Jardín de Nemo: un invernadero que crece debajo del mar en Italia
Albahaca, tomillo y un montón de plantas silvestres cultivadas ¿en el fondo del mar? Así es, este proyecto pionero llamado ‘Jardín de Nemo’, ha descubierto que aunque no es fácil cultivar plantas en el fondo marino, es completamente posible.
Si creías que empezar un huerto en tu casa, ahora imagínate hacerlo bajo del mar. Así pues, este proyecto submarino que desafía los límites de la agricultura convencional apunta a ser una de las nuevas técnicas ecológicas del futuro. Te contamos más.
El Jardín de Nemo se encuentra en las aguas cristalinas frente a la costa de Noli, en la región de Liguria, Italia. A unas cuantas horas de Génova en carro. Este invernadero submarino, creado por Sergio Gamberini, director ejecutivo de Ocean Reef, y desde su nacimiento en 2021, se presenta como el primer y único jardín submarino del mundo, explorando nuevas posibilidades para cultivar vegetales y hierbas a 10 metros bajo el mar.
Nemo’s Garden: una configuración innovadora
Estas estructuras de aspecto alienígena forman parte del Jardín de Nemo, una instalación en las aguas de la localidad italiana de Noli que está probando cómo crecen las plantas en invernaderos submarinos. / Luca Locatelli
Este ecosistema submarino alberga seis cúpulas de plástico transparente, denominadas biosferas, ancladas al lecho marino. En su interior, más de 40 especies de plantas terrestres, desde hierbas de olor como albahaca, tomillo y orégano, hasta jugosos tomates cherry y fresas, encuentran un hogar inusual y próspero.
Se han logrado cultivar más de 40 tipos de plantas con éxito, entre ellas la albahaca, el tomate cherry y las fresas. Foto: Nemo’s Garden Gallery
Este laboratorio submarino no solo explora la diversidad de cultivos, sino que también se aventura en experimentos farmacéuticos, ya que también han comenzado a experimentar cultivando tabaco que será dedicado a la producción de vacunas.
¿Cómo funcionan los invernaderos submarinos?
Sin embargo, el proceso de cultivar bajo el agua no es tan simple como plantar en tierra firme. Para ello, han construido un sistema interesante: cada biosfera, rellena con aproximadamente 2,000 litros de aire, actúa como un entorno controlado.
La estructura central, apodada “Árbol de la Vida”, funciona como una conexión entre biosferas. Además, sirve como centro de monitoreo desde la superficie, con el que se utilizan cámaras web, sensores y luces LED para asegurar condiciones óptimas de crecimiento.
Dos miembros del equipo anclan una de las biosferas al fondo marino con cadenas. Las pequeñas plataformas situadas bajo la cúpula de cada biosfera permiten a los buzos entrar para controlar y cosechar las plantas. / Luca Locatelli / National Geographic
Quienes se encargan de realizar la cosecha son buzos. Los buzos descienden hasta las biosferas para recolectar los cultivos en contenedores reutilizables. Esta coordinación se realiza a través de una torre de control costera, donde un sistema de comunicación ultrasónico facilita la comunicación entre los jardineros submarinos y el equipo en tierra firme.
¿Cuál es la diferencia de cultivar debajo el agua?
Por una parte, explican sus fundadores, en algunas plantas y vegetales mejora su sabor. Por ejemplo, con la albahaca, el sabor se vuelve mucho más concentrado. Esto se debe a la concentración elevada de aceites esenciales.
“Teóricamente el proyecto aumenta considerablemente el porcentaje de la superficie del mundo que podría utilizarse para el cultivo, especialmente en países donde las condiciones ambientales dificultan el cultivo de plantas”, ha explicado Sergio Gamberini.
Hasta ahora, estos han sido los resultados
La jardinería submarina es un proceso que involucra una considerable cantidad de prueba y error. La albahaca y la lechuga son ejemplos de cultivos que han demostrado prosperar en este entorno.
Hasta ahora, los jardineros submarinos han experimentado con más de 600 tipos de frutas, verduras, flores y hierbas, y algunos de los cultivos incluyen albahaca, menta, aloe vera, champiñones, regaliz, comino negro, lavanda, stevia y flor de la pasión. Y según una crónica de la publicación especializada Modern Farmer, al menos 100 tipos de ellas han echado raíz.
Dr. Alexis Rosenfeld , científico encargado del cultivo en Jardín de Nemo / Foto: Nemo’s Garden Gallery
Sin embargo, no todas las cosechas han tenido éxito, ya que han tenido problemas como la alta humedad y la concentración elevada de aceites esenciales que han sido identificados a través de pruebas químicas.
Las inclemencias del tiempo también afectan los cultivos submarinos, incluso en este ambiente. Por ejemplo, una tormenta en el mar Mediterráneo con olas de 10 metros causó estragos en los cultivos submarinos en un año específico. Aunque las estructuras de las biosferas lograron resistir, los niveles crecientes de agua de mar dentro de las vainas resultaron en la destrucción de plantas, cables y tecnología. Los daños también se extendieron a las estructuras terrestres del Jardín de Nemo.
Gamberini declara que por ahora no tienen planes de agrandar el sitio submarino de Noli, pero ahora que el concepto ha demostrado ser exitoso han comenzado a exportar la tecnología a otros lugares como Bélgica y los Cayos de Florida