Isabel Gemio abre su álbum de fotos más personal para concienciar sobre la enfermedad incurable de su hijo
Isabel Gemio ha compartido su álbum de fotos más personales para concienciar a todos sus seguidores de la grave enfermedad que sufre su hijo Gustavo: distrofia muscular de Duchenne. "Hoy es el día Mundial de Duchenne. El día para la concienciación sobre la distrofia muscular más grave y mayoritaria", ha comenzado diciendo. "La enfermedad de Duchenne es diagnosticada en su mayoría a los varones y afecta a uno de cada 5.000 niños en el mundo, alrededor de unos 20.000 casos al año", ha añadido junto a un carrusel de imágenes familiares.
"A mi hijo mayor, Gustavo, le tocó. Tuvimos el diagnóstico a los 21 meses. Era un niño feliz y aparentemente sano", ha dicho mostrando fotos de su infancia. Sin embargo, "sus músculos nunca le permitieron correr ni jugar al fútbol y a los 12 años ya necesitó una silla de ruedas". "A los 14 años ya no podía abrazarnos", ha lamentado.
En estos momentos, "tiene 27 años y sigue siendo un chico feliz y con esperanza de curarse", ha señalado la periodista. "Es un ejemplo de resiliencia y paciencia. De bondad y amor. Da sentido a mi vida porque ahora sé lo que es amar de verdad", ha confesado. "Lo comparto con vosotros porque a mí me ha tocado, como le toca cada año a miles de personas. Hay que tomar conciencia. Apoyad la ciencia", ha concluido.
Tal y como contó Isabel en una entrevista concedida a ¡HOLA!, Gustavo "necesita ayuda absolutamente para todo, para, vestirlo, para ducharlo, para comer, para que le rasquen si le pica la cabeza...". "Pero yo no me quejo porque yo soy afortunada. Yo puedo pagarme dos cuidadores, un fisio, personas que me ayudan... y muchas familias no se lo pueden permitir", explicó, por eso alza su voz a través de su fundación para concienciar sobre la urgente necesidad de que en todas las Comunidades Autónomas se atienda a estos enfermos con un asistente personal.
Isabel Gemio adoptó a Gustavo en Guatemala en 1996 junto a su entonces pareja, Nilo Manrique. El niño llegó a la vida de la periodista con tan solo nueve meses y el 22 de septiembre de 1998, cuando el pequeño tenía 21 meses, los médicos pusieron nombre y apellidos a su enfermedad. La presentadora escuchó aquel diagnóstico embarazada de su otro hijo, Diego, que vino al mundo el 30 de enero de 1999.
"Asimilar un diagnóstico de estas características lleva mucho tiempo porque es una enfermedad incurable que no tiene tratamiento en el mundo. Estuve como una zombi durante mucho tiempo. Asumirlo me llevó años. Imagínate, tardé diez años en organizar y poner en marcha la fundación", reconoció en ¡HOLA!.