales, de la actualidad; pero hubo desinteligencias entre los autores y las autoridades del canal y terminó ”, decía sobre la serie protagonizada por Rodolfo Bebán y Stella Maris Lanzani.

Dorys del Valle, compañera de Córdoba en varios programas televisivos, la recuerda para LA NACION: “Fue una de mis madres de ficción. Era una divina. Aprendí muchísimo de ella porque fue una gran comediante y una gran persona . Tengo un recuerdo maravilloso de su humor, su predisposición, siempre estaba bien. Hicimos Stress en televisión y también compartimos obras de teatro y capítulos de miniseries. En esa época trabajábamos mucho. Y tengo una anécdota muy linda de ella. Había ido al estreno de una obra de un compañero y a Irma no le había gustado nada. Yo le pregunté entonces qué le había dicho cuando fue a saludarlo, y ella me respondió ‘¡Qué noche… qué noche!’ (risas). Ese bocadillo quedó para siempre. El tipo no sabía si le había gustado o no. Una maravilla”.

"Perdí la cuenta de todas las obras, películas y programas que hice. Sé que hice de todo y de todas: fui hija, prima, hermana, tía, madre, abuela", aseguró en una entrevista - Créditos: @Captura de pantalla
"Perdí la cuenta de todas las obras, películas y programas que hice. Sé que hice de todo y de todas: fui hija, prima, hermana, tía, madre, abuela", aseguró en una entrevista - Créditos: @Captura de pantalla

Casada con el empresario teatral Carlos Raúl Costa, tuvieron una hija en 1948, Irma Beatriz Costa, y dos nietos. “Tuve una gran suerte porque me casé con un hombre que no era actor pero amaba a los actores, y se hizo empresario después de nuestro casamiento. Amaba el teatro y le gustaba que yo trabajara. Mi marido me apoyó mucho en mi carrera y se hizo empresario para estar cerca. Otras actrices, en cambio, tuvieron que retirarse porque a los maridos no les gustaba ”, contaba Irma. Costa falleció poco después de cumplir 16 años de matrimonio y ella no volvió a formar pareja.

Era una actriz exquisita que dejaba su impronta en todos sus trabajos. “Jamás permití que la ficción me mostrara ridícula. A todos mis personajes les puse mis años, que siempre me dieron orgullo”, decía Irma Córdoba en las entrevistas. Y es verdad, jamás disimulaba su edad, aunque era muy coqueta. “Soy de otros tiempos. Soy de hace mucho... Y no tengo apuro. Las dos cosas. La gente de ahora corre contra ella misma, pero yo no. Perdí la cuenta de todas las obras, películas y programas que hice. Sé que hice de todo y de todas: fui hija, prima, hermana, tía, madre, abuela”, decía entre risas esta actriz que se jactaba de haber compartido escenario con Enrique Serrano, Florencio Parravicini, Eva Franco, Niní Marshall, Tita Merello, Osvaldo Miranda, y fue dirigida por Federico García Lorca en La dama boba, y por Armando Discépolo en radio.